La muerte de Carlos Marín, vocalista de Il Divo, conmocionó al mundo de la música el 19 de diciembre de 2021. Dejó desarbolados y hundidos a quienes lo conocieron y formaron parte de su trayectoria vital y profesional. Aquellos que eran su núcleo duro, ése al que él -la persona, no el famoso-, siempre acudía: su familia y amigos. En unos días, se cumplirá un año desde su partida.
365 días en los que el recuerdo, así como los homenajes, ha estado muy presente. El barítono, que falleció a los 53 años tras varios días ingresado en un hospital de Inglaterra, fue incinerado en la más estricta intimidad en el cementerio madrileño de La Almudena.
Horas antes, se celebró su velatorio en el tanatorio de San Isidro, donde se pudo ver a su familia destrozada y a su entorno más cercano, en shock. La madre del malogrado cantante, Magdalena Menchero, incluso, tuvo que ser atendida por los médicos. La exmujer de Marín, Geraldine Larrosa (43), también se mostró deshecha y sin poder creerse lo acontecido.
En este tiempo de duelo y reparación, la familia ha ocupado titulares en prensa y televisión, en ocasiones de resultas de un desagradable conflicto por su herencia. El cantante dejó como heredera principal a su madre, pero legó un inmueble a su exmujer. Una vivienda en la que ella, Geraldine Larrosa, reside en la actualidad, valorada en 700.000 euros, pero sobre la que pesa una hipoteca de más de 300.000 euros.
Montante que la conocida artísticamente como Innocence pretende que sufraguen la madre y la hermana de Carlos. En medio de este desaguisado económico, sumado a otras polémicas, EL ESPAÑOL ha podido conocer en primicia que, por fin, ha visto la luz un emotivo y especial proyecto con el que Carlos Marín siempre soñó en vida. Se trata de un libro titulado Carlos Marín, Il Divo: Mi hijo, escrito por Magdalena Menchero Mena, la madre de Carlos, en colaboración con el escritor ceutí Ezequiel Teodoro.
Según la información que maneja este periódico, es un proyecto íntimo, ejecutado con absoluta discreción, que la familia del barítono ha orquestado en este duro año de irreparable ausencia. La propuesta, de acuerdo a la versión que se confía a EL ESPAÑOL, no obtuvo una respuesta inmediata por parte de la familia de Carlos. Hubo prudencia y dudas en un principio. Eso sí, una vez que la madre dio el sí "la implicación ha sido máxima". Han sido unos meses "durísimos, en los que Magdalena ha tenido que revivir todo, ordenar el dolor".
Menchero Mena "se ha desnudado, destrozado por dentro. Lo ha dado todo, el alma, por su hijo, por Cali", como se lo conocía en la intimidad. Se explica que muy pocas personas conocen lo que Magdalena ha "sufrido", penado y llorado dándole forma a este libro. Apunta quien está capacitado para hacerlo que esta obra fue "el gran sueño" de Carlos en vida: siempre manifestó a su entorno más íntimo sus deseos de plasmar en un libro su vida, "que la gente conociera su historia de vida y superación", decía.
Codo con codo, mano a mano, con Magdalena ha estado Rosa Marín, su hija y la hermana de Carlos. La persona en la que Menchero se apoya, su sostén en este año tan aciago. La biografía que se puede leer en las plataformas de venta del libro, y aparece en la contraportada, reza así: "Carlos Marín, barítono, cantante de óperas, zarzuelas, musicales, pop operístico, un artista todoterreno, pero sobre todo hijo, hermano, tío, amigo de sus amigos... Artista desde prácticamente los ocho años de edad, su vida ha transcurrido de una u otra manera sobre los escenarios desde muy pequeño".
Y se añade: "Hasta llegar a su proyecto culmen, Il Divo. Y quién mejor para contar su vida que la persona que ha permanecido más cerca de él todo este tiempo, su madre. En esta obra, escrita en colaboración con el autor Ezequiel Teodoro, Magdalena Menchero Mena nos relata con viva emoción la extraordinaria vida de la persona, el artista, el hijo, tan tristemente desaparecido a tan corta edad". En el libro, también se pueden encontrar "300 imágenes que consagran la vida del artista".
Hace un tiempo, cuando se cumplieron nueve meses de la trágica muerte, Magdalena Menchero utilizó su red social Facebook para dedicarle unas emotivas palabras a su malogrado vástago: "Todavía no puedo asimilar que no estás. Es lo peor que me podía pasar. Nunca podía imaginar que te irías antes que yo. Todavía le pregunto a Dios por qué. Una persona tan buena en todo, porque eres maravilloso no sólo como cantante, que eres insustituible, también un hijo maravilloso que me hiciste muy feliz incluso desde antes de nacer, porque fuiste un hijo muy deseado".
Homenajes y polémicas
Los homenajes al artista madrileño -ciudad en la que vivió gran parte de su vida, pese a haber nacido en Alemania- no han cesado desde su deceso. A los de la propia familia, y los de Geraldine en las redes sociales, hay que sumarles los de sus compañeros de Il Divo, que en su última gira lo tuvieron muy presente.
Pese a estos grandes derroches de cariño, lo cierto es que el nombre Carlos Marín ha estado también salpicado por la polémica. Tal y como se conoció a comienzos del pasado julio, la herencia del artista ha levantado ampollas entre Geraldine y la madre de Carlos Marín, Magdalena Menchero.
Según publicó en ese momento ABC, el cantante dejó como heredera principal a su madre. No obstante, legó un piso a Larrosa. Una vivienda valorada en 700.000 euros, pero sobre la que pesa una hipoteca de más de 300.000 euros. "Como en el documento no se especifica, la beneficiaria quiere que la casa se le entregue libre de cargas, que sea la madre de él quien pague los atrasos y el monto total", aseguraba el abogado de la familia Marín al citado medio.
"Jamás pensé que esta mujer intentaría arruinar a mi madre como lo está haciendo", contestaba a su vez Rosa, hermana de Carlos, que se mostraba muy sorprendida por la actitud de quien en una época fue su cuñada. El caso tuvo que ser puesto en manos de un abogado, pues incluso pusieron una orden de alejamiento por acoso contra Geraldine. "Ella la llama continuamente por teléfono y le ha provocado ya varias crisis de ansiedad. No es justo", decía para asegurar que "a esa mujer solo le mueve el dinero, cada sonrisa entregada a mi hermano la pagó con creces en efectivo".
Este no sería el único punto de conflicto, pues Geraldine Larrosa también querría ser la heredera de los derechos musicales del de Il Divo. A su favor, esta aseguraba que muchos de los vídeos que grabaron juntos los registró Carlos a su nombre, pero que nunca le importó porque su relación era lo primero. "Su idea era arreglar el tema de los derechos de los trabajos que hicimos en común, pero… No pudo ser", afirmaba.
Por su parte, los abogados de la familia Marín aseguran que el único creador artístico era Carlos. Así lo zanjaba su abogado: "Los derechos corresponden a su madre, que es la heredera. El único director creativo o artístico era Carlos y eso es incuestionable. Le hemos dado mucho material, le hemos cedido lo relativo a su carrera e incluso lo que tiene relación con las cosas que hizo con Carlos, que se traduce en mucho dinero. Pero vamos a hacer lo que haga falta para demostrar que esto no es así".