Alejandra Conde Arroyo (46 años), la hija menor del abogado, empresario y exbanquero Mario Conde (74), y su hasta ahora marido, Fernando Guasch Vega-Penichet (51), se han separado tras casi 20 años de matrimonio y tres hijos en común, como ha podido conocer en exclusiva EL ESPAÑOL.
Precisamente, este próximo año 2024 la pareja iba a celebrar su aniversario más especial al alcanzar dos décadas de amor. No obstante, según confirma este medio a través de varias fuentes de total solvencia, Alejandra y Fernando han decidido tomar caminos separados.
Cabe recordar que la ya expareja contrajo matrimonio el 3 de julio de 2004 en la finca familiar de Los Carrizos, en Sevilla. Se trató de un discreto enlace. En aquel momento, su ansiada boda se pospuso en varias ocasiones debido al ingreso en prisión de Mario Conde, quien cumplía una condena por su implicación en el 'caso Banesto'.
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En concreto, los planes de la pareja se vieron frustrados en 2002, cuando Conde ingresó en la prisión de Alcalá-Meco condenado a 20 años de cárcel. Tras sortear diversos obstáculos y contratiempos, finalmente Conde obtuvo un permiso penitenciario para poder ver a su hija pasar por el altar.
En estos años de aparente sólido matrimonio, Alejandra Conde y Fernando Guasch han formado una familia numerosa con sus tres hijos; dos niños y una niña. La pequeña, de 11 años, se llama Lourdes en honor a la madre de Alejandra, que falleció en 2007 a causa de un cáncer.
Con este potente y rentable matrimonio se unían dos sagas muy conocidas, tanto a nivel empresarial como social, en España. En lo que respecta al perfil de Fernando Guasch Vega-Penichet, es hijo de quien fuera presidente de Renault y Azucarera del Ebro, Manuel Guasch, y de la fallecida Margarita Vega-Penichet.
Margarita, la madre de Fernando, fue una de los 14 hijos que tuvo el prestigioso abogado Manuel Vega-Penichet. Este letrado fundó en 1962 su propio despacho de abogados Vega-Penichet, al abandonar años antes su Cuba natal ante el triunfo de la revolución castrista. Un bufete en el que han trabajado el resto de sus hijos hasta convertirlo en uno de los más respetados. Fernando trabaja en la actualidad como director general en España del banco portugués Caixa Banco de Investimento.
Sea como fuere, una familia de éxito que trenzaba sus vidas con los Conde Arroyo. Por su parte, Alejandra fue la segunda hija que Conde tuvo con su primera mujer, Lourdes Arroyo, tras la llegada del primogénito, Mario Jr. La joven tuvo una buena formación; fue exalumna del colegio madrileño Nuestra Señora del Recuerdo y compartió vivencias con los hijos del exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón (64).
Alejandra, siguiendo los consejos de su padre, estudió Derecho, aunque pronto decidió no continuar los pasos de su progenitor. Se decantó, en cambio, por el mundo empresarial, fundando varias empresas. Entre ellas, junto a las hermanas Marina y Paola de Herrera fundó la empresa de organización de eventos A-típica.
De esta empresa, que fue una de las pioneras organizando bodas de la 'jet', Alejandra rompió su vinculación en 2011. A lo largo de su vida, Conde Arroyo ha tenido una parte muy activa en el entramado societario de su padre.
2016, año clave
En abril de 2016, Mario Conde, sus hijos, Alejandra y Mario Jr., y su yerno por entonces, Fernando Guasch, fueron detenidos por presuntamente repatriar 13 millones de euros procedentes de Banesto. En octubre de 2018, la pesadilla terminaba para la familia Conde. La sección tercera de la Audiencia Nacional archivaba la acusación de blanqueo de capitales y organización para delinquir que pesaba sobre Mario Conde y sus dos hijos, al no apreciar delito.
Alejandra, que fue considerada 'codirectora de la trama', evitó la prisión a cambio de un arresto domiciliario. Ese mismo año, en el mes de diciembre de 2018, Alejandra reaparecía en sociedad y lo hacía para acudir a la boda de su amiga Alejandra de Rojas con Beltrán Cavero.
En 2019, la hija de Mario Conde habló por primera vez de aquella aciaga experiencia familiar que zarandeó sus cimientos. "Lo recuerdo con tristeza por las circunstancias que lo rodearon", confesó en Vanity Fair. En esa línea, confió que en aquel convulso momento se aisló del mundo, y se volcó en sus hijos y en el deporte: "Me ayudó mucho. Era lo que conseguía pararme la mente".
Sobre su infancia, manifestó en el dicho medio: "Tuve suerte, fue una infancia muy buena y diversa". También reflexionó en el reportaje sobre la fama de su padre y cómo le afectó a nivel familiar y social: "Sí me daba vergüenza cuando llegaba a los sitios y lo miraba mucha gente, pero siempre lo he llevado bien. Nunca me he sentido superior".
Alejandra siempre ha tenido una excelente relación con su progenitor, y ha creído, sin género de dudas, su versión e inocencia en todo momento: "Yo le creo a él. Me dijo que no había nada. Cuando intervinieron Banesto, también me pidió que confiara en él. Hasta hoy. Jamás he dudado".
Por último, tuvo unas emotivas y duras palabras para su madre fallecida: "Lo más triste que he vivido ha sido la muerte de mi madre, mucho más que el ingreso de mi padre en la cárcel. Ella tuvo que vivir sus últimos años con mi padre en la cárcel".