Te pide un anillo y te regala minutos de vida; te hackea el iPhone y te adivina hasta el grupo sanguíneo. Camina por el aire, vuela a ras de suelo y protagoniza un flashback en el que se rebobina a sí mismo, en directo, entre fuego, agua y un helicóptero. Todo esto puede ser verdad o no. Todo esto puede ser quimera o lo contrario. Lo único cierto es la tajante premisa de Antonio Díaz (37 años), conocido artísticamente como El Mago Pop: Nada es imposible.
Así se llama el espectáculo que el pasado lunes, 20 de marzo, vivieron más de 1.400 personas en el Teatro Victoria de Barcelona. Con su varita imaginaria, El Mago Pop realizó una oda a la ilusión, una epopeya perfecta, una hazaña mágica, literalmente, ante la que no te puedes permitir el lujo de parpadear. Si lo haces, pierdes. Te lo pierdes.
Horas antes, en la mañana de ese lunes, El Mago Pop convocó a decenas de medios de comunicación de todas las partes del mundo para compartir con ellos dos grandes noticias. La primera es que llevará su show a Broadway durante cinco semanas a partir del próximo agosto. Nada es imposible podrá verse en el Ethel Barrymore de Nueva York para deleite de sus fans americanos.
La otra es que se ha comprado un nuevo teatro en Branson, Missouri, en el corazón de Estados Unidos. El segundo coliseo en su dorado patrimonio inmobiliario -el Victoria de la Ciudad Condal ya es suyo- no es otro que el Branson Magic Theater, con 2.800 localidades y será, de ahora en adelante, su cuartel general americano. Branson es el principal destino turístico para los estadounidenses.
Con motivo de esta serie de hitos para el ilusionista europeo más taquillero del mundo, EL ESPAÑOL se ha citado con él y lo ha entrevistado sobre el escenario del teatro de sus éxitos. Humilde, cercano y con un halo hechicero del que no sabe desprenderse, El Mago Pop conversa con este medio sobre sus ilusiones, sus sueños y su vida personal, la misma que prefiere mantener en un segundo plano.
¿Cuáles son las ilusiones de un ilusionista?
Lo que más me ilusiona es hacer espectáculos. Es lo que más me ilusiona desde que tengo 15 años, y vivir de esto me ilusiona cada día. Crecer y hacer un espectáculo cada vez más grande. Mi ilusión es llevar este espectáculo por el mundo.
¿No es triste cuando uno sabe lo que hay detrás de la magia?
Al revés, lo valoras más. A mi equipo se lo digo mucho. Me gusta hacer juegos de magia sofisticados y difíciles a nivel técnico, y siempre le digo al equipo que los que más me gustan son los que si el público supiera el secreto, aplaudiría más fuerte.
¿Por qué?
Porque el secreto supera al juego de magia.
Dos teatros en propiedad, grandes proyectos internacionales, ¿ha hecho algún truco para hacerse usted millonario?
(Risas) La verdad es que tenemos la suerte de que lo que nos ha pasado es extraordinario. El poder estar en Broadway siendo ilusionista es prácticamente ciencia ficción porque ha pasado dos o tres veces en la historia, en 250 años. El tener un teatro en Estados Unidos, y no un teatro, ¡qué teatro! El más bonito del estado de Missouri. Es una pasada. Para poder hacer eso extraordinario nos ha tenido que ir extraordinariamente bien en los últimos años. A veces no somos conscientes de que Nada es imposible ha hecho números de Broadway aquí, en Barcelona y en Madrid.
¿Para qué quiere el dinero un mago?
Yo, de pequeño, quería ser mago. A mí, la palabra "millonario" no me gusta. No me gusta hablar de dinero. Nunca lo hago, porque hace 10 años yo no tenía para pagar a mi técnico. Con 100 euros me iba a un bazar chino y a ver qué compraba. Con eso tenía que apañarme. A mí, hablar de dinero, cuando te va bien, no me gusta en absoluto, pero lo que sí me gusta es seguir generando ilusión y más espectáculos.
Insisto en la pregunta, ¿para qué lo quiere entonces?
Para comprar teatros y hacer espectáculos. Eso es lo que a mí me gusta hacer.
¿Cuáles son sus miedos a la hora de afrontar un reto tan ambicioso como el de dar el salto a Estados Unidos?
La salud. Ese es el punto débil de mi espectáculo. Si tú haces El rey león y el actor principal se pone enfermo, puedes sustituirlo por alguien, pero si a mí me pasa algo... La apuesta de Broadway es ultramillonaria y tenemos un seguro de la hostia, pero si me pasa algo, sí que me fastidiaría muchísimo. A cuidarse y a intentar estar lo mejor posible.
¿Qué espera usted de ese público? Antonio Banderas contó un día que el público español mira con escepticismo y con cara de "venga, sorpréndeme"; en cambio, el público americano, va a pecho descubierto y siempre con cara de ilusión.
