El juzgado penal número 25 de Barcelona juzga desde este martes, 12 de septiembre, a la extenista Arantxa Sánchez Vicario (51 años) y a su exmarido, Josep Santacana, para quienes la Fiscalía pide cuatro años de prisión, acusados de urdir un plan para descapitalizar su patrimonio y evitar el pago de una deuda al Banco de Luxemburgo.
El juicio, que está previsto que se prolongue hasta el viernes 15 de septiembre, llega dos años después de que el ministerio público acusase a ambos de un delito de alzamiento de bienes o de insolvencia punibles.
Tras revelar en una entrevista en El País, este fin de semana, el delicado momento económico que atraviesa por haber confiado en Santacana -"Con lo que he ganado, no poder vivir del tenis es un golpe muy duro que no me esperaba. Mi error fue enamorarme. Mi marido me la jugó", ha confesado-, la exdeportista ha preferido guardar silencio y, flanqueada por su abogado Borja Vives Iborra, ha entrado a paso ligero en los Juzgados.
[Primeras imágenes de Arantxa Sánchez Vicario tras la pena de prisión que le pide la Fiscalía]
Minutos después ha sido su exmarido, acompañado a su vez por su letrado Juan Segarra, el que ha llegado al juicio con una actitud muy diferente a la de Arantxa. "Buenos días. Afronto el juicio bien, con tranquilidad", ha explicado, asegurando que no se arrepiente "de nada".
Y es que, Josep Santacana intentará salir absuelto del proceso, argumentando que nunca engañó ni se benefició económicamente de la extenista, que ya era "insolvente" cuando se casaron.
En sus calificaciones, la Fiscalía sostuvo que Sánchez Vicario, "bajo las consignas" de su exmarido, y en colaboración con otros cinco acusados, "idearon un plan consistente en descapitalizar su numeroso patrimonio" para eludir la deuda que tenían con el Banco de Luxemburgo.
Esta entidad se había querellado contra la pareja después de intentar sin éxito, desde el año 2010, cobrar las cantidades con que avaló a la tenista para pagar una multa de 5,2 millones euros por un anterior fraude a Hacienda.
Según la Fiscalía, los acusados efectuaron numerosas "maniobras" con un "ánimo de enriquecimiento ilícito", entre ellas el vaciado de seis cuentas corrientes, para que no hubiese saldo en caso de embargo, o la desaparición del dinero percibido por la tenista en concepto de reportajes en medios de comunicación, "cobrando de forma opaca o haciendo desaparecer el dinero nada más recibirlo".
La acusación incluye, asimismo, la ejecución de un proceso de despatrimonialización inmobiliario "a través de sociedades de las que era titular real o fiduciaria" la exdeportista, llevado a cabo, "bajo las directrices del acusado", en más de una decena de viviendas, varias plazas de aparcamiento, un local en un puerto deportivo o varios terrenos, entre otros bienes inmuebles.
Fue en 2018 cuando el Banco de Luxemburgo pidió a la titular del juzgado de instrucción número 4 de Barcelona que ordenara el ingreso en prisión de Arantxa Sánchez Vicario y de Santacana, en el marco de la querella que le exige el pago de una deuda. Una deuda que la fiscal solicitaba que se abonase en concepto de responsabilidad civil en su escrito de acusación. Y que, a día de hoy, no se ha pagado.
Un tormentoso divorcio
En el plano personal Arantxa Sánchez Vicario también ha tenido que pasar por los tribunales. La tenista y su exmarido se vieron las caras en el juzgado debido a su tormentoso divorcio, que se hizo efectivo en marzo de 2019, en el juzgado de instrucción número 2 de Espluges de Llobregat.
Después de un año de guerra en los tribunales, el matrimonio se disolvió tal y como quería Santacana, quien pedía que la resolución de la batalla judicial tuviese lugar en España y no en Miami como pretendía la tenista.
Este fue un matrimonio que, según contó ella misma posteriormente, apartó a la deportista de su familia. "No me arrepiento de haber dado todo por amor, me arrepiento de haberle dado el control de todo lo que tenía. Tenía que haber separado el amor del resto de mi vida", señalaba Arantxa a la revista ¡HOLA!, tras conocerse la separación.
Afortunadamente, la deportista confirmaba el lado positivo de todo esto: su familia la acogió con los brazos abiertos. "No hicieron falta muchas palabras, yo sentía que siempre podía contar con mi familia y he pedido perdón a quienes se lo tenía que pedir", explicó.
Josep Santacana Blanch conoció a Arantxa en Ibiza durante el verano de 2007. Apenas un año después se casaron en el castillo de Peralada, en Girona. Son padres de dos hijos, Leo y Arantxa.