La noticia se hacía pública hace unos días y, rápidamente, todos los medios de comunicación se hacían eco: la modelo canaria Eugenia Santana (49 años), conocida por ser la vencedora del certamen de belleza Miss España en 1992, había sido trasladada a un hospital de Gran Canaria, isla en la que reside.
Tal y como se pudo conocer, la también presentadora se encontraba en su domicilio, situado en el barrio de La Isleta, cuando varios agentes de la Policía Nacional se personaron en su hogar. Los hechos ocurrieron el martes 14 de marzo, y fueron los propios funcionarios quienes decidieron llamar a los servicios sanitarios tras ver el estado de Santana, quien accedió a acudir al centro médico.
Al parecer, la maniquí no se habría tomado la medicación que tenía prescrita para un problema de salud que padece. Desde entonces, nada más se ha conocido de este delicado período por el que atraviesa Eugenia Santana. Hasta este viernes por la noche. Eugenia decidía dar un paso al frente y sentarse en el plató de Viernes Deluxe para contar, en primera persona, el calvario y el drama que vive.
"Quiero pedir perdón a mi familia por hacerle sufrir. No tenía la intención de contar esto, pero ha salido esta noticia. Reconozco que no estoy bien, no estoy en mi mejor momento, quizás sea el peor momento... Pero tengo algo claro, que tengo ganas de vivir", ha comenzado su explicación en la que, de seguro, ha sido su noche más complicada.
Siempre según el relato que ha facilitado Santana al programa, su calvario comienza con "la separación" de su exmarido, José Farias, la cual "fue bastante desagradable, dramática, con violencia de género y orden de alejamiento". Añade Eugenia sobre el quiebre del amor: "No me esperaba esa separación, confías en una persona, estás con ella 22 años. Y te das cuenta de que has estado con una persona que no has conocido porque no era el hombre que yo esperaba... o se transformó, quizás".
Tras esta separación, cuenta Eugenia que denunció al padre de su hijo y comenzó una suerte de viacrucis para ella. La modelo ha desvelado que durante estos años ha estado cuidando de su madre, quien ha batallado contra varias enfermedades. "Es duro saber que vas a terminar como has visto a tu mamá, que la has visto irse poco a poco. Tengo miedo, sobre todo por mi hijo. Necesito estar bien por mi hijo, que es dependiente", ha subrayado.
En un momento dado de la entrevista, Eugenia reconoce que desde su triunfo en Miss España ha vivido episodios muy duros: "Me siento culpable por haber hecho sufrir a mi entorno", lamenta. En la actualidad, Santana hace frente a un tratamiento contra la depresión: "Se me olvida comer, se me olvida bañarme, no tengo ganas de salir, empiezo a encerrarme, solo a tener vida de mi madre y mi hijo".
Es en esos duros trances, en que no está bien, cuando Eugenia admite que empieza a "hacer cosas raras", como a "meter gente en casa que no son adecuadas, a regalar todo, prestar dinero...". Gracias a un diagnóstico, Santana supo que padecía bipolaridad.
"Cuando escuché esa palabra dije: ¡Ay Dios mío! Se mezcla un estado depresivo máximo y unos estados de euforia. Pasaba de estar tirada en la cama a querer comerme el mundo. No me importaba nada. Es cierto que en algunos momentos de mi vida dije: ¿Me va a tocar algo más? Qué dura es la vida que me ha tocado. Algunos de mis hermanos tenían que venir a ducharme", ha apostillado.
Como no podía ser de otro modo, Eugenia ha hecho frente al pasaje que vivió con la Policía, cuando se personó en su domicilio. Sostiene Eugenia que no sabe quién llamó ni para qué; ella estaba bien comiendo con una amiga. "No sé quién llamó ni por qué razón. (...) Me hicieron bajar en pijama y no me hicieron subir más. Me llevaron a un hospital, a un lugar donde va gente que intenta quitarse la vida. Pero yo no he tenido la intención de quitarme la vida. Era un psiquiátrico, va a ser difícil de superarlo". En ese centro estuvo cinco horas, de acuerdo a su relato.
"Estar en un sitio donde ves la realidad. Yo no quería quitarme la vida en ese momento. Ese día estaba tan tranquila comiendo en mi casa con una amiga. Estuve cinco horas allí. Me vio un médico. Yo en ese momento no estaba tan mal. La crisis de ansiedad me vino cuando yo me vi ahí dentro". Y remacha, embargada por la emoción: "Cuando yo he estado en situaciones bastante fastidiadas le he dicho a mi familia que me ingresaran. Les he dicho que estaba muerta en vida y les dije que me encerraran".
Vida retirada
En las últimas dos décadas, el nombre de Eugenia Santana ha acaparado titulares en menos de una docena de ocasiones. En el año 2011, por ejemplo, se conoció que había permanecido hospitalizada durante dos semanas a causa de una grave infección de riñón en el hospital madrileño de La Paz.
Posteriormente, en 2017, regresó de manera excepcional para responder una llamada de Sálvame en la que denunciaba haber sido víctima de acoso en el ámbito laboral por parte de un fotógrafo "muy conocido".
Su vida personal dio mucho de qué hablar hace unos años, pues Eugenia Santana criticó públicamente a Esther Arroyo (58), a quien acusaba de ser la culpable de no poder celebrar su boda religiosa con el venezolano José Faría, con quien se casó por lo civil a finales de 2008. "Casarme de blanco y por la Iglesia era, y es, mi gran ilusión. Pero no me puedo casar por la Iglesia por culpa de Esther Arroyo. Yo confío en que ella entienda algún día la situación, que recapacite…", declaró a Vanitatis en 2008.