Justo un mes después de volver a su programa tras casi un año alejada de las cámaras a causa del cáncer de mama que le fue diagnosticado, Ana Rosa Quintana (66 años) ha recibido la mejor de las noticias a nivel profesional. La presentadora era la estrella de una entrega de premios celebrada en la noche del 10 de noviembre en Madrid donde se le entregó su estatuilla como Mejor Comunicadora del año. Fue Susanna Griso (53) la encargada de entregárselo y ambas protagonizaron un momento muy especial.
El hecho de que sean rivales en las mañanas televisivas, una en Mediaset y otra en Antena 3, no es obstáculo para que se admiren mutuamente y se quieran. Así de claro lo dejó la catalana: "Desde esa competencia sana que tenemos desde hace tiempo, más de 17 años ya, Ana, debo decir que hay que tener mucho aguante, mucha resistencia, ser muy buena profesional para aguantar tanto tiempo, tantas horas de televisión y no desfallecer".
A continuación, le lanzó un merecido piropo frente a una entregada audiencia: "Esta señora se ha ganado este premio a pulso y me hace especial ilusión entregárselo esta noche una vez ha vuelto a las pantallas porque se la echaba de menos".[
A continuación, llegó el momento de Ana Rosa Quintana, que no dudó en agradecer públicamente a Griso su apoyo incondicional: "Competimos todas las mañanas porque cada una tiene su programa, llevamos siendo amigas más de 20. Tengo que agradecer a Susanna lo cariñosa que ha sido especialmente este año, que ha sido un año complicado para mí. Siempre ha estado pendiente, siempre me ha acompañado y le doy las gracias por la generosidad de esta noche". Estas palabras emocionaron profundamente a Susanna.
También hubo agradecimientos por parte de la presentadora de Espejo Público recordando un momento doloroso que sucedió en 2019: "Ana Rosa fue la primera persona que me llamó cuando falleció mi hermana, y yo he estado muy pendiente de su enfermedad, de su lucha y su vuelta".
La periodista galardonada no quiso abandonar el estrado sin lanzar un mensaje de positividad y confesar cómo enfrenta esta nueva etapa, tras terminar su tratamiento y volver a trabajar. Ha revelado que durante todo este tiempo se ha esforzado en "intentar comunicar que hay que tener fuerza, que hay que valorar lo que uno tiene y que hay que levantarse cada mañana. Cada mañana me levanto agradezco que estoy aquí, agradezco a los médicos, a mis amigos, a mi familia y agradezco que tengo más impulso y más ganas de beberme la vida".
Antes de abandonar el evento, Susanna tuvo que hacer frente a las preguntas de los periodistas sobre su nuevo novio, Íñigo Afán de Ribera, pero ella, siempre discreta, solo contestó: "No me quejo. Estoy muy bien, pero ya sabéis que no digo nada".