Son muchos los que presuponen que la legendaria comunicadora María Teresa Campos debió de dejar tras su fallecimiento, el pasado martes 5 de septiembre a los 82 años de edad, una vasta herencia en forma de dinero y, sobre todo, de propiedades inmobiliarias. No obstante, la realidad parece otra bien distinta.
Ni Teresa Campos perdió la vida en una situación excesivamente boyante, o millonaria, a nivel económico ni tampoco ha legado un gran patrimonio de bienes inmuebles. Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL en las últimas horas, a través del entorno más próximo y seguro de Teresa Campos, la comunicadora malagueña se fue desprendiendo en sus últimos años de las principales casas o joyas de la corona de su legado.
Tanto en Madrid como en Andalucía, Teresa Campos adquirió inmuebles a lo largo de su fulgurante y exitosa carrera. En vida, la que fue presentadora de ¡Qué tiempo tan feliz! llegó a ser propietaria de hasta cuatro viviendas a la vez, dos en la zona noroeste de Madrid -en Aravaca y Las Rozas-, y otras dos en la ciudad andaluza, Málaga.
Centrándonos, en primer lugar, en su refugio de Málaga, cabe puntualizar que Campos disfrutó en los últimos años de su vida de un fabuloso ático de 175 metros cuadrados que compró en 1981, situado en el barrio de Pedregalejo, una zona de pescadores hoy en día célebre por su paseo marítimo.
Se trata de una casa con cuatro dormitorios, dos cuartos de baño, un comedor con terraza incluida y una fabulosa cocina. Es el hogar en el que toda la familia Campos ha vivido sus últimos años, en torno al verano y la Semana Santa.
Antes de que su enfermedad le impidiera viajar -la última vez que María Teresa se desplazó a Málaga en verano fue en 2022, y su estancia fue efímera y regresó a Madrid-, la longeva presentadora reunía en este bien inmueble no sólo a sus hijas y nietos, también a familiares y amigos de toda la vida de Málaga. Es el único bien del que Teresa Campos no se deshizo en vida.
La única casa que conservó hasta el final de sus días. Según le consta a EL ESPAÑOL, así seguirá siendo tras su muerte. Las hijas de la andaluza de adopción, Terelu Campos (58 años) y Carmen Borrego (56), preservarán el domicilio y lo tendrán a su disposición "al cincuenta por ciento". Lo harán como un claro homenaje a su madre, a esos últimos años de Teresa en los que deseaba viajar al Sur de España.
Cierto es que María Teresa, como informó este medio en los últimos tiempos, ya no quería veranear fuera de Madrid. No tenía ánimo y no le apetecía. El pasado agosto de 2022, su hija mayor, Terelu, se lamentó en el blog que escribe para Lecturas: "Me pone triste que mi madre no disfrute de las vacaciones en Málaga. El año pasado ya os lo dije y este año, desgraciadamente, os lo tengo que volver a repetir. Me da mucha tristeza porque no veo que mi madre disfrute aquí".
Y añadió: "No sé el motivo, pero hay veces que pienso que le debe pasar algo con esta casa. Es cierto que cuando las personas cumplimos una edad quitarnos de nuestra rutina no siempre le gusta a todo el mundo, y a mi madre creo que es a la que menos. (...) Intento animarla para que bajemos a la piscina. (...) Hay días que lo consigo y otros que no es posible".
Terelu y Carmen mantendrán esta casa y, así, honrarán a su madre. Tal y como ha avanzado la revista Semana, las hermanas Campos planean viajar a Málaga para "descansar y desconectar" de estos días tan intensos. En la ciudad andaluza se celebrará en la próxima semana una misa funeral en memoria de la presentador.
Tendrá lugar en la iglesia parroquial de San Pablo, en el barrio de la Trinidad. De este modo, Málaga podrá despedirse de la célebre periodista. De acuerdo a los datos que confía un informante, Terelu y Carmen aprovecharán los días posteriores al homenaje, y al entierro, de su madre para reencontrarse con esos familiares y amigos de la familia que no han podido acudir esta semana a su último adiós en Madrid.
Otras propiedades de Teresa
La mayor inversión en patrimonio la llevó a cabo María Teresa Campos en 2005, cuando se construyó, sobre plano, la casa de sus sueños, donde invirtió todos sus ahorros. El domicilio estaba situado en Molino de la Hoz, en Las Rozas, Madrid, y constaba de 1.615 metros cuadrados construidos en una parcela de 6.365.
Teresa intentó vender la casa durante casi siete años y, antes de conseguirlo, hizo importantes rebajas al precio de salida. En un principio, quiso venderla por 4,5 millones de euros, pero sólo lo consiguió por 2,5 millones. Los elevados gastos de esta casa fueron la razón por la que Teresa quiso desprenderse de ella. En el último tiempo, vivió en una casa de alquiler en la zona de Aravaca, cerca del domicilio de su hija Terelu.
"La casa de Las Rozas la ha tenido asfixiada y muy preocupada", se avanzó a EL ESPAÑOL hace un tiempo. Para añadir: "Por muy alto que sea el alquiler -rondará los 2.000 euros- que pague nunca superará los gastos mensuales a los que tenía que hacer frente en Molino. A veces superaban los 10.000 euros". Esto, sumado a la falta de trabajo y de ingresos de María Teresa entonces, mermó seriamente su economía.
La eterna Campos ha tenido otras propiedades a su nombre. Durante un tiempo, María Teresa fue también propietaria de un ático en Aravaca muy cercano y similar al de Terelu.
Se trataba de un dúplex de 730 metros cuadrados. Teresa se deshizo de esa propiedad. Aunque la casa salió a la venta por 1,5 millones de euros, finalmente cerró el trato por 1,3. Por último, en Málaga, muy cerca del céntrico Museo Thyssen, María Teresa adquirió un ático de 102 metros cuadrados, del que se desprendió en 2020.