Hace tan solo cinco días, Tamara Falcó (40 años) e Íñigo Onieva (33) tenían planes de boda, con una fecha cerrada -el 17 de junio de 2023- y una localización clara: el palacio El Rincón. Así lo anunciaron los protagonistas el pasado jueves, 22 de septiembre, con una publicación compartida en sus redes sociales en la que la marquesa lucía un anillo de compromiso repleto de diamantes. Estaban pletóricos, pero solo unas horas después todo se derrumbó. La filtración de un vídeo del empresario besando a una mujer desconocida este mismo mes hacía saltar todas las alarmas, y finalmente ha dinamitado no solo el proyecto de matrimonio sino también la propia relación.
Mientras la semana pasada, la familia Preysler y los Onieva ponían en marcha sus búsquedas de estilismos para la boda veraniega, en la actualidad nada queda de todo aquello. El círculo familiar de la marquesa se ha mantenido en silencio tras el estallido de la polémica, pero no ha hecho igual la parte ligada a Íñigo.
Su madre, Carolina Molas, ofreció unas declaraciones a los medios, en las que apuntaba que "todos están muy tristes y muy mal" ante la ruptura de su hijo y su nuera. Por otro lado, Alejandra Onieva (30), hermana de Íñigo, se encontraba en Milán debido a compromisos profesionales. Como actriz, modelo e influencer, la joven tenía que estar presente en el evento de una marca de moda, por lo que vivió desde la lejanía toda la polémica.
Quién también ha estado muy pendiente de Onieva y de cómo le estaba afectando el goteo continuo de información sobre su deslealtad a Tamara ha sido su hermano Jaime. Con él mantiene una gran relación, pues son los dos varones de la familia que se aliaron tras la separación de sus padres cuando eran adolescentes.
Además, ambos se decantaron por seguir con el legado empresarial que siempre ha estado unido a la esencia de la familia Onieva Molas. Crecieron con el ejemplo de unos padres que han destacado en el mundo de los negocios; y mientras su hermana tomó el rumbo del universo artístico, ellos emprendieron y crearon sus propias compañías.
Jaime estudió Administración y Dirección de Empresas en CUNEF, el Colegio Universitario de Estudios Financieros, y desde que terminó sus estudios ha buscado nichos de mercado a los que dar respuesta con sus innovadores proyectos. "Me defino como una persona trabajadora y con ambiciones. Creo que la base para conseguir cualquier meta es la superación personal y la resiliencia, y que estas deben ir siempre acompañadas por un equipo unido, cualificado y con amplias dosis de comunicación", escribe en su presentación profesional de LinkedIn.
Desde 2019 es Co-managing partner en el prestigioso servicio inmobiliario Atomiun Services, que en mayo de este mismo año creó Chestertons Atomiun abriendo su primera oficina en España, concretamente en Madrid. Medios especializados en este mercado alaban el buen hacer de Jaime Onieva y subrayan el imparable crecimiento de su empresa desde su creación. Se dedica a dar soluciones comerciales y a asesorar estratégicamente tanto a inversores y propietarios como a ocupantes, para ayudarles a conseguir las ventajas competitivas que buscan.
Pero para llegar hasta donde hoy está también ha pasado por humildes puestos y trabajos menos vistosos. "He organizado viajes para estudiantes desde el 2011 hasta el 2015, coordinando viajes a Mallorca para más de 100 alumnos y otros viajes de esquí con destinos como Sierra Nevada, Formigal o Baqueira", explica en sus redes. Además, también indica en el apartado dedicado al voluntariado que fue camarero de Rigatoni Catering, en un evento de ayuda humanitaria en desastres naturales. Formó parte de la organización de un evento con el fin de recaudar fondos para ayudar a niños con riesgo de exclusión social.
Y en su currículum existe también una experiencia muy especial que afecta a su faceta personal. Trabajó, con un contrato en prácticas de dos meses, en la empresa Best Day Travel como analista financiero en Cancún, Quintana Roo, México. Se trata de un destino con una importante carga sentimental para Jaime, ya que es donde vive su padre, el director global de E-Commerce del Grupo Barceló, Íñigo Onieva. Hasta allí se mudó cuando se separó de Carolina Molas y volvió a ser padre de un niño al que llaman Willy.
Los hermanos Onieva viajan puntualmente hasta Centroamérica para visitar a su progenitor y a su hermanastro, y una de las últimas escapadas de Jaime escondía un propósito muy especial. El empresario inmobiliario visitó uno de los tesoros geográficos mexicanos, el Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos, para convertirse en buzo de rescate.
Jaime Onieva tiene un estrecho vínculo con el centro de buceo Trippy Divers, que lleva a cabo sus inmersiones por la zona de la Riviera Maya, muy cerca de donde viven sus familiares. El pasado 28 de marzo de 2021 realizó el Curso de Rescate, y tras conocer el fondo marino de las zonas más complejas del lugar, una semana después consiguió el título de buzo de rescate. El joven es un buceador seguro y responsable, que sabe enfrentarse a situaciones de crisis bajo el mar, para dar una primera respuesta de emergencia, así como realizar el RCP y la administración de oxígeno para salvar vidas.
En estos momentos, la persona que necesita una ayuda y un 'rescate' es su hermano Íñigo, que lleva días copando titulares en la prensa nacional por su infidelidad pública a Tamara Falcó y por sus mentiras ante las cámaras, lo que han propiciado que la marquesa rompiera definitivamente con él. Ante esto, la única fórmula que podrá 'salvarle' es el tiempo.