Allá por los años ochenta, las páginas de la prensa del corazón estaban copadas por una serie de personajes masculinos, los que realmente ostentaban el poder en cualquiera de sus formas, acompañados por mujeres que creaban estilo. Ellos eran Mariano Rubio (67 años), Miguel Boyer, Rafael del Pino (87) o José María Entrecanales (75) y ellas se llamaban Isabel Preysler (72), Marta Chávarri, Marisa de Borbón, Carmen Posadas (69)… Hasta que la Preysler no fue infiel a Carlos Falcó, marqués de Griñón, con Miguel Boyer, el grupo carecía de interés para la prensa rosa.

A partir de aquel romance que hizo temblar el Ministerio de Economía, los paparazzi empezaron a hacer su agosto. Los flashes disparaban sobre las féminas, que siempre han sido el objeto deseado por los lectores de las revistas del corazón. Otra infidelidad hizo temblar los cimientos de la alta sociedad cuando en febrero de 1988, la revista Diez Minutos publicó unas fotografías de Marta Chávarri con Alberto Cortina (76). La cosa no hubiera ido a más si no hubiera sido porque ella seguía casada con Fernando Falcó y Fernández de Córdoba, III marqués de Cubas, y él con Alicia Koplowitz (71), que siempre detestó convertirse en protagonista indirecta del colorín. Quién le iba a decir a la empresaria que en 2003 su hermana Esther le daría el 'Sí, quiero' al propio Fernando. Se separaron seis años más tarde.

Lo más gordo, y por lo que sería eternamente recordada, lo publicó la revista Interviú el día de San Valentín de 1989 cuando apareció en la portada sin ropa interior. El autor de aquellas imágenes intentó venderlas al principio por 400.000 pesetas, pero nadie pareció interesado. Cuando saltó la infidelidad -en gran medida debido al encargo realizado por Esther a una agencia de detectives porque se olía que su esposo se la estaba pegando-, el fotógrafo supo que tenía la sartén por el mango y soltó por su boquita que ahora pedía 6 millones de pesetas. E Interviú se lo pagó. Muy rentable debió salir las ventas de aquel número porque Marta demandó a la publicación por violar su intimidad, llevándose calentitos 34 millones de pesetas gracias al juez.

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Marta Chávarri en la pasarela Cibeles en 1995. Getty Images

Mucho se ha especulado sobre aquella noche, en su momento, a quien escribe estas líneas, Lita Trujillo, que estaba con ella, comentó que sí llevaba sus prendas íntimas, pero lo que se vio era el efecto de las luces sobre unas medias especiales. Por otro lado, el trasfondo tenía que ver con un chantaje sucio entre banqueros.

No hay que olvidar que en aquella época, Mario Conde (74), con su característico pelo engominado y traje a medida acaparó el poder de Banesto y se convirtió en el símbolo aspiracional del éxito financiero a quien todos los jóvenes imitaban. Mariano Rubio, esposo de Posadas, ascendió al puesto de gobernador del Banco de España y Rafael del Pino respaldaba con su fortuna a través de Ferrovial a otros tecnócratas que deseaban alejarse de la alargada sombra del caudillo. Además, estaba casado con Ana María Calvo Sotelo, hermana de Leopoldo Calvo Sotelo, Presidente de España entre 1981 y 1982. Sin duda, la beautiful people fue un círculo endogámico que se sostenía sobre los pilares de la política y la economía.

La infidelidad de Chávarri desencadenó la guerra de los Albertos. Alicia destituyó a su marido de su cargo de administrador de Construcciones y Contratas y poco después, su primo Alberto Alcocer y esposo de Esther Koplowitz, asumía la presidencia de uno de los conglomerados empresariales más importantes del país. Por esos asuntos de faldas no se llevó a cabo la fusión entre el Banesto y el banco Central de Escámez que habían auspiciado Alcocer y Cortina, de los que ambos eran accionistas.

Junto al que fuera su marido Fernando Falcó. Getty Images

Aquella Beautiful People formada por personas millonarias, inteligentes, de lujo ostentoso y con ideas liberales deseaban adueñarse de una España que empezaba a sembrar tras el acabose de la sombra de Franco. Los frutos que recogieron fueron muy sabrosos. Ellos reorganizaron España bajo el manto protector de Leopoldo Calvo Sotelo y Felipe González.

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El origen de esa mescolanza de gentes hay que buscarlo hacia 1977 cuando algunos de ellos se reunían en la finca La Dehesilla de 500 hectáreas, propiedad de Justino de Azcárate cuya hija, Isabel, estaba casada con Mariano Rubio, una especie de guía para que Boyer alcanzara el poder. Una vez más, queda demostrado que esta especie de clan era bastante endogámico porque solían casarse entre ellos o, como mucho, con íntimos amigos vinculados a ministerios, el INI, la Administración del Estado…

En una entrevista, Carmen Posadas recordaba la Beautiful People como "un grupo de gente inteligente, formada en el extranjero, algo extraño en aquellos años, con una visión moderna de la sociedad y que hizo grandes cosas por España". Han pasado los años y la gente no olvida. Desde ese selecto club surgió el escándalo Ibercorp donde Manuel de la Concha tuvo el rol de falsificador de inversiones de la la Beautiful People. Aquello saltó a la palestra en 1992. Fue el fin de ese selecto club cuyos miembros labraron su propio camino, aunque algunos de ellos sigan viéndose. Marta Chávarri se desvinculó por completo de las fiestas sociales en las últimas décadas, aunque de tanto en tanto aparecían noticias a raíz de sus amoríos con el empresario Javier Salaverri y el escultor Richard Hudson.

Marta con su hermana Isabel. Getty Images