"A Tami -como llaman cariñosamente a Tamara Falcó (41 años) en su entorno- le faltan horas del día para organizar todo lo que tiene por delante", explica a EL ESPAÑOL una fuente de total solvencia, cercana a la socialité y empresaria. No exagera un ápice la persona con la que se contacta.
Tamara no sólo debe ultimar los detalles de su enlace con Íñigo Onieva (33) -fechado, inicialmente, para el 17 de junio y pospuesto para el 8 de julio-, sino que ha de cuadrar agenda con sus proyectos televisivos y publicitarios, perfilar su futuro conyugal con su inminente esposo y supervisar el proceso de venta de El Rincón, el palacio de ensueño del siglo XIX que heredó de su padre, Carlos Falcó.
Fue la revista Semana quien informaba en su último lanzamiento que Tamara Falcó pretende darle salida a este bien inmueble, de acuerdo con su hermano, Manuel Falcó (58), ambos actuales propietarios de la finca. El citado medio apunta a que la hija de Isabel Preysler (71) pide 7 millones de euros por El Rincón. EL ESPAÑOL ha podido confirmar que, en efecto, las intenciones familiares pasan por vender.
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Eso sí, "no se ha formalizado nada. Sólo ha habido un acuerdo informal entre hermanos, nada más. Primero la boda y después ya se verá", desliza el informante. Arguye esta persona que, entre las razones de querer desprenderse de este lugar con tanta historia, está la gran inversión en su reforma.
Este extremo -la dejadez de las instalaciones y todo lo que habría que remodelar- ha pesado mucho en los planes de Tamara Falcó de querer explotar El Rincón como restaurante, como era su intención hace un tiempo. "Se lo desaconsejaron hace tiempo. Aquello no había por dónde cogerlo. Tamara va a terminar montando su propio restaurante. (...) Tampoco la ubicación -Aldea del Fresno- es la más propicia para un proyecto así", apuntan.
Una decisión, la de su propio restaurante, que Falcó ha comunicado a su entorno, y que la tiene muy ilusionada. Si hay algo por lo que decidió luchar hace tiempo es por su sueño como chef. "Tiene mérito, porque casi nadie en casa se la tomaron en serio", apostilla quien puede hacerlo. Este ambicioso proyecto llegará después de la gran boda. Casi con total seguridad, Tamara comenzará a ponerlo en firme en 2024.
"Está muy involucrado Íñigo y es quien más la está apoyando. Él conoce a gente que puede ofrecerle establecimientos", apuntala su información con quien se contacta. Lo cierto es que Tamara y su hermano Manuel "han movido gestiones" para que ese restaurante se abra en El Rincón, pero no ha podido ser.
En estos momentos, se está "adecentando" una parte del imponente edificio para la celebración de la boda. "Sé que de la parte que más se va a disfrutar, por el estado del sitio y el buen tiempo, será de los jardines", remachan.
La boda y la vivienda
Hace unos días, en su puesto de trabajo en El Hormiguero, la socialité desveló que será una boda no demasiado grande, y que hubo segunda petición de mano durante su viaje al Polo Norte con nuevo anillo de compromiso incluido.
"Estoy muy contenta. Me caso con el hombre al que quiero", expresó, admitiendo que la segunda petición de mano de su novio, una semana después de reconciliarse, es algo que no esperaba: "Estábamos en el Polo Norte y de repente me sorprendió. Todo ha ido bastante rápido. Pero aquí estamos, muy contentos los dos".
Además, la hija de Isabel Preysler también dio un importante detalle acerca del secreto mejor guardado de cualquier novia: su vestido. Aunque se especuló con que dos importantes firmas nupciales se habían postulado para vestirla en el día más feliz de su vida, Tamara reveló que se va a poner en manos de su mejor amigo, el diseñador Juan Avellaneda.
"No soy de esas niñas que tienen su traje de novia desde los 13 años. No tengo que correr. Son cinco meses para hacerme un vestido. Juan lo tiene mucho más pensado que yo", apuntó, muy tranquila y serena.
Sobre el inmueble en el que el inminente matrimonio hará vida, EL ESPAÑOL pudo conocer hace unas semanas que ambos pronto cruzarán el umbral cargados de maletas para empezar una nueva etapa en el ático que adquirió Tamara hace ya dos años. Esta vivienda, de nueva construcción, está situada en el barrio de Peñagrande de Madrid.
El nuevo hogar de Tamara e Íñigo es uno de los ocho exclusivos áticos construidos la promotora inmobiliaria Kronos Homes, y diseñados por el estudio A-Cero, del arquitecto Joaquín Torres. La marquesa de Griñón adquirió uno de ellos el 2020 y, aunque ella lo describió como "chiquitito y precioso, con todos los detalles elegidos minuciosamente", es más bien una vivienda de lujo.