El 13 de marzo de 1997 una cadena autonómica, Canal 9, alumbraba Tómbola, un espacio presentado por Ximo Rovira (61 años) que iba a constituir una verdadera revolución en el panorama audiovisual de nuestro país. El formato era sencillo, a priori: cinco periodistas eran los encargados de entrevistar a un personaje relevante dentro del mundo del corazón.
Si algún iluso pensó, a partir de esta definición, que se trataba de un programa sosegado, a las primeras de cambio los protagonistas de Tómbola se encargaron de demostrar lo contrario. De entre esos cinco profesionales que se encargaban de sacar el mejor titular al entrevistado de turno estaba un hombre, natural de Albacete, que no sabía que haría historia: Ángel Antonio Herrera (58).
Rápidamente, su fino sentido del humor y su sarcasmo, tan ad hoc con la línea del programa, lo convirtieron en un imprescindible. Hoy, Ángel Antonio lleva más de 30 años en el periodismo y lo ha demostrado prácticamente todo. Su etapa más afamada data, como decimos, entre los años 1997 y 2004, período en el que su rostro era uno de los protagonistas junto al de Karmele Marchante (76), Jesús Mariñas o Lydia Lozano (62) en su espacio rosa.
Esa continua y semanal presencia del periodista en el programa del corazón más visto de aquel entonces -y que fue pionero en su temática y en el que se basaron después Salsa Rosa y Sálvame- hizo que su cara se convirtiera en una de las más reconocidas del país, y aún hoy se retiene en la memoria de todos los que lo siguieron con fervor. Tras la última emisión de Tómbola, Herrera se refugió en la radio y en las columnas de opinión, y sólo ha hecho pequeñas colaboraciones en televisión.
Su melena oscura hasta los hombros y repeinado, sus patillas, su mirada afilada y su estilo playero con la camisa abierta por el pecho luciendo collar se convirtieron en todo un emblema en aquella forma de hacer y consumir televisión. Nacido en Madrid, Herrera, desde bien pequeño, sintió pasión y devoción por la literatura. No sólo por ella: la información también lo atrapó. Se matriculó en Periodismo.
Al poco tiempo, comenzó a colaborar con la revista Interviú, donde descubrió que "el periodismo es un oficio, un modo de vivir. Era un crío que acababa de llegar a la ciudad, y tuve la suerte de forjarme con los periodistas del reporterismo salvaje que tenía la revista por aquellos años, como Antonio Álvarez Solís, Manolo Vicent, Manuel Vázquez Montalbán, o Francisco Umbral. Enseguida vi que lo importante era hacer la carrera dentro de la revista y no irme a la universidad a escuchar cosas que no me interesaban nada para el empleo", como rememoró hace un tiempo en El digital de Albacete.
"Mi decantación literaria como modo de vida es fruto de la influencia de mi padre. Desde pequeño siempre tuve una vocación muy firme con respecto a la escritura", añadió en ese medio. Y del Periodismo a la televisión tan sólo había un paso, una delgada línea, y él supo aprovechar el momento y traspasarla. La vida le brindó gloriosas oportunidades a aquel joven inquieto y sagaz Ángel Antonio.
No cabe duda de que su participación en Tómbola le permitió acceder a multitud de programas, y ha colaborado en otros muchos con el paso de los años, como Espejo Público, Día a Día o ¿Dónde estás, corazón?
Uno de los formatos en los que participó con más ruido y solera Ángel Antonio Herrera fue en Con T de Tarde, donde trabajaba con Terelu Campos (57). Tras su vasto paso por la televisión -de la que nunca se ha desligado del todo-, Herrera ha estado muy centrado en la radio y en la prensa escrita, sobre todo escribiendo columnas en diversos medios. En la actualidad, cuenta con una columna de opinión semanal en la revista Diez Minutos y en el diario ABC. Además, está colaborando en el espacio Y ahora Sonsoles, en Antena3.
Llegó a escribir un volumen que se llamaba Alta suciedad que consistía en diferentes crónicas en las que daba su opinión. Ha probado suerte, además, con la publicación de varios libros, como Te debo el olvido, Cartas de ajuste o Cuando fui Claudia. También ha escrito diversos poemarios, como Arte de lejanías.
En concreto, su singular destreza a la hora de escribir poemas ha sido destacada por muchos entendidos en la materia. "Ángel Antonio Herrera es un poeta introspectivo y discursivamente intrincado, para lo que se vale de una sintaxis dispuesta a la manera de los nudos marineros: hermosamente embrollada, lo que da lugar, al fin, a poemas que vienen a ser un bello y complejo epítome versal", llegó a opinar Diego Vadillo López.
La periodista Marta Robles rubricó esta opinión con el siguiente texto: "A mí me gusta mucho aquella frase de Francis Ponge: El poeta no debe dar una idea, sino una cosa. Es decir, el poeta ha de manejarse con la imagen, con la metáfora atrevida y visualizable, que dice la cosa en sí, con sorpresa, que es decir esa cosa, pero diciendo muchas más cosas. Me apasionan los textos con mucho relámpago. Escribir es quizá lo contrario de pensar. Porque quien piensa, quien nos indaga, es el lenguaje".
Hay una parcela que Ángel Antonio nunca ha vendido o siquiera abordado o pregonado públicamente: su vida sentimental. A pesar de vivir durante décadas de las informaciones del corazón, él para sí es muy celoso de su intimidad y mantiene la discreción en ese aspecto de su vida.
Sólo algún puntual acto público ha dejado atestiguar la relación sentimental del periodista con su compañera de profesión y razón de amor, Carmen Ro, quien lleva años a su lado. Recientemente, Ro ha trabajado en un programa de TVE y RNE llamado La vida de los demás. Además, ha colaborado en Cuatro al día -el programa vespertino de la segunda cadena de Mediaset-, y, anteriormente, fue parte del matinal de TVE1 conducido por María Casado (45), así como colaboradora en RNE y en varios medios digitales.