Entre lágrimas y con el corazón roto porque supone el adiós a una parte importante de su vida. Así ha sido la despedida de Joaquín Sánchez (41 años), que se retira del fútbol y de su querido Betis, el equipo que más alegrías le ha dado en su carrera deportiva, que ha durado nada menos que 23 años. Ahora comienza una nueva etapa en la vida del futbolista, en la que su mujer, Susana Saborido (38), su familia y sus negocios centrarán toda su atención.
Este gaditano siempre ha conquistado por su sencillez y su hilarante sentido del humor; es la antiestrella, alejada de esa vida glamourosa de la que presumen otros compañeros de profesión, y ése es precisamente su éxito. La noticia de su adiós era esperada, pero ha caído como un jarro de agua fría entre sus seguidores.
Su último discurso, besando su camiseta verdiblanca, fue muy emotivo: "La vida es una constante evolución. El secreto es tener la capacidad de adaptarse a los cambios, afrontar cada día como un reto y poner siempre un poquito de arte en todo. Durante 23 años he intentado hacer de mi fútbol un arte y que fuese recordado de generación en generación, de lo clásico a lo contemporáneo. Ahora solo queda colgar mis botas, mi arte, ventana hacia la eternidad".
Su marcha dejará huérfanos a sus fans en el campo, pero no en las redes sociales, donde es muy activo. No ha sido, ni de lejos, uno de los jugadores mejor pagados del mundo, pero ha sabido invertir muy bien su caché anual, que en los últimos años rondaba el millón de euros.
Joaquín es socio del Betis desde el año 2017, cuando adquirió acciones por un valor del 11,87% del total, una buena manera de seguir vinculado al equipo de por vida. También es administrador único de la empresa Chino Seventeen SL, dedicada a la promoción inmobiliaria, con un activo de 900.000 euros aproximadamente. El ya exfutbolista sabe que el ladrillo es una apuesta segura y, además de la casa en la que vive, tiene otras propiedades en Marbella y Sevilla, que aumentan el valor de su patrimonio.
Una pequeña fortuna nada desdeñable, a la que hay que sumarle lo que ingresa por publicidad, ya que son muchas las marcas que cuentan con él para sus campañas, seducidas por su espontaneidad y su tirón mediático. Acumula más de cuatro millones de followers en Instagram y 1,7 en TikTok, donde sube sus vídeos más divertidos que siempre se convierten en virales. No sólo es un gancho para las firmas, también para la televisión. Cada vez que aparece en un programa los índices de audiencia se disparan y eso le hizo probar suerte como presentador de su propio espacio El Novato, que emitió Antena 3 este año. Aunque se desconoce el caché que cobró por hacer los doce episodios del mismo, no hay duda de que fue suculento.
Sin embargo, el verdadero tesoro de Joaquín Sánchez es su familia. Casado desde hace dos décadas con Susana Saborido, ella es la mujer de su vida, su refugio y la que mejor le conoce. También uno de sus mejores valores, pues la presencia conjunta de ambos sirve de reclamo en eventos y espacios televisivos. Curiosamente, la sevillana se ha convertido en una magnífica promotora de su marido en redes compartiendo sus momentos más divertidos en pareja, lo que ha hecho que ella también se convierta en una celebridad. El mensaje que le ha dedicado a Joaquín en su despedida refleja el profundo amor y admiración que siente por él.
"Este día tenía que llegar, aunque mi corazón y mi alma no lo entiendan. Nos conocimos siendo dos niños, llenos de ilusiones y sueños y desde entonces, cada partido en el que te he visto jugar tuve los pelos de punta y las emociones a flor de piel. Hoy tengo que ver cómo le dices adiós a tu vida, a tu mundo, a tu todo, y yo ahora no sé ni q decir, ni que hacer, por que no me lo puedo creer. Solo decir que fuiste, eres y serás uno de los mejores futbolistas que ha dado España", ha escrito en su perfil de Instagram.
Por su parte, la estrella eterna del Betis tiene claro lo que le enamora de ella. "Susana es maravillosa, una persona que para aguantar a mí tiene que tener... Ha sabido estar a mi lado. Yo he ido cumpliendo sueños, pero ella no, ella me ha acompañado, pero no ha sido su sueño. Susana lo ha dejado todo por mí, porque tenía sus proyectos. Eso no es fácil. Yo entro, salgo, tengo historias, Susana es la que esta ahí con mis hijas, pendiente de mí y de todo", dijo en una entrevista con Bertín Osborne (68). Sólo le pone una pega: que no se quite el pijama de franela en vez de utilizar lencería. Son padres de dos hijas, Daniela (16) y Salma (13).
Ellas son las fans incondicionales de su padre y protagonistas de divertidos vídeos en TikTok junto a él. Aunque también han sido muy críticas viéndole jugar al fútbol: "Mis hijas son las más exigentes con su padre, sobre todo mi Daniela. Es horroso lo que sufre con el Betis", confesaba en su documental. Lo más importante para Joaquín es inculcarles un valor fundamental: "Intento que sean buenas personas, que disfruten de la vida, que se equivoquen, que se tropiecen... Pero que sean buenas porque así les va a ir bien seguro. Aunque sufran, al final merece la pena".
El refugio del gaditano, donde a partir de ahora disfrutará más que nunca de su vida familiar, es su impresionante mansión ubicada en la exclusiva urbanización Simón Verde de la localidad sevilla de Mairena de Alfaraje, valorada en más de un millón de euros. Joaquín ha enseñado muchos de sus rincones tanto en redes sociales como en el programa Mi casa es la tuya y en el documental sobre su vida La penúltima y me voy. Fue Susana quien más se involucró en las obras y según su propio testimonio: "No me dejó elegir ni el color de la piscina".
Tiene dos plantas, grandes ventanales y jardín con piscina, el lugar preferido de Susana para hacer yoga, una de sus grandes pasiones. Está íntegramente decorada en color blanco con toques de tonos neutros, todo muy minimalista. En el salón destaca una tele de imponentes dimensiones y un enorme cuadro de cebras; la cocina es muy amplia con una isla central y en la planta superior se encuentran la habitación del matrimonio y las de sus pequeñas. Y en el garaje, alguno de sus vehículos de lujo entre los que se encuentra un Jaguar y un Porsche, aunque rara vez hace alarde de ellos. La sencillez es su máxima y la que seguirá imperando ahora que los focos del campo de fútbol se apagan para él.