Han pasado 12 días desde el fallecimiento de María Jiménez a los 73 años. Su familia, amigos y ciudadanos de su querida Triana se despedían a lo grande en un paseo póstumo a caballo por las calles sevillanas, cumpliendo así la última voluntad de la cantante. Otro de sus deseos también se hizo realidad: poder ver a su hijo, Alejandro (40 años), antes de que dejara este mundo.
Su hermana Isabel ha revelado cómo fueron las últimas horas de vida de la icónica cantante, y ha destacado que la artista "no se fue" hasta que su hijo, que reside en Toledo, llegó a Sevilla y pudo "despedirse de él", confesaba en Y ahora Sonsoles.
La bailaora tuvo que luchar contra muchas batallas en su vida, desde los malos tratos de su marido y la muerte de su primogénita a los 16 años en un accidente de coche, a varios problemas de salud. El cáncer de pulmón fue el que acabó consumiéndola poco a poco pese a que María siempre intentó mantenerlo en secreto.
La intérprete de Se acabó acudía dos días antes de su fallecimiento al hospital por su grave estado de salud, que finalmente provocó su ingreso: "Ella nunca dijo cómo quería morir ni nada, no quería morirse, pero las fuerzas le fallaron al final", subrayaba Isabel, quien la acompañó en todo momento. "Ingresó y me fui por la noche a mi casa, regresé a las 7:00 horas de la mañana y ya estuve todo el día con ella hasta que se fue. Tuve mucho tiempo para despedirme. Veía como se iba... Ella me miraba... Pero creo que ya no veía. Creo que ella no se daba cuenta. Estaba despierta pero inconsciente", continuaba.
Su hermana, que veía que María "se iba apagando", avisó a su hijo Alejandro, que vive en Toledo, para que viajase lo más rápido posible a Sevilla. A los 10 minutos de que él llegara, María murió. "Fue empeorando, empeorando... Y ahí se quedó. A las 00:47 fue. Parece que estaba esperando a que llegara su hijo. Su hijo llegó, la vio y 10 minutos después ya se fue. Esperó a Alejandro para morirse".
Isabel ha destacado algunos rasgos de María: "brava, fuerte y nunca lloraba. Fue consciente de todo, pero nunca se quejó", explicaba muy afectada. Y es que su vida estuvo llena de sombras, tuvo tantas... pero la muerte de su hija "la hundió, jamás se repuso de eso. Le costó más de dos años levantar un poco la cabeza. Se vino a Sevilla conmigo y con el niño. Se refugiaba en Alejandro, que era chico, y en sus amigos porque era rica en amigos. Era incapaz de hablar de la niña y me pedía a mí que le pusiera flores porque ella no podía. Mirábamos una foto, pero nunca hablamos de ella".
Otra oscuridad que tapó la luz de María fue Pepe Sancho, su marido, al que Isabel no perdona por el daño que le hizo: "Maldita la hora que se cruzó con Pepe. Me da pena que aguantara lo que aguantó. El mismo día de la boda le dio la primera guantada. A mí nunca me gustó. Aquello era un sinvivir", añadía asegurando que llegó incluso a amenazarla a ella con ir a su casa "a pegarme dos tiros". "Era violento y le gustaba machacarte psicológicamente. María aguantaba porque estaba muy enamorada y él le lloraba lo más grande para que lo perdonara, pero delante de mí nunca le puso la mano encima. A María la vida la hizo dura y no lloraba", explicaba al borde de romperse en llanto.
La situación familiar
Pese a todo lo que ha vivido María, su familia está "alegre" y están "llevándolo bien porque ella no quería tristezas porque bastantes tuvo en su vida", desvelaba a Europa Press. "Alejandro también está pasándolo mal porque es normal, pero estamos tirando para adelante del carro su hijo y yo, aunque todo el mundo la quería, muchísima gente".
[El día que Pepe Sancho le rajó la cara a María Jiménez y ella lo encañonó con una pistola]
En cuanto al multitudinario homenaje en Sevilla, Isabel se llevó una gran sorpresa por la cantidad de muestras de cariño que recibieron tras la muerte de Jiménez. "Ha sido una sorpresa, no pensábamos que iba a ser como ha sido, es increíble la buena despedida que se le ha dado, es lo que ella quería" ha confesado.
Finalmente, ha destacado que, aunque todo ha sido "muy rápido", ella ya estaba "cansada de tantos males" y que "esté donde esté, está con su hija, que es lo importante".