Geraldine Larrosa (45 años), exmujer del malogrado barítono Carlos Marín y reconocida artista, bajo el nombre de Innocence, charla con EL ESPAÑOL justo cuando se cumple año y medio de la muerte del gran amor de su vida. Larrosa se rompe de la emoción en diferentes momentos de la entrevista; confiesa que aún está en pleno duelo por el inesperado fallecimiento de Marín y que la tristeza le impide cantar.
Eso sí, nada más decir esto Geraldine se repone y, recobrando la voz, asevera: "Necesito renovarme, y sé que lo voy a conseguir". No lo ha pasado nada bien en este tiempo de honda ausencia y de aceptación de la muerte. No sólo por el deceso en sí, sino también por toda la polémica familiar que se desencadenó entre ella y la familia más directa de Carlos Martín: su madre, Magdalena Menchero, y su hermana, Rosa Marín.
Cabe recordar que Marín, siempre tan generoso en vida, legó un inmueble a su exmujer. Una vivienda en la que ella, Geraldine Larrosa, reside en la actualidad, valorada en 700.000 euros, pero sobre la que pesa una hipoteca de más de 300.000 euros. Innocence pretende que sufraguen la madre y la hermana de Carlos esa cantidad a través de un seguro que contrató Carlos, siempre según la versión de Geraldine.
Este extremo, la hipoteca de esa casa, abrió una brecha -en apariencia, insalvable- entre Larrosa y los Marín. Un contencioso que Geraldine, por su parte, ha puesto en manos de sus abogados. No quiere polémicas; de hecho, las esquiva. Sólo quiere retomar su carrera profesional, levantar el vuelo y volver a ser la de siempre.
Geraldine insiste varias veces, en el desarrollo de la entrevista, que Carlos Marín sólo se merece homenajes, no escándalos. Ella sabe lo que vivió con su razón de amor y el hombre de su vida. De puertas para adentro, en la cotidianidad más auténtica. Todos esos recuerdos y momentos los tiene bien archivados en su memoria. Con eso, le basta. Lo que no va a consentir, matiza, es que nadie le borre su vida al lado del internacional barítono.
Geraldine, ¿cómo se encuentra?
Creo que cada uno canaliza el duelo como puede, con rabia o con lo que sea. Yo intento hacerlo lo mejor posible, aceptar lo que hay. Si otras personas lo hacen con odio o con rabia, o buscando culpables, es un camino largo para ellas. Aquí la única heredera -de Carlos- es su madre, y yo soy legataria. Hay un testamento que Carlos me entregó en mano hace cuatro años y ya está.
¿Qué hay de verdad en que usted reclama a la familia el pago de la hipoteca de la casa que le legó Carlos?
Está en manos de los abogados. El testamento que se hizo hace cuatro años es el último. El legado se tiene que entregar libre de cargas. Ellas no tienen que pagar nada. Lo tienen que pagar con el seguro que Carlos dejó. Estábamos justamente hablando el verano anterior de que falleciera y me dijo 'ni tú ni mi familia tendréis que pagar nada si yo tengo un accidente o lo que sea'. Y así es.
Se habla de tensión entre usted y la familia...
Nunca he atacado a la familia ni la he insultado. Si quieren salir en la tele presentando el libro y ponerme a parir, que lo hagan. Todo el mundo sabe perfectamente que Carlos y yo nos queríamos, éramos compañeros de vida. Con nuestra vida privada, nuestros acuerdos... Ahí no se puede meter nadie. Hay cosas que la madre ni sabe. Carlos y yo queríamos envejecer juntos. Ni voy de viuda de España ni nada. Eso sí, la única mujer con la que se ha casado Carlos Marín ha sido conmigo.
El otro día un amigo aseguró que su error fue separarse de Carlos, ¿qué piensa?
Ella -la madre de Marín- dice que sólo he estado tres años casada con Carlos, vale. Pero he estado 18 años de pareja de hecho, luego nos hemos casado y separado. Nos separamos porque él tenía que volar, cada uno ha respetado su momento. Nuestras vidas por separado no han funcionado y por eso éramos felices juntos. Porque nos entendíamos perfectamente y no nos entendíamos con nuestras respectivas parejas.
Tenían planes juntos...
Nos queríamos casar, viajar a México, a Japón para nuestras galas. Trabajar en nuestro disco... Un disco que es mío también. Ese disco hay que sacarlo, por honor a Carlos. A mí Carlos Marín me ha conocido trabajando y nunca me he beneficiado de nada de Carlos. Yo trabajaba en Telemadrid, en el Pasacalle, y él estaba en Miserables. Luego hemos trabajado juntos en musicales, hemos crecido juntos artísticamente.
Todo eso une muchísimo.
Hemos vivido una vida maravillosa, hemos sido muy felices juntos. Incluso, compañeros de vida y envejecer juntos. Ahí no se puede meter nadie, ni la familia. Era nuestro acuerdo y vida privada. Por mucha hermana, por mucha madre... Donde él estaba feliz era conmigo y con mi hija. Era la vida que habíamos construido él y yo. Que la gente se quiere meter, es problema de ellos.
Tengo testigos, tengo vídeos, tengo de todo. No sé a qué están jugando. Estoy un poco cansada. He querido mucho a la madre de Carlos, pero están dando una imagen pésima de la familia de Carlos.
Háblenos del disco que preparó con Carlos.
Yo sigo trabajando, sigo haciendo mis proyectos. Saco adelante, además, a mi hija. Todo está en manos de los abogados, hasta mi disco con Carlos. Ese disco es propiedad intelectual privada y ahí no puede entrar nadie. Solamente yo. Soy la que sé perfectamente lo que quería Carlos artísticamente. La voz cantante de aquí soy yo. Nadie -de la familia- tiene idea de lo que es el mundo artístico. Yo estaba contratada como directora artística. El resto de familia también estaban contratados. Yo no voy a hablar mal de ellos, pero me tengo que defender. He tenido tanta ansiedad, tanta taquicardia. Ha sido una pesadilla.
¿Se ha planteado hacer una biografía de Carlos?
Me han propuesto hacer biografías, pero estoy todavía en shock. Lo del libro era una idea de Carlos y mía. Tengo vídeos caseros. Estábamos viendo la historia de Luis Miguel, y dije yo 'tendrían que hacer tu vida desde pequeño y tu vida artística'.
Veo que se emociona aún bastante...
Lloro todavía, no puedo cantar bien porque siento mucha tristeza. Necesito renovarme, y sé que lo voy a conseguir. Estoy aún en el duelo. Me van poniendo palos para que me caiga: y sí, me caigo, pero me vuelvo a levantar.