La imagen de galán siempre ha acompañado a Máximo Valverde (78 años). El mítico actor, figura clave del séptimo arte de los años 70, ha tenido una vida tan intensa a nivel profesional como ajetreada en el ámbito sentimental. Máximo -su nombre real es Máximo Carlos- ha sido considerado durante décadas como todo un donjuán.
El sevillano, nacido en la capital hispalense en noviembre de 1944, tenía una pasión desde pequeño y ésa fue la tauromaquia. Los toros le apasionaban y llegó a probar suerte, en su primera juventud, en el mundo del toro, logrando tomar la alternativa como matador en Estepona, gracias a Manuel Benítez El Cordobés (87).
En ese momento, compaginando con este hobbie, Máximo estudió hasta cuarto de Derecho en la universidad de Sevilla. Dejó los estudios y se centró durante un tiempo en los toros. De hecho, en 1980 volvió a vestirse de luces, debutando como novillero en la plaza de Algeciras. Máximo siempre se ha sentido -y así lo ha reconocido en más de una ocasión- más torero que actor.
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No obstante, su vida profesional dio un giro de 180 grados en el año 1970, cuando el cine llamó a su puerta. Máximo debutó en la cinta Fortunata y Jacinta, de Angelino Fons. Su papel, a priori, iba a ser de extra pero gustó tanto que se le dio un perfil más protagónico. Ahí comenzó una fulgurante carrera en cine, pero también en televisión y, sobre todo, en teatro.
En contra de la creencia general, donde ha ganado dinero de verdad ha sido en el teatro. Allí, se refugió, de alguna manera, harto de hacer siempre de galán al uso. Muy a su pesar, tras la muerte de Arturo Fernández y pese a la diferencia de edad entre ambos, Máximo se ha convertido en uno de los maduros más importantes de nuestro país.
Tras la pandemia de coronavirus sus apariciones televisivas se han espaciado en el tiempo, así como sus proyectos profesionales. Así lo confesó él mismo Máximo a EL ESPAÑOL en 2020, durante una entrevista: "He tenido que suspender por el momento seis bolos que tenía contratados. Espero que los que tengo firmados para más adelante se puedan hacer. Estar parados es una tragedia para todo el mundo".
Pero antes de zambullirnos en su presente, viajemos al pasado. Nos habíamos quedado en los maravillosos años 70; la época de oro para Valverde como actor. Aparece en cintas tan memorables como Hay que educar a papá, Españolas en París, Las Ibéricas F.C., Fin de semana al desnudo, Clara es el precio o Manuela, entre otros títulos.
Eso sí, en la década de los ochenta su presencia cinematográfica comienza a ser menos visible. Desde entonces su carrera ha sido desigual, con alguna que otra aparición en teatro. El teatro se ha convertido en su colchón económico más estable en los últimos tiempos. Las nuevas décadas no han ayudado a su desarrollo laboral y tan sólo ha participado en programas de televisión como La isla de los famosos, ¿Cantas o qué? o Splash! Famosos al agua, entre otros.
El medio de la interpretación le ha dado oportunidades en proyectos como la obra Tú sí que vales, Loli, que el actor protagonizó en 2009, la saga Torrente y la película Amalia en el otoño. Mención aparte se merece la vida sentimental de Máximo Valverde. Todo un donjuán, su primer amor fue el que protagonizó con Rocío Jurado. Su relación, cuentan las crónicas, fue apasionada, pero al cabo de los meses aquella chispa se disipó.
Pero se conoce que Máximo no era un hombre de una sola mujer por entonces. Tras Jurado, llegaron otras muchas féminas a su vida, como Amparo Muñoz y Rocío Martín, ambas Miss España. Con Muñoz tuvo una historia también tórrida, después de verla en una portada de una revista. "Fue la mujer que más he querido en mi vida", ha confesado el intérprete en más de una ocasión.
Eso sí, otro nombre de mujer prorrumpió en su vida, Isabel Pantoja (66). No obstante, pese a que su amor iba por buen camino la madre de la cantante desaconsejó a su hija que continuara con el romance. Sin embargo, prevaleció entre ellos una bonita amistad que ha perdurado con los años.
"Fue una historia preciosa, un amor de juventud. Isabel estaba a punto de cumplir la mayoría de edad, tuve que pedirle permiso a su padre para salir con ella, pero aquello no cuajó. Le sigo teniendo un cariño muy grande", manifestó en La Razón.
"Hay muchas anécdotas que he vivido a lo largo de mi vida profesional con Rocío Jurado o Maribel. La gente se queda embobada escuchándome porque cuento cosas muy interesantes. Cada vez que hablo de ellas estoy unos ocho minutos y rápidamente metemos un poema o una canción. Es un espectáculo muy variado y a la gente le encanta", contó Máximo en EL ESPAÑOL en 2020, en referencia a la obra de teatro que protagonizó entonces, Mi querida Maribel.
Sobre la imagen de galán, contó Máximo para este medio que tanto le ha perjudicado como beneficiado. A partes iguales. "Me ha favorecido y me ha perjudicado. Me ha favorecido porque, si no, no hubiera trabajado en el cine. Empecé a trabajar en el cine por una imagen. Cuando yo hice Fortunata y Jacinta", explicó.
Para añadir, señalando la etapa del destape: "A mí, lo que de verdad me perjudicó fue la época del destape. En 1975 empezó el cine de destape, que era muy malo, de muy baja calidad y solo importaba la señora que se desnudaba. El que lo hizo muy bien fue Juan Luis Galiardo, que se fue a México donde trabajó mucho y se quitó toda esa etapa del medio".
Reconoce Máximo que, en contra de lo que algunos creen, no ha ganado grandes cantidades de dinero en el cine: "Yo he ganado más dinero en el teatro. El primer piso que yo me compré fue con dinero del teatro. Hasta ese momento yo vivía alquilado. A mí Matías Colsada -empresario teatral- me pagaba mucho dinero. Estuve cuatro años con él, trabajando en Las alegres chicas de Colsada. Donde yo he ganado dinero de verdad ha sido con el teatro".
En la actualidad, Valverde está soltero -nunca tuvo hijos-, y reflexiona sobre ello en Pronto: "Estoy solo, tranquilo y muy bien. Lo que más me gusta del mundo es la libertad, no sentirme atado a nadie. Y si tienes a alguien al lado ya no eres libre. Gracias a serlo pude hacer cosas como torear, viajar, ser actor… Esta profesión es muy inestable y si hubiese estado casado y con tres o cuatro hijos, no podría haber hecho muchas cosas".