La imagen de la madre de Daniel Sancho (29 años) en Tailandia para visitar a su hijo en la cárcel ha sido uno de los momentos de más interés en los últimos días, en un caso en el que no paran de surgir novedades e informaciones sorprendentes. Silvia Bronchalo (48) llegaba al país asiático el miércoles 16 y tras descansar en el hotel durante unas horas, el jueves 17 se personaba en el penal de Koh Samui.
Era la primera vez que se dejaba ver en público y todos los focos de los reporteros allí congregados estaban pendientes de ella. Impaciente por ver al acusado, que terminaba sus diez días de aislamiento, Bronchalo ocultaba sus ojos con unas gafas de sol y mostraba una actitud nerviosa, con la desolación patente en su rostro. Con prisa, sin pronunciar palabra. Lo mismo sucedía a la salida.
Sin embargo, al día siguiente cambiaba de actitud y más serena atendía a la prensa. Además de las palabras, que fueron pocas pero sinceras y esclarecedoras, la comunicación no verbal en la gestualidad de Silvia aporta datos sobre cómo está viviendo realmente este drama y qué ha sentido tras ver a Daniel.
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EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Javier Torregrosa, Director del Máster de Comunicación no verbal Científica de la Fundación Empresa Universidad de Alicante, para descifrar los detalles ocultos que evidencia sus movimientos y gestos. El hecho de que esconda sus ojos con gafas de sol, quizá para no mostrar sus ojeras a causa del desvelo que todo esto le produce, dificulta un poco su labor, pero el experto destaca que hay detalles interesantes e importantes.
"Cabe destacar que claramente evita el contacto con los periodistas y con otras personas que están esperando, no las mira ni interacciona con ellas en ningún momento. Llevar gafas de sol puede ser un signo de no querer evidenciar ciertos detalles que pudiera denotar cansancio, llanto, etc.", empieza resaltando.
Pese a ello, Javier encuentra algo determinante en su expresión: "Hay que fijarse en la parte interna de las cejas, donde se observa que está más elevada que la externa, lo que indica que la emoción subyacente es la de miedo o la de tristeza, que son de las seis emociones básicas universales (ira, asco, alegría, miedo, tristeza y sorpresa), las únicas posibles. Las gafas de sol no nos dejan ver claramente qué tipo de emoción predomina, aunque las comisuras de su boca y la altura de las cejas están más en la línea de la tristeza. La tristeza está muy presente".
Por otra parte, se observa que Silvia lleva las manos ocupadas: "Con su mano derecha sujeta fuerte el bolso y también se coge la otra mano, que es lo que se llama una microfijación, lo que indica que existe un elevado estrés. Lo que se pretende es liberar un poco esa tensión".
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En cuanto a la aparente tranquilidad y confianza que Bronchalo manifestó en sus declaraciones al asegurar que su hijo se encuentra bien, "tranquilo" y que esperan a que todo se resuelva, mientras reconocía que "nadie está preparado para una noticia así", se produce un gesto que llama la atención del experto.
"Se observan dudas, porque Silvia eleva el hombro derecho, lo que indica que tiene dudas sobre lo que está afirmando. Además, en ese mismo momento niega con la cabeza, gesto que reitera las dudas que tiene sobre la afirmación que está verbalizando", afirma Torregrosa.
La situación de estrés emocional y confusión que soporta la madre del acusado por el asesinato y descuartizamiento de Edwin Arrieta es evidente. Ella es la única persona de la familia que, por el momento, ha podido estar con él cara a cara, en dos ocasiones. Mientras tanto, el caso no para de dar giros de guion, lo que aumenta la incertidumbre.
Después de que la Policía tailandesa asegurara que la investigación estaba cerrada, Vicente Cacho, la persona de la Embajada de España que acompaña a Silvia y hace de portavoz, así lo ha confirmado: "La investigación sigue abierta, por el momento Sancho va a estar en esta prisión, será juzgado aquí y eventualmente se planteará un cambio de prisión, que no sería Bangkok, sino que sería la prisión de Surat Thani (provincia al sur de Tailandia)".
Este último dato ha tranquilizado bastante a la familia y en especial a su madre, porque en un principio se creía que Daniel iría al penal de Bangkok, la capital, muy masificado y en el que las condiciones son extremadamente duras. Además, Cacho ha añadido que el chef se encuentra actualmente en el módulo de enfermería pues "sufre una hernia discal", que "duerme sobre un colchón" y que "está acompañado de cuatro presos".
Sobre su estado anímico añade: "Está en una montaña rusa emocional, pero está bastante más tranquilo. Está interesado en saber qué cobertura mediática está recibiendo".