Está en una etapa dulce de su vida después de casi tres años de oscuridad. Siempre con el recuerdo de su hijo Alex, fallecido en 2020, Ana Obregón (68 años) ha recuperado la ilusión de vivir gracias a su nieta, Anita. No sólo se nota en sus palabras y en su sonrisa, también en la forma en la que va vestida: ha abandonado el blanco y el negro que lució durante tanto tiempo en señal de luto y se ha pasado al rosa y a las flores como símbolo de su renacimiento.
Este es el color que ha elegido para la mayoría de sus apariciones públicas o en redes sociales. Sus primeras imágenes en Miami tras el nacimiento de su nieta, nacida en Estados Unidos por gestación subrogada, fueron con un vestido veraniego en rosa chicle, y los looks que eligió para la presentación oficial del bebé en una conocida revista del corazón también estuvieron marcados por esta tonalidad y el estampado floral.
Con el paso de las semanas, la pink obsession se ha mantenido en su multitudinaria rueda de prensa, su firma de libros en el madrileño parque de El Retiro y una escapada que ha hecho con su representante y amiga Susana Uribarri. ¿Hay una razón para este cambio de código de vestimenta?
EL ESPAÑOL ha contacto con especialistas en moda y comunicación para analizar este cambio de estilo y desvelar el mensaje oculto del mismo. La actriz y presentadora siempre aparece radiante, luminosa y muy rejuvenecida y esto no es algo casual. Jesús Reyes, periodista experto en moda, estilista y CEO de CoolHunting Madrid Comunicación, ofrece su visión profesional. "El rosa es un color sereno, que transmite muchísima paz, tanto a la persona que lo viste como al que lo ve", explica. Paz es precisamente lo que necesita en estos momentos después de tanta polémica, sobre todo con Alessandro Lequio (62). Su imagen dulce ayuda a suavizar también las opiniones sobre ella.
No sólo eso, el rosa también aporta frescura exterior a su nuevo yo. "Los rosas más intensos, como el Barbiecore o fucsia, mucho más vibrantes, rejuvenecen muchísimo y cargan de energía positiva. Son tonos que ayudan a levantar el ánimo y que despiertan optimismo, por regla general. Si a estos tonos le sumamos 'prints' florales, por ejemplo, el efecto se multiplica", añade Reyes. Eso es lo que hizo la actriz en la rueda de prensa de su libro, donde apostó por un vestido estampado de Rubén Hernández, con mucha presencia de rosa y pendientes XL de este tono.
Hay que destaca que en este renacer estilístico, Ana Obregón no ha abandonado su sello de identidad. "Ella sigue siempre una línea de estilo que es muy fiel a su personalidad: cortes que marcan la cintura, muy años 50, inspirados en creaciones muy icónicas como las que en su día crearon grandes de la aguja como Balenciaga o Dior. Hemos visto a Ana Obregón toda su vida luciendo este tipo de siluetas, que son elegantísimas, y que hoy en día continúa vistiendo, muy acertadamente, porque son parte de su imagen y, sencillamente, porque le favorecen y sientan muy bien", precisa Jesús Reyes.
La elección del color en el caso de Ana es muy importante en el terreno de la comunicación, del mensaje que se manda a través de la moda. Así lo analiza Ángela García-Monzón Delgado, del Departamento de Marketing y Comunicación de la Universidad Villanueva, que ve el cambio evidente en su paleta cromática. "Desde que falleció Álex, Ana únicamente vestía los dos colores que representan el luto: el blanco y el negro. Una autoexigencia de la que solo ha prescindido en un par de ocasiones. Decidió dejar ese luto tras el nacimiento de Ana Sandra; desde entonces si hay un color protagonista en su nuevo armario, es el rosa. ¡Incluso accesorios como la funda del teléfono son de ese tono! En nuestra cultura, el rosa se une a los conceptos de etéreo, lo dulce y lo agradable, ternura… y también al optimismo", explica a este medio.
Además, Ángela aporta un dato clave que denota cuán importante ha sido la llegada de la pequeño a la vida de la presentadora, en todos los sentidos; tanto, que ha transformado su armario. "En los imaginarios occidentales, el rosa se asocia a lo femenino: el rosa es un color irremediablemente ligado a cómo se viste a las niñas. Por lo tanto, tendría sentido valorar que, si el blanco y el negro eran una alusión a su hijo, el rosa es una alusión a esa niña recién nacida, que es quien ahora vertebra su vida, incluso la manera en la que viste", analiza.
Ella misma ha dicho que su nieta es quien da sentido a su vida, así que parece haber decidido "apoyar esa idea en algo tan cotidiano como la manera en la que te muestras a los demás en el día a día. Por lo tanto, sea por concepto, o como alusión a quien es ahora el centro de su vida, creo que podemos decir que para Ana Obregón vestirse no es solo elegir un estilismo: es un reflejo y un refuerzo de su estado y momento vital".