La borrasca Óscar ha encapotado el cielo de Madrid este miércoles 7 de junio de 2023. Y con la persistente lluvia también ha llegado el caos de tráfico y trasiego de paraguas a la ciudad. Pese a todo esto, en el elitista hotel The Westin Palace se ha vivido otra realidad paralela que en nada ha influido el infausto temporal.
En concreto, en la sala Neptuno del mencionado hotel había convocados más de 50 medios de comunicación. La expectación era máxima y lo cierto es que no era para menos: Ana García Obregón (68 años) presentaba ante los medios de comunicación el libro autobiográfico El chico de las musarañas. Se trataba de su primera aparición pública ante los medios españoles después de convertirse en abuela de la pequeña Ana Sandra Lequio Obregón.
EL ESPAÑOL ha estado presente. Minutos antes de su aparición estelar en el photocall, entre el hervidero de periodistas sólo había un tema de conversación: si Obregón, finalmente, accedería a responder a todas las cuestiones en la rueda de prensa o si, en cambio, se limitaría a las que tienen que ver con el proyecto literario.
El incesante traqueteo de los flashes ha anunciado la llegada, inequívoca, de la protagonista del día. Ataviada con un favorecedor vestido de Rubén Hernández -de estampado floral y palabra de honor, a juego con unos pendientes de flores rosas y zapatos de color beis de Mascaró-, Ana ha posado, muy emocionada, ante los medios. "Vais a conseguir que me emocione", ha expresado la actriz ocultando su rostro por momentos.
Tras este posado, Obregón y todos los medios -se ha producido cierto caos en el trayecto-, se han trasladado a la sala Neptuno 3, donde se ha celebrado la multitudinaria rueda de prensa. Nada más tomar asiento, la emoción ha embargado a la presentadora, que se enjugaba las lágrimas mirando al cielo.
Este encuentro mediático se puede resumir en cuatro claves: la emoción de Ana, los duros reproches a Alessandro Lequio (62) -ha llegado a asegurar que "no sabe" si ha leído el libro y que lleva "un mes sin hablarme, no sé qué le pasa. (...) Tu nieta te espera en casa"-, la tensión ante las preguntas de los medios por Ana Sandra y la inesperada confesión que ha impactado a todos: la llamada póstuma que recibió en su teléfono de su malogrado hijo, Álex Lequio.
La presentación ha comenzado con unas palabras de la editora de Harper Collins a la actriz -agradeciéndole su entrega y su generosidad-, y un vídeo con imágenes de Álex con las que la bióloga se ha roto en lágrimas. "Mi hijo siempre decía 'todo lo que haces en esta vida con amor tiene eco en la eternidad', y eso es lo único que he hecho desde que mi hijo se fue. Intentar hacer con amor todo lo que a él le hubiese gustado y no pudo realizar", ha comenzado a explicar, muy emocionada.
Acto seguido, Ana ha explicado dónde surge la creación de este libro: "Uno de sus deseos -de Álex- era publicar un libro que estaba escribiendo. Era agosto de 2018 y estábamos en Nueva Jersey con un tratamiento muy agresivo de quimio y radio conjunto, con todo lo que eso conlleva y las consecuencias de náuseas, fiebre, estar en la cama... Y yo le oía teclear por las noches. Y a las 6 de la mañana fui a hablar con él y me dijo que estaba escribiendo un libro y que quería donar todo a la investigación del cáncer porque es lo único que salva vidas. Le dije que me dejase leer algo y no me dejó; me dijo, 'cuando lo termine'".
Secándose las lágrimas, ha añadido: "Me dijo mi hijo 'solamente te digo, se llama El chico de las musarañas porque eso me decías desde pequeño'. Él se evadía, se perdía como lo hacía yo, y le decía siempre 'ya estás pensando en las musarañas'. Como mi madre y mi abuela me decían a mí". Y reflexiona: "Mi hijo no pudo finalizar este libro por culpa del maldito cáncer".
Una obra que define como "un canto a la vida y un canto a la muerte. (...) Es un homenaje a mi hijo, pero también a todos los valientes que luchan por vivir sea con el cáncer, sea con otras enfermedades. Inspira a darnos cuenta de que la vida no está garantizada para nadie. Inspira porque es una lección de vida", ha expresado Obregón, orgullosa madre.
Ana ha revelado que con este proyecto literario da por "cerrado el capítulo de las últimas voluntades de Álex": "Sobre todo, su deseo era tener una hija. El segundo, que se publicase su libro, y el tercero hacer una fundación con su nombre para investigar el cáncer, la Fundación Aless Lequio, que estamos financiando proyectos importantísimos a nivel europeo del sacroma de Ewing".
