Corría el año 2000 cuando llegaba a la televisión uno de los formatos más rompedores del siglo y que escribió la historia de la cadena privada Mediaset hasta el día de hoy: Gran Hermano. Ese día en que se estrenó el programa cabe la posibilidad de que pocos españoles disfrutaran de la cena, tan concentrados estaban en lo que sucedía ante sus ojos.
Un grupo de personas, cada uno de su padre y madre, se hacinaban en una casa de la sierra de Guadalix para convivir y, por tanto, despellejarse vivos. El experimento sociológico no defraudó.
Así, comenzaba el show de Truman telecinquero más longevo. Allí había almacenadas muchas ilusiones; entre ellas, las de la polémica Vanessa Pascual. Siempre se ha hablado de que en la televisión ostentan el título de villanas tres nombres propios por encima de los demás: Aída Nízar (47), Nagore Robles (40) o Marta López (49).
[Qué fue de Nacho Rodríguez, el médico de 'GH1' que es una eminencia en el mundo de la oncología]
No obstante, siendo justos con la hemeroteca Vanessa fue la pionera, la primera mala malísima oficial. Para la historia quedará el famoso 'jo-de-te' que le entonó Vanessa a su íntima enemiga de edición, Silvia. Fue uno de los grandes himnos de la historia televisiva y la coronó como uno de los fichajes de la edición.
Vanessa, con sólo 19 años, se convertía en la participante más joven de la primera edición de Gran Hermano. Uno de los aspectos más destacados de su paso por el reality fue el sonado romance que Vanessa protagonizó intramuros con Nacho Rodríguez, un noviazgo que se fraguó a fuego lento dentro de la casa de Guadalix de la Sierra.
Juntos formaron una familia: se casaron y tienen dos hijos. Viven en Las Palmas de Gran Canaria, donde ambos trabajan en el Hospital Doctor Negrín de la capital insular. Cabe puntualizar que Nacho tan sólo duró en la casa 28 días. El delicado estado de salud de su padre -que terminó muriendo poco después-, provocó que su participación en el concurso se terminara de manera repentina.
También se puso punto final a su exposición ante las cámaras. Era la dirección del programa la que comunicaba a la audiencia que Nacho había decidido, de manera voluntaria, abandonar el concurso "por motivos meramente personales".
Su padre, que arrastraba una enfermedad desde hacía tres años, se encontraba hospitalizado. No se lo pensó e hizo las maletas. En agosto de 2021, se hicieron públicos algunos rumores de ruptura entre Nacho y Vanessa.
En concreto, fueron las redes sociales de él las que arrojaron algunas pistas que indicarían que ambos, en la actualidad, han tomado caminos separados. Si bien, antes en su biografía presumía de ser "radioncólogo, padre por dos y marido" en los últimos tiempos esta descripción la ha sustituido por "padre soltero por dos".
Nacho está muy implicado en el campo en el que desarrolla su carrera. Tanto, que las pocas entrevistas que ha concedido en los últimos años, han tratado sobre el tema. En noviembre de 2016, en el marco del movimiento Movember -que trata de promover la concienciación sobre la importancia de la prevención del cáncer de próstata-, manifestó: "El cáncer de próstata es el que más nuevos casos registra cada año en nuestro país y el segundo en mortalidad".
En lo que respecta a la vida de Vanessa Pascual, nuestra protagonista, Vanessa entraba en la casa siendo panadera, pero posteriormente se ha dedicado a diferentes profesiones como interiorista o dependienta. Hoy, como se menciona unas líneas arriba, trabaja en el hospital de Gran Canaria. La memorable frase que le dedicó a su archienemiga en la casa, "Pego un bote y le digo jó-de-te", precipitó su salida del concurso.
Vanessa fue duramente sancionada por el público, convirtiéndose en la tercera expulsada de la edición a solo 38 días de su inicio. En concreto, un vasto e incontestable 46,24 por ciento del público la eligió entre todos sus compañeros como la expulsada.
Sobre la historia de amor que protagonizó Vanessa, cabe puntualizar que inicialmente la concursante se fijó en Ismael Beiro (48), el concursante que se alzó con la victoria de la edición, pero el amor le llegó de la mano de otro concursante: Nacho la robó el corazón. Antes de su trabajo en el mencionado hospital, Vanessa ejerció de interiorista.
La discreción de Nacho
Por su parte, Nacho Rodríguez en la actualidad quiere una vida en la que su pasado como personaje público no influya, es que tiene su cuenta de Instagram cerrada al público. Sólo quienes él considera que están en su círculo más íntimo pueden acceder al contenido de ese perfil.
Sí se puede observar cómo se define. Cuáles son esas actividades con las que se puede dibujar un perfil de cómo es su rutina. Al doctor Rodríguez Melcón le gusta realizar actividad física. En concreto, crossfit. También se define como "excorredor, pero siempre corriendo". Y no obvia ni que es un fan incondicional y orgulloso del Real Madrid -tanto de la sección de fútbol, como de la de baloncesto- ni que la música forma parte de su día a día.
Es la misma descripción -aunque ahorrándose los emoticonos- que figura en su perfil de Twitter. Esta cuenta sí la tiene abierta al público, pero en ella se limita a compartir artículos médicos. Un perfil profesionalizado en el que su foto, en estos momentos, también apunta a ese camino que ha elegido y en el que está considerado una auténtica eminencia. Una muestra de que la fama de Gran Hermano no afecta a todos los que albergan los muros de la casa más célebre de la televisión por igual.