Antonio Banderas lo describe perfecto. El público americano lo grita todo, vive el teatro como un concierto. Aquí vas al teatro y parece que vas a misa. La gente está muy callada. Nuestro espectáculo es muy rock and roll, aquí hay otra actitud, pero cuando vas a ver teatro clásico es como una convención, que también es muy bonito, porque en una obra de teatro clásico ese silencio atronador de mil desconocidos es acojonante, pero sí que es genial esa cosa de show que tienen los americanos.
¿Quiénes fueron sus mentores en la magia?
Siempre hablo de él, es muy conocido, se llama Mag Lari. Es el showman número uno de la magia a nivel mundial. Aparte de ser mi mago favorito, tengo la suerte de que es mi amigo y trabajamos juntos.
Ahora que tiene dos teatros en propiedad y que dará el salto a Estados Unidos, ¿se considera ya Marca España? Ya sabe usted, esos grandes nombres: Amancio Ortega, Rafael Nadal...
(Risas) Yo creo que no soy ninguna marca de nada porque soy un poco... a ver, es que no he conseguido nada comparado con esa gente que dicen que es marca España. Los admiro profundamente. Yo espero despertar orgullo en las personas que quiero.
¿Le da miedo que se descubra su secreto?
No. Ya todo está en internet, en Google, en YouTube, hay gente grabándote... Eso nos obliga a reciclarnos continuamente. Cuando me descubran un juego, lucharé por encontrar uno mejor.
¿Un mago es, por definición, un mentiroso?
Pero es una mentira bella. Somos la única profesión a la que nos pagan por mentir. Y no me digas a los políticos también porque a ellos, si lo hacen, no les va en el sueldo. Es un pacto maravilloso entre adultos en el que tú sabes que lo que hago no es verdad, pero yo voy a hacer lo imposible para que lo parezca. Y ese ingenio que hay detrás de eso es lo que lo convierte en increíble.
¿Qué truco emplearía con los políticos para que mejorasen este país?
Ostras... no les daría ningún consejo porque no me atrevería ni imaginar lo difícil que tiene que ser eso. De verdad, el máximo respeto. Estamos en sus manos en muchas cosas. Lo que espero es que lo hagan lo mejor posible y que todos estemos lo más felices posibles.
¿Qué nos da esperanza dentro de la magia?
El recordar que nada es imposible. Lo dice el espectáculo, pero es así. Esa sensación de que nada es imposible la queremos en nuestra vida.
Como sucede con el humor y la ética, ¿cuáles son los límites de la magia? ¿Qué es lo que nunca haría?
Nunca haría nada que pusiese en riesgo físico a nadie: ni de mi equipo ni a nadie del público. Ni siquiera a mí. Tampoco haría nada que dañase el honor, la intimidad...
Vamos, nada que chocase con el Código Penal.
Claro, claro (risas). Tengo que hacer cualquier cosa para sorprendente y tengo que hacerla, pues... respetando el Código Penal (risas).
Y el Civil, ¿no? Así tampoco se lleva una multa.
Toda la razón, vaya tontería de respuesta (risas).
Más allá de la magia, ¿usted cree en algo?
En la vida, en la naturaleza y creo que es acojonante estar vivos. Admito y acepto mi ignorancia en lo que se refiere al universo, la vida y a Dios.
Se sabe muy poco de su vida personal. ¿Está en pareja? ¿Tiene hijos? ¿Se van todos juntos a Estados Unidos y no lo sabemos?
No cuento nada y, además, piensa una cosa: como mago, mi vida es guardar secretos. Me gusta llevar mi vida personal con la máxima discreción. Hay dos personas, El Mago Pop y Antonio. Antonio es tímido, cercano... Yo me siento supercómodo en la discreción, y con mis amigos y mi familia.
¿Y cómo es ese Antonio cuando llega a casa, suelta la chistera y la varita y cierra la puerta?
A mí me encanta pasar rato con amigos, familia, mi gente, viajar, ver espectáculos, ver películas, conversar... y aprender. Conocer a gente. Descubrir.
¿Cómo fue la experiencia de ser inquilino del mismísimo Jorge Javier Vázquez? (EL ESPAÑOL publicó en exclusiva en 2018 que El Mago Pop, durante el tiempo que duró su espectáculo en Madrid, alquiló un piso que era propiedad del famoso presentador de Telecinco).
Hostia, es que hay titulares muy random. No sé por qué salió eso, pero sí, durante una temporada que hice en el Teatro Rialto de Madrid. Cuando la alquilé no sabía que era suya, era una casa muy chula que estaba cerca del teatro. Cuando me enteré ya sí hablamos y tal. Él estuvo también en el Rialto haciendo su espectáculo a la vez que yo hacía el mío.