Las primeras semanas tras la ruptura de Tamara Falcó (40 años) e Íñigo Onieva (33) no fueron fáciles. Mientras la marquesa se mostraba contundente al sentenciar su relación con el joven ingeniero, él intentaba pasar desapercibido para escapar el huracán mediático que le convertía en el centro de todas las miradas.
Pese a que ha pasado algo más de un mes desde su sonada separación, ambos siguen siendo protagonistas de titulares. Especialmente el joven empresario, que está protagonizando una sorprendente conversión religiosa que no ha pasado desapercibida. Exhibiendo públicamente su contrición, Íñigo ha convertido las iglesias en su segundo hogar, mostrando una devoción totalmente desconocida y de la que nunca hizo alarde cuando todavía era novio de la marquesa de Griñón.
A pesar de que Tamara aseguraba, cuando eran pareja, que al empresario no le gustaba nada ir a misa y era ella quien tenía que empujarle a hacerlo, ahora es algo que parece hacer con gusto. "Habíamos conseguido que él empezara a ir a Misa. Hasta se confesó", contaba orgullosa la colaboradora televisiva unas semanas antes de conocer que este le había sido infiel.
Así, tras disfrutar este fin de semana de un relajado almuerzo en su restaurante favorito -el mismo en el que rompió su silencio tras el escándalo de su infidelidad- con su madre y con su abuela, Íñigo ponía rumbo a una parroquia cercana a su domicilio.
Un gesto que se puede leer como parte de una estrategia por parte de Onieva para intentar recuperar a Tamara, acercándose a los valores de la joven, que desde hace años es una ferviente católica. Un plan que parece formar parte del blanqueamiento de imagen en el que se encuentra el ingeniero, pues tal y como desvelaba en exclusiva EL ESPAÑOL, está siendo asesorado mediáticamente.
Detrás de sus últimas apariciones se encuentra Marisa González Casado, experta en comunicación política y con un amplio currículum en dircom de rostros políticos como Cristina Cifuentes (58) y Alberto Ruiz-Gallardón (63). Amiga de la familia desde hace años, está prestando sus conocimientos y servicios a Íñigo, tal y como supo este medio, siendo ella quien lo está guiando en esta etapa tan convulsa de su vida.
Los apoyos de la expareja
Íñigo Onieva, pese a sus últimos movimientos, ha decidido guardar silencio. Una actitud muy diferente a la de su progenitora, quien también se ha dejado ver este fin de semana. Discreta, pero con la educación que la caracteriza, Carolina Molas ha admitido que sigue sintiendo un gran cariño por la exnovia de su hijo y, a pesar de lo mal que lo ha pasado Íñigo tras su ruptura no duda en desearle lo mejor a la que a punto estuvo de convertirse en su nuera: "Claro que sí. Le tengo cariño", ha confirmado.
Tamara Falcó, por su parte, ha asegurado su convicción de que Dios tiene preparado algo mejor para ella. A su lado en estos momentos tan difíciles, grandes amigos como el padre Ángel (85), quien durante su presencia en los Premios Princesa de Asturias desveló cómo la ve y qué consejo le ha dado para superar este inesperado y doloroso bache en el camino.
"Me atrevo a decir que Tamara todavía es una niña, tiene que crecer más por dentro y por fuera, es decir, pero ojalá siga siendo ella. Hemos hablado de vez en cuando y el consejo es que hay que estar fuerte y no se puede tirar la toalla", ha confesado.