Su apellido le delata y solo hay que fijarse en él para darse cuenta de que Paris es el hijo del famosísimo actor Pierce Brosnan. Gracias a este bien podría haber seguido sus pasos para dedicarse al mundo de la actuación, donde seguramente le hubiera ido muy bien, pero él prefirió seguir la otra pasión de su padre: la pintura.
Tras la muerte de su primera mujer, el que fuera 007, empezó a pintar como terapia y su hijo, que tiene 22 años, ha hecho lo mismo. En sus redes sociales comparte las obras que crea y que destacan por su colorido, recordando en ocasiones a Pablo Picasso. ¿El veredicto de sus seguidores? Que les encanta.