Emoción y mucha solidaridad. Eso han percibido los asistentes este pasado viernes, 3 de febrero de 2023, a la inauguración de la Fundación Aless Lequio, destinada a la financiación de proyectos de investigación médica contra el cáncer. Al filo de las seis de la tarde, en el exclusivo e histórico hotel Santo Mauro de Madrid, ubicado en la calle de Zurbano, la actriz Ana García Obregón (67 años) y Alessandro Lequio (62) tenían una cita importante con los medios de comunicación.
Después de mucho esfuerzo, trámites burocráticos y trabas en el camino, los padres del malogrado Álex Lequio han presentado oficialmente la fundación que lleva el nombre del joven. EL ESPAÑOL ha estado presente en tan importante evento. No obstante, un contratiempo de última hora ha provocado que Alessandro, vicepresidente de la fundación, causara baja tras dar positivo por coronavirus.
Así lo ha anunciado Ana Obregón nada más comparecer ante la prensa, ataviada con un vestido negro con una flor blanca en el pecho: "Tiene Covid y fiebre. Está malísimo en la cama". Eso sí, pese a este bache de salud inesperado, Ana García Obregón no ha estado sola en tan emotivo día.
[Alessandro Lequio, el gran ausente en la presentación de la fundación de su hijo: los motivos]
Si bien no ha hecho acto de presencia -pública- ningún familiar cercano de la celebérrima presentadora, así como ninguno de sus hermanos, Obregón ha estado arropada, en todo momento, por el secretario general de la fundación, Nacho Ansorena -socio de Álex en Polar Marketing-, el abogado Manuel Godia -encargado de todos los trámites burocráticos y legales y gran amigo de Alessandro- y el arquitecto César Vidal -expareja de Sonsoles Ónega (45)-, el responsable del diseño de la sede de la fundación.
A lo largo de la presentación, Ana Obregón ha hecho ímprobos esfuerzos por controlar la emoción, y ha habido dos o tres momentos clave en que casi le brotan las lágrimas cuando el recuerdo se ha hecho insoportable. Ha sido, qué duda cabe, la tarde más emocionante pero también más dura para la actriz y bióloga. Demasiado dolor y pena y rabia.
Tanto Ana como Alessandro han tenido un emotivo detalle con los medios allí congregados, pues cada asistente tenía en su asiento un sobre que contenía un lazo amarillo con el siguiente mensaje: "Este lazo es un símbolo de concienciación sobre el sarcoma". Ana ha llegado puntual y, enfundándose el traje de presentadora, ha posado ante la prensa, lanzando besos y exclamando cada poco: "Ay, qué emoción".
Emocionada aunque fuerte y decidida, Obregón ha atendido a los medios al tiempo que no ha dudado en criticar y atizar al Gobierno por la falta de ayudas económicas. Alza la voz contra lo que entiende como injusticias y no le importa quién caiga. Hace tiempo que Ana Obregón desapareció: sólo habla el dolor y el desamparo de una madre.
Hoy cumple un sueño, Ana, con esta fundación. ¿Cómo se siente?
Me siento súper emocionada porque para mí estar en esta vida es seguir, simplemente, el legado de mi hijo porque, si no, no estaría. Ayudar a los demás. En este país, desgraciadamente, el Gobierno no financia investigaciones en cáncer. Cada día, mueren 300 personas de cáncer. Es la pandemia silenciosa.
Y como el Gobierno se dedica a otras cosas... me voy a callar a lo que se dedica. Hay muchas fundaciones por eso. Con esta, queremos financiar el cáncer infantil y de gente joven, como el sarcoma de Ewing. Esta fundación la única ayuda financiera que ha tenido han sido mis trabajos y gracias a un amigo de Alessandro, Manuel Godia, abogado. Solidariamente, nos lleva todo.
Una persona nos dejó en su testamento una barbaridad, muchísimo dinero. Gracias a eso, a Nacho, el socio de Álex, damos luz a esta fundación. Me emociona mucho. (Silencio) No sabía lo bonito que era trabajar para los demás. Sólo espero que aportemos ese granito de arena.
Siempre luchó por sacar esta fundación. Fue su ayuda a seguir...
En este momento, y desde ese momento, lo único que me ha mantenido aquí es el legado de mi hijo. Su legado es esta fundación y el libro que empezó a escribir y que yo lo estoy terminando.
Una de las cosas que ha manifestado es lo difícil que es montar una fundación.
Eso me gustaría decirlo. En este país, desgraciadamente, con lo fácil que es en otros crear una fundación para ayudar a los demás, nos ha costado una lucha de dos años, de abogados, de notarios... Yo no entiendo de eso y tampoco estaba con muchas fuerzas para hacerlo. Menos mal que hemos dado con las personas correctas, que nos han ayudado solidariamente. Hacer una fundación para recaudar es difícil, te lo ponen muy complicado.
Usted sufragó parte del tratamiento de su hijo...
Claro, al principio el tratamiento que hizo mi hijo lo tuvimos que hacer justamente en Estados Unidos porque era un tipo de radioterapia que aquí no existía. Gracias a Amancio Ortega (86), se ha traído esta máquina de protonterapia. Es una máquina con una radioterapia muy específica y por mucho que diga Pablo Iglesias (44) que es una limosna para los pobres... Pablito, cariño, pues gracias a esa limosna se están salvando muchas personas.
Para terminar, Ana, ¿qué diría su hijo si estuviera aquí?
(Ana se emociona, se rompe. Tras un largo silencio, responde) Si estuviera aquí, estaría orgulloso, digo yo.
Durante el acto de presentación, la fundación ha realizado en directo dos importantes donaciones. Una de ellas, ha sido destinada al proyecto europeo Inter-Ewing, orientado a la investigación del sarcoma de Ewing, enfermedad por la que también fallecía hace justo un mes Elena Huelva, la influencer de 20 años a la que Obregón estaba muy unida. La segunda donación ha ido al proyecto Imperas, al considerarlo "necesario para el diagnóstico de cáncer".
Antes de terminar el acto y despedirse de los asistentes, Ana García Obregón ha pronunciado dos demoledoras frases; una, dolorosa y emotiva y la otra, llena de rabia e impotencia: "Ese puto cáncer me robó a mi hijo y a Elena Huelva" y "El Gobierno está muy liado sacando abusadores sexuales a la calle". Ana Obregón ha vuelto a florecer, un poquito, este viernes. Va a ayudar mucho a otras luchas y sí: su hijo estará muy orgulloso de ella.