Este viernes, 8 de septiembre, Rodolfo Sancho (48 años) ha visitado por última vez a su hijo en la cárcel de Koh Samui. Allí se encuentra ingresado Daniel Sancho (29), provisionalmente, por el asesinato y descuartizamiento del colombiano Edwin Arrieta. El suceso, hace unas semanas, todavía sigue alterando la vida en esta isla tailandesa.
Ha sido la tercera vez que el padre del acusado entra en prisión. La primera, el miércoles, compareció ante la prensa a la salida y tuvo una gran repercusión. "Creen que estoy tirado por los suelos, pero ése no soy yo. Hay dos formas de tomarse cuando vienen las cosas en la vida, como una desgracia o como un reto, creo que he dicho suficiente. No van a conseguir lágrimas de mí", esgrimió, visiblemente molesto.
Al día siguiente tuvo que pedir disculpas por esas palabras. "Como os imagináis ayer salí de un momento complicado ahí dentro", comentó, haciendo referencia a su reencuentro en prisión con Daniel, y ha continuado: "La imagen que di fue quizás muy dura, quizás prepotente", reconocía. "Siempre he tenido una sonrisa con la prensa. Ha sido un mecanismo que uso para sentirme firme, para sentirme fuerte y para ayudar a mi hijo", sostenía, reflejando así un cambio de actitud.
Y este viernes se ha negado a declarar. Sí que ha atendido a los medios el abogado de la familia, Marcos García Montes. El letrado ha evocado al Artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
"Porque no nos engañemos, Daniel Sancho es inocente hasta que se demuestre lo contrario, en un juicio justo, con todas las garantías y en el tribunal correspondiente, que será la Audiencia Provincial, que aquí se llama Provincial Code. Ahí se verán las pruebas del fiscal y las nuestras. Evidentemente, la Fiscalía todavía no tiene las pruebas últimas de la Policía. En 15 o 20 días nos darán traslado y a partir de ahí, a trabajar", indicó García Montes.
Otra de las cuestiones del día ha sido aclarar por qué Rodolfo puede pasar más tiempo que su expareja y madre de su hijo, Silvia Bronchalo, en prisión. Cada uno, han explicado, tiene un permiso diferente para entrar en la cárcel, al menos hasta este momento. "Los permisos son totalmente diferentes", han dicho. Él puede estar tres horas y ella 15 minutos, como cualquier visitante a un preso en Tailandia.
"En esta prisión, tan sólo un familiar al día puede entrar a visitar a un interno, este permiso lo tiene hasta ahora Silvia Bronchalo", han señalado. "La embajada de España ha concedido a Rodolfo un permiso especial para que él entre junto a sus abogados como si formase parte de ese equipo de defensa", han contado al programa de televisión Cuatro al día.
"Los abogados pueden venir cuando quieran, no tienen límite de tiempo, pero que han querido acortarlo a tres horas para no interrumpir esas visitas que pudiese hacer algún familiar", han añadido. Además, la otra curiosidad es que los visitantes han llevado un regalo al reo. Se trataba de una bolsa con "dulces típicos tailandeses".