Con cara de no haber dormido y la voz bastante afectada, Máximo Huerta (51 años) ha comunicado personalmente el importante bache de salud que atraviesa y que le ha obligado a estar de baja médica unos días. Aunque asegura encontrarse algo mejor y ya listo para reanudar sus compromisos profesionales, han sido momentos muy complicados y asegura que todavía le quedan secuelas.
"He pasado unos días duros, muy duros. Tengo problemas respiratorios desde niño, la edad lo agrava, y desde el día 23 de septiembre ando mal. Realmente mal. La tos fue convirtiéndose en una bronquitis, un ingreso, mucho broncoespasmo y, lo peor, falta de oxígeno en sangre", confiesa.
De este modo trataba de excusarse con todos aquellos que le han esperado para que les firme su último libro, Adiós, pequeño, en diferentes ciudades de España y cree que ya está casi listo para volver al trabajo: "Amén de otros etcéteras que han hecho de estos días un horror. Mi asma lo empeora todo. Hoy regreso al médico, después de noches interminables, respiro mejor por primera vez. Confío en la doctora y en la evolución de la enfermedad: antibióticos, broncodilatadores, oxígeno...".
Sin perder el sentido del humor, Máximo aseguraba que se sentía como un millennial grabando un stories para dar las últimas noticias sobre su salud: "Siempre es bueno agradecer las cosas. Perdonadme allí donde no he podido estar. Los compromisos eran ilusionantes, pero la salud no pide permiso. Ordena la vida a su antojo".
El escritor está encantado con la acogida que ha tenido su libro por parte del público y anuncia: "Adiós, pequeño va a ser el libro del otoño". En él ha plasmado parte de su biografía, entremezclada con pasajes de ficción. Está repleto de confesiones impactantes como esta: "Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera nacido. Esa es la única verdad de mi vida. Poco importa el desenlace, ni la trama de esta novela".
A lo largo de casi 400 páginas, Huerta pasea por sus recuerdos en los que su padre también es muy protagonista, aunque le dedica algún que otro reproche. "Era terco, con esa tozudez del que no cede porque cree que es menos hombre, como se decía entonces. Y fue de esos que comprendieron, herencias recibidas, que tenerle miedo al padre era igual que respetarlo", escribe con total sinceridad.
El libro que ha obtenido el premio Fernando Lara de Novela fue definido por su propio autor de este modo: "Esta es la historia de una familia que guarda demasiados secretos para intentar ser feliz. Una familia que utiliza el silencio como solución a todo. Adiós, pequeño es una despedida, y al mismo tiempo un hola a la inquietante madurez".