La desconocida historia de Renata Tanton, la trapecista y primera mujer de Ángel Cristo que murió de cáncer
El viudo, afectado por el fallecimiento de su esposa, pidió que construyeran un panteón con forma de carpa de circo para descansar junto a ella.
19 enero, 2023 02:42El 4 de mayo de 2010, el corazón de Ángel Cristo, el mejor domador del mundo, se paró para siempre. Tenía 65 años y, tras de sí, dejaba un palmarés de éxitos en el circo, pero también una lista infinita de polémicas, marcadas por los escándalos y los excesos. 13 años después, Atresplayer Premium ha recopilado los highlights de su historia y las ha plasmado en una serie llamada Cristo y Rey.
Hasta el momento, la plataforma de Antena 3 tan sólo ha emitido los dos primeros capítulos. Suficientes como para impactar a la audiencia con datos que, más o menos se conocían, pero que nunca revelaron cómo afectó a sus protagonistas.
Uno de ellos, el golpe más duro de la vida de Ángel Cristo: la muerte de su primera esposa, Renata Tanton. Pero ¿quién era ella? ¿Cómo llegó a su vida? ¿Cómo influyó su fallecimiento en las decisiones vitales del domador?
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Renata Tanton era una mujer bellísima, alemana, trapecista de ojos azules, domadora de elefantes -se llegó a decir en su día- y conoció a Ángel Cristo en el contexto del circo. Lo suyo fue amor a primera vista y, según desvela Julia Lara, la actriz que da vida a la primera esposa del empresario, "Renata se muestra como un personaje idealizado por Ángel, fue como un amor muy puro y creo que por eso siempre sale con ensoñaciones".
"Yo creo que es la parte más dulce, más de Ángel con todo lo que hay detrás con Bárbara Rey, ahí se ve el contraste entre ambas relaciones", declara la intérprete en una entrevista para Antena 3. Con Renata estuvo casado 15 años hasta que ella falleció de cáncer.
Tal y como recogieron las crónicas de la época, Cristo intentó hacer todo lo posible por salvar a su razón de amor de la enfermedad que la asolaba. La ingresó, incluso, en una prestigiosa clínica oncológica suiza. Ángel quedó devastado al enviudar. A su dolor por la pérdida de la que fue el gran amor de su vida, se sumaban las deudas contraídas en sus negocios lo que no hizo más que agravar su afligido estado de ánimo.
En una entrevista para EL ESPAÑOL, el mejor amigo de Ángel Cristo, Francisco García, al que conocían popularmente como Payasito, declaró lo siguiente para este periódico: "Cuando yo conocí a Ángel, yo iba con los Tonnetti y él, con el circo de su padre. Después, él se separó de su padre y encontró a su primera mujer, a Renata. Fue una mujer que sabía llevarle. El problema de Ángel fue la droga. Yo he ido con él a comprarla. Tenía un corazón muy grande. Era fenomenal. Era una persona buena, pero las amistades que le rodeaban le hicieron cambiar".
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Así recordó la romántica historia de amor el periodista Manuel Román en los días siguientes al fallecimiento de Cristo, en la primavera de 2010: "Me presentó a su mujer, Renata, una alemana domadora de elefantes. Estaba muy enamorado de ella. En el transcurso de la charla me enteré que se apellidaba realmente Papadopoulos Dordi, de padre griego llamado Cristóforo -de quien había tomado su otro apellido artístico, acortándolo, Cristo-, que era trapecista, y de madre española, me parece que andaluza, Margarita, contorsionista".
A principios de los años 80, cuando Cristo acababa de conocer a Bárbara Rey, pero seguía apesadumbrado por la muerte de su primera esposa, encargó al arquitecto Juan José Ferrer Gila el diseño de un panteón para él y para Renata. Tendría lugar en Valencia, ciudad a la que ese sentía íntimamente ligado y donde el circo siempre triunfó. El mausoleo encargado sería muy especial: con forma de carpa, el ángel de la muerte en bronce sobre el frontispicio y dos leones de hormigón que custodiarían la entrada.
El peculiar encargo, para el que el arquitecto pidió la colaboración del escultor Ramón de Soto, se completaba con un sarcófago en cuya tapa debían esculpirse las figuras de Cristo y Renata, muriendo en sus brazos. "Ángel era un hombre muy afable y tenía esas dos caras, parecía un hombre duro pero a la vez era tierno", desveló el escultor De Soto para el diario Levante. Con el aterrizaje de Bárbara Rey en su vida, con quien se casó y tuvo a sus dos hijos, Ángel y Sofía, finalmente, la idea del mausoleo quedó radicalmente desechada.