El pasado viernes 3 de febrero el mundo de la moda centró su mirada en Portsall, Finisterre, donde el diseñador Paco Rabanne residía y donde falleció a los 88 años de edad. Cuando no ha pasado ni siquiera una semana de su pérdida, se ha conocido una nueva noticia relacionada con esta vivienda y es que un día después de la muerte del modisto español fue asaltada.
Así lo ha desvelado el diario galo Le Télégramme, que cuenta en su página web que la vivienda fue robada durante la madrugada del sábado al domingo. Consiguieron entrar en la casa, situada en el Finisterre francés y ubicada al borde del mar, rompiendo una puerta vitrificada, con ayuda de una palanca, seguramente con la idea de encontrar allí objetos de gran valor. Sin embargo, según añade, no se habrían llevado un botín de gran valor.
De momento la gendarmería francesa no ha dado a conocer más detalles sobre el robo, pero se conoce que todavía no ha logrado detener a los autores de los hechos. "Los ladrones pensaban que había un montón de cosas de valor dentro. Ya sea Paco Rabanne u otra persona, es muy chocante ir a robar a alguien que acaba de morir", ha declarado la alcaldesa de la localidad, Marguerite Lamour, a la agencia AFP.
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Pese a que su nombre se hizo especialmente famoso a nivel internacional, Paco Rabanne nació en la localidad de Pasajes, en el País Vasco. Hijo de un militar republicano y de una modista que trabajaba para Balenciaga -por lo que estuvo siempre cerca de la Alta Costura- vivió casi toda su vida en Francia, la mayor parte del tiempo en la Bretaña, donde la familia se refugió tras el fusilamiento del patriarca.
Desde esa fecha, sintió un amor inquebrantable por la ciudad de Morlaix, donde residió durante unos años, así como por el barrio de Recouvrance en Brest, donde estuvo escondido de la Gestapo y vivió hasta 1947.
Paco Rabanne era conocido por su sentido de la fórmula y su excentricidad. Más allá de las pasarelas de Alta Costura, el bretón de corazón supo acaparar titulares con su gusto por lo paranormal. Presumía de ser un visionario, pero no solamente en el mundo de la moda. Además de hacer el vestido más caro de la historia en los 60, introducir el metal en la ropa y vestir a las estrellas del momento, era un hombre místico que aseguraba estar en contacto con otras dimensiones.
"Era un tipo bastante popular en la comunidad. Tenía la sencillez de los hombres que saben de dónde vienen", posteaba Lamour en sus redes sociales tras su muerte, desvelando que le conocía en persona y que era "un hombre que disfrutaba hablando de su juventud".