"Alessandro lleva un mes sin hablarme"
Mención aparte se merece la dureza con la que Ana Obregón ha hablado sobre Alessandro Lequio, el padre de su malogrado hijo. En un momento dado, Ana ha asegurado que "no sabe" si Lequio ha leído el libro de su hijo. Y ha añadido, en conexión en directo con El programa de Ana Rosa: "Alessandro, llevas un mes que no me escribes, no sé que te pasa. Tu nieta te está esperando en casa porque eres su familia. Está deseando de conocer a su abuelo".
Sobre la postura del silencio -público- que ha adoptado el conde italiano, García Obregón apunta: "Alessandro ha tenido las puertas de mi casa abierta desde que nos separamos para ver a su hijo cuando quisiera. Tiene la casa abierta para ver a su nieta. Yo no puedo obligar a un abuelo a ver a su nieta, pero sé que a Álex le haría muy feliz que conociera a su hija, eso sí lo sé. No estoy dolida, le respeto. Tiene su familia, su hija... pero tiene las puertas abiertas para cuando quiera venir. Yo sé que cuando Anita crezca le gustará saber que, aparte de una abuela, tiene un abuelo, que está rodeada de amor".
Unas palabras que, a los segundos, han tenido una réplica por parte de Lequio, confirmando que no ha leído el libro: "No he leído el libro porque nadie tiene que contarme. No tiene nada que ver el libro con las páginas que mi hijo dejó escritas. Ana cuenta su historia, es la historia de Ana, no tiene nada que ver con mi hijo".
Sulfurado, Alessandro apostilla: "No es cierto -que no le hable-. Pero le escribiré otro mensaje para que vuelva a leer lo que le escribí la última vez. (...) Me parece tremendo que la gente diga que esto es fantástico. Que un chico de 27 años se muera no tiene nada de fantástico. ¡Es una historia de terror! ¡Es una historia de terror, del terror de los terrores!".
Ana Sandra y el intento de suicidio
En otro orden de cosas, volviendo a la rueda de prensa, pese a que no ha querido profundizar en exceso en la figura de su nieta Ana Sandra -ha matizado en varias ocasiones que la cita de hoy obedecía exclusivamente para hablar del libro-, Obregón no ha podido ocultar el orgullo que siente. "Entiendo que quieras saber de mi princesa, de mi nieta. Pero he venido hablar de mi libro. Ella está increíble, pero esto es un homenaje a mi hijo y mientras más se hable de este proyecto, más se va a vender. (...) Yo a Anita ya le hablo de su papá cada noche".
Uno de los momentos más duros de la rueda de prensa se ha producido cuando Obregón ha abordado el intento de suicidio que narra en el libro, acaecido cuando falleció su hijo: "Cuando me dijeron que ya no había nada que hacer con mi hijo pasé de instalarme en una tercera planta a una séptima. Es un acto de cobardía. El rayo de luz me lo dio el abuelo de Anita, Alessandro Lequio. Pero, insisto, fue un acto de cobardía".
Llamada póstuma de Álex
Sin lugar a dudas, el momento que más ha sobrecogido a propios y extraños ha tenido lugar cuando Ana Obregón ha narrado el día en que recibió en su teléfono móvil una llamada -póstuma- de su malogrado hijo, ya fallecido: "Fue el día que tuvimos la primera reunión para formalizar que iba a terminar el libro. Me estaban intentando convencer, pero yo no estaba muy segura porque no sabía si tendría fuerzas. Este libro es una catarsis pero con la que he tenido que revivir momentos profundamente dolorosos. Bien, pongo mi móvil sobre la mesa y de repente empieza a sonar. Miro y ¿de quién era la llamada?".
Tras unos segundos de suspense, despeja Olga, la directora de la editorial: "Era de Álex. Ana se lo enseñó primero a Susana, que se echó las manos a la cabeza y, muy nerviosa, nos enseñó cómo sonaba el teléfono. Y Ana decía '¡Pero si el teléfono de Álex está en un cajón apagado!'".
Ana Obregón ha relatado, acto seguido, que interpretó esa llamada como una señal de su vástago para que se animase a continuar la obra que él dejó empezada. "Me dio fuerzas y me dije que tenía que hacerlo porque es lo que quería mi hijo".
Por último, acerca de las críticas -feroces en algunos casos- que ha recibido en España por la gestación subrogada en que vino al mundo su nieta, la actriz ha tirado de sentido del humor, aprovechando la presencia de una avispa en la sala: "Ha entrado una avispa. ¿Ves? No hay que hablar de eso, hay que hablar de mi libro. (...) A mí no me interesa nada lo que diga nadie. Cuando tienes que enterrar a tu único hijo cualquier crítica lo que me hace es cosquillas. Cuanto más me critiquen más cosquillas me hacen. Cosquillas absolutas y me imagino que les habrá venido bien para no ver todas las chapuzas que están haciendo".