Después de diez días encarcelado y en situación de aislamiento, Daniel Sancho (29 años) ha recibido su primera visita familiar. Su madre, Silvia Bronchalo (48), llegaba a la prisión de Koh Samui para verle y poder al fin hablar con él cara a cara, aunque durante este tiempo ambos han estado en contacto telefónico y por videollamada según ha confirmado el equipo legal que los representa en España.
Fueron más de doce horas de vuelos hasta recorrer los 10.000 kilómetros que separan ambos países, pero el cansancio no hizo mella en la que fuera pareja de Rodolfo Sancho (48), angustiada e impaciente por reencontrarse con su hijo. Llegó al lugar en taxi, acompañada por personal de la Embajada de España en Tailandia. La mujer que iba a su lado portaba un gran número de papeles en la mano.
Una nube de cámaras esperaban a Silvia a las puertas de la cárcel, pues ésta era la imagen más esperada en un caso que ha conmocionado a propios y extraños. Bronchalo, con falda estampada, camiseta negra, y gafas de sol oscuras, no se ha parado ante los medios. Se ha limitado a andar a toda prisa con gesto serio hacia la entrada. Tal y como han contado los periodistas presentes habían acordado previamente no hacerle preguntas para respetar su privacidad.
Una vez dentro del penal, madre e hijo tuvieron 20 minutos para conversar, tiempo que parece escaso teniendo en cuenta las circunstancias. Ésta es la primera visita que recibe el acusado de matar y descuartizar al cirujano colombiano Edwin Arrieta, para quien la Policía tailandesa pide pena de muerte por considerar que se trata de un asesinato meticulosamente premeditado. La noticia cayó como un jarro de agua fría en la familia Sancho-Bronchalo que ahora sólo piensa en explorar todos los resquicios legales para que se rebaje esa pena.
La visita de su madre es un ligero soplo de aire para Daniel Sancho, que el pasado miércoles 16 de agosto volvía a declarar ante las autoridades esta vez acompañado por su abogado. Hasta ahora, Khun Anan, que así se llama el letrado, había sido la única persona que había estado con él. El director de la prisión, Watcharapong Boonsaior, confesaba horas antes de la llegada de Bronchalo que el chef "se encuentra bien, no tiene ningún problema". Esto contrastaría con otras informaciones que apuntaban que el preso seguiría en aislamiento para evitar intentos autolíticos.
El esperado viaje de Silvia Bronchalo se produce cuando la Policía de Tailandia ha dado por cerrada la investigación del caso y ha pedido la pena capital para Daniel, que es consciente de la deriva que ha tomado su proceso. Habrá que esperar al menos cuatro meses para que de comienzo el juicio, donde se espera que se aclaren todas las incógnitas que aún sobrevuelan en este macabro crimen.