Normalmente, a El Hormiguero van a divertirse personajes famosos que tienen algo en promoción: un disco, una película, un programa de televisión, una serie, etc. Sin embargo, este martes 23 de marzo ha sacado su lado más corazonero para recibir a Enrique Ponce (51 años) y a su pareja, a la que conoció por redes sociales en 2018 y con quien formalizó la relación en 2020.
Esta es la primera entrevista de Ana Soria (25) en televisión, y valoró que "no está nada mal" que fuera precisamente en el citado programa. Como en otras ocasiones ha sucedido, Pablo Motos (57) invitó al torero a que presentase a su novia.
"Ana es la mujer de la que estoy enamorado locamente, pero por muchísimas cualidades humanas que ella tiene. Podría estar enumerándolas aquí, pero para mí sobresale el corazón tan grande que tiene, lo buenísima persona que es de verdad", respondió él.
Seguidamente añadió que la joven "siempre está más preocupada por los demás que por ella misma. Y luego, también es muy fuerte, tiene una gran fortaleza, porque ha sabido soportar muy bien, como todos sabemos, las injurias y calumnias de alguna gente que la ha juzgado sin conocerla por haberse enamorado de mí. La verdad que todavía te quiero más".
El presentador le preguntó entonces a Ana que por qué razón habían decidido ir al programa, y ella explicó que quería que la gente la conociese cómo es realmente. Lamentó que los medios de comunicación les hayan dado "mucha caña”, e insistió en que ellos siempre han protegido su intimidad.
"Desde que me enamoro de él paso a ser alguien conocido, pero sin que la gente sepa cómo soy. He aguantado mucho, los dos, llevamos tres años aguantando cosas, escuchando cosas que no son justas, que duelen. Somos personas con corazón, tenía ganas de que la gente vea que soy una chica normal, con sentimientos y ya está. Que puedan conocerme de lo que ha salido de mi boca, y nos parecía el sitio ideal", confesó Soria.
La pareja, más sincera y espontánea que nunca, ha contado cómo fue el inicio de su relación. "Fui a torear a Almería, y estando allí en el callejón, la vi en el tendido, sentada", dice Ponce. Preguntó a un amigo si la conocía y éste le dio su nombre. "La busqué por Instagram y la encontré", reconoce entre risas.
Ana Soria recuerda cómo se sintió cuando se dio cuenta de que él la observaba aquel día en la plaza: "Me daba como vergüenza, y en ese momento te prometo que sentí algo especial. Tiene un brillo en la mirada que cuando me miró se me paró el mundo ahí, con una sensación que nunca había tenido".
En su primera cita, en el reservado de un restaurante hubo muchos nervios, pero la conexión fue evidente. La primera impresión del torero es que era "una chica muy inteligente, con una madurez impropia. Poquito a poco fuimos enamorándonos, y quedamos otro día". Su relación levantó ampollas por la diferencia de edad, tema que no evitaron durante la entrevista.
"Ese tema ya cansa un poquito. El amor no se piensa, el amor es algo que se siente, y lo que no es un impedimento para nosotros no debe serlo para la gente. Si la gente de verdad supiera cómo somos, él tira de mí, tiene mucha energía, el amor es libre y que cada uno se enamore de quién quiera", declaraba Ana.
Reconoce que la presión del principio no fue fácil de soportar y necesitó ir a terapia para afrontarlo. "Nunca se está preparado para algo tan fuerte, tan intenso. Hemos recibido un trato muy malo, despectivo, faltándonos el respeto como personas humanas que somos. Para ellos hemos sido personajes, y no personas".
Ahora que ya están más tranquilos y su amor más consolidado y menos expuesto, la joven quiere matizar que sigue con sus estudios. "Nunca lo he dejado, tuve que ocuparme de mi salud mental. Ahora estoy a tope y me queda nada para terminar", confesó. Para terminar han compartido alguna anécdota y Ana asegura que su novio es "muy despistado", tanto que una vez fueron a ver una parcela que tienen juntos en la que iban a construir. Enrique se fue a pasear con los perros y, al regresar, no vio su coche, así que creyó que se lo habían robado. Llamó a la Policía y al final lo que sucedió es que se había equivocado de parcela.