El pasado sábado 8 de abril fue un día memorable para los habitantes de Chinchón, ya que no sólo pudieron disfrutar de la presencia de los Reyes y sus hijas, también recibieron la visita de Isabel Díaz Ayuso (44 años). Esos sí, ella lo hizo de manera mucho más privada y discreta, dejando todo el protagonismo a la Familia Real. La ocasión lo merecía, pues se cumplían 60 años de esta tradición de Semana Santa que es una de las más antiguas de España y en la que se lleva a cabo una representación viviente de la Pasión.
La Presidenta de la Comunidad de Madrid se desplazó hasta este pintoresco pueblo al atardecer con un grupo de personas. No era un acto oficial, así que procuró pasar lo más inadvertida posible, aunque su presencia siempre provoca gran expectación. A diferencia de la Familia Real, que presenció la actuación de los vecinos en plena calle, Isabel prefirió hacerlo desde un lugar menos expuesto.
EL ESPAÑOL ha podido conocer de primera mano todos los detalles de esta visita 'secreta', hablando con testigos presenciales y con el gerente del restaurante que le sirvió de refugio. Lo primero que llamó la atención de las personas que llegaron antes que ella al establecimiento fue el atuendo de la trabajadora encargada de las reservas y de recibir a los clientes. "Iba muy elegantemente vestida y eso nos extraño", cuentan a este medio en primicia.
El lugar elegido fue el Café de la Iberia, uno de los más conocidos y emblemáticos de Chinchón. Vestida de negro riguroso, con un pantalón sastre, un top negro con detalles drapeados en el cuello y una blazer, Díaz Ayuso ocupó un lugar discreto en vez de sentarse con su grupo de acompañantes en el salón principal; buscaba una cierta privacidad. Miguel Ángel Moya, gerente del restaurante, cuenta a este periódico cómo fue el recibimiento: "No era un acto oficial, la Presidenta vino a darse una vuelta a Chinchón y eligió nuestro restaurante para ver la representación. Lo hizo desde uno de nuestros balcones, con un grupo de personas, imagino que amigos y quizá algún compañero de partido".
Su aparición fue toda una sorpresa para los clientes. "La Presidenta causa revuelo allá donde va, así que esta vez también fue así. En mi opinión personal, ella es una persona muy querida en la Comunidad de Madrid. Le gusta mucho Chinchón y ha estado en más ocasiones, aunque era la primera vez que visitaba nuestro restaurante", asegura.
En cuanto al menú que degustó, Miguel Ángel prefiere no entrar en detalles, aunque sí asegura: "Tomó un ágape sencillo, un tentempié ligero que sirvió de merienda-cena para ella y su grupo". Ubicado en la Plaza Mayor de Chinchón, el Café de la Iberia, ofreció a la Presidenta un lugar privilegiado para no perder detalle de la representación. Se mostró cercana y amable con todos los que se acercaron a saludarla y posó en la calle. También se hizo algunas fotos en el interior del local.
Ella misma publicaba en sus redes sociales qué le había parecido esta tradición como homenaje al cálido recibimiento: "La Pasión de Chinchón es la más antigua de España; todos los chinchonetes participan en ella en algún momento de su vida. Es Bien de Interés Turístico Nacional, una auténtica maravilla".