Rocío Crusset (29 años), la hija de Carlos Herrera (66) y Mariló Montero (58), vive en Estados Unidos y contadas son las ocasiones que viaja a España. Pese a esto, Crusset es una persona muy familiar y está especialmente unida a sus padres y a su hermano, Alberto Herrera.
En más de una ocasión, la joven empresaria ha manifestado lo mucho que extraña su país y estar más cerca de sus seres queridos. Un sentimiento que, de seguro, se le habrá incrementado en las últimas semanas, después de que su padre se haya sometido a una operación para extirparle un tumor.
A comienzos de septiembre, Herrera compartía con sus oyentes lo que sigue: "Les hablo con media cara nada más. El jueves me sometí a una intervención quirúrgica, una parotidectomía, que es la recesión (extirpación) de una glándula parótida, por haber encontrado un adenoma pleomorfo, un tumor de carácter benigno".
Cabe puntualizar que el adenoma pleomorfo, el tumor por el que Carlos Herrera fue intervenido con éxito, es el más frecuente de los que afectan a las parótidas, que en la mayor parte de los casos suelen ser benignos.
Sea como fuere, un pequeño bache de salud del que Herrera ya está complemente recuperado. Su hija Rocío ha hablado en los últimos días sobre cómo está su progenitor.
"Mi padre está muy bien, le han quitado lo que le tenían que quitar y todo perfecto", ha apuntado Crusset en la revista Semana, sin ahondar en excesivos detalles. La hija de Carlos siempre ha sido muy discreta con todo su entorno, intentando mantener su privacidad.
El día que Carlos confesó su operación, aseguró, con gran sentido del humor, que "las manos mágicas del doctor Julio Acero", el cirujano encargado de la operación, le habían dejado la cara "como si me hubieran pegado un balonazo". La intervención tuvo lugar en el Instituto Maxilofacial Acero de Madrid.
En esa línea, el periodista continuaba bromeando y detalló que "es una operación laboriosa por la situación y que te deja un poco más tonto de lo que eres durante unos días, pero, bueno, ahí estoy". "El cirujano era muy bueno, campeón de España y del mundo", apostilló.
Por último, deslizó que tenía la parte derecha del rostro "acorchada, como si me hubieran dado un guantazo. Tú me ves hablando y me ves moviendo la mitad de la cara, soy dos personas diferentes".
El buen momento de Rocío
Crusset vive un momento pleno y excelso a sus 29 años. En 2022 se estrenó como empresaria con su línea de joyas, triunfa como modelo allende los mares y está muy enamorada de su pareja actual, Maggio Cipriani (31), heredero de un imperio hotelero, con el que lleva cinco años de discreta relación. Rocío se sinceró con EL ESPAÑOL, el pasado año, sobre el amor, su futuro personal y profesional y sus deseos de ser madre.
"Mi padre está deseando ser abuelo. Ve un bebé y me mira. Es una presión, aunque yo hago lo que me da la gana. Está deseándolo. Lo que pasa es que ahora tengo tantas cosas... y un bebé me limitaría mucho. Hay muchas cosas que quiero hacer antes de eso. Hay mucha gente que por aburrimiento... Me parece el mayor error del mundo. Amigas mías me dicen 'quiero tener un bebé ya, porque nunca voy a estar aburrida'. Pero ese no es un motivo para tener un bebé", manifestó Rocío.
Con su pareja y razón de amor, Maggio, Crusset desea casarse: "Nos casaremos, por supuesto, porque, además, nos apetece a los dos formalizarlo, pero no sabemos... Nos apetece mucho lo de casarnos por lo civil e irnos a cenar con nuestros padres. Me apetece eso, pero, de repente, también me sale el ramalazo y digo, 'con lo que me gusta a mí una fiesta, qué divertido'. Mi novio no es tan así, él es más 'uff, me da pereza'. Y le digo, 'si la protagonista soy yo, vosotros no importáis en las bodas'. ¡Sois un complemento!".