El diestro de Chiva Enrique Ponce (51 años) y la joven almeriense Ana Soria (25) continúan con su ya sólida y fortalecida historia de amor en Almería. Han sabido sortear los vaivenes mediáticos y la marejada informativa que sobre ellos se cernió un tiempo. Enrique y Ana están felices y nada les interesa lo que de ellos se diga.
Tan sólo el pasado mes de mayo la enamorada pareja abandonó su discreción y casi ostracismo andaluz para reaparecer por sorpresa en el espacio El Hormiguero. La dupla se sentó en Antena 3 ante una millonaria audiencia: 2.554.000 de espectadores y una cuota de pantalla de 17,4 por ciento.
Arrasaron y se intercambiaron múltiples gestos cariñosos. Tras esto, ambos volvieron a su refugio almeriense. Rechazaron, como informó EL ESPAÑOL, varias ofertas profesionales que se le ofrecieron. Ellos no quieren, de momento, dar el paso mediático: están bien y sin esa necesidad.
Por no querer aproximarse al foco, ni siquiera desmienten los persistentes rumores de crisis que los acechan cada cierto tiempo. Su respuesta es el tiempo, implacable: de crisis, nada de nada.
En medio de la felicidad y exposición pública que, en contraste, manifiestan Paloma Cuevas (50) y Luis Miguel (53) -de los que se informa casi de forma semanal-, a este periódico se traslada una nueva información sobre la familia que han conformado los apellidos Ponce Soria. En concreto, el protagonista de este artículo es José Soria Moreno, el hermano menor de Ana.
El informante con el que se contacta revela una pasión desconocida hasta la fecha del hijo menor del matrimonio formado por Federico Soria, un conocido abogado mercantilista de la ciudad andaluza, y Rosa Moreno, empresaria de profesión. Sabido es que Ana Soria, pareja sentimental de Enrique Ponce, siente una gran devoción por el mundo de la tauromaquia.
De lo que no se tenía constancia es de que José Soria, el hermano menor de Ana, también nació con ese hobbie. Federico Soria les inculcó a sus dos hijos por igual esta pasión. Desde bien pequeños han acompañado a su padre Federico a muchas corridas de toros, "no sólo aquí en Almería, también en Las Ventas", informa una persona muy próxima a la familia.
"Desde chico dijo que él quería ser torero, luego lo ha ido compaginando con sus estudios y esa fijación fue cambiando. También con la edad se cambia de objetivos, es normal", añade este informante. En esa línea, se informa de que la figura de Enrique Ponce ha sido clave para la formación y el desarrollo de la pasión de José Soria.
Enrique "le ha dado como clases y hablan mucho del toro", se detalla, para añadir: "Gracias a Jose -su entorno lo llama sin acento-, Ponce ha podido disfrutar de su profesión en Almería, a puerta cerrada. Le ha dado buenos consejos". Según le ha dicho Enrique a amigos, "el chaval tiene tablas y es bastante bueno".
Hoy, José Soria compagina su pasión por los toros con otra devoción, con carácter de futuro: el Derecho. Al igual que su hermana, José está estudiando para ser abogado.
Para José Soria, el mundo del toro se ha convertido en la actualidad en un pasatiempo, al que le sigue dedicando horas en su día a día, pero no en una ocupación de futuro.
Hoy tiene claro que desea seguir la estela familiar, muy centrada en la abogacía por parte de padre. EL ESPAÑOL ha podido conocer, además, que los hermanos Soria comparten una ilusión de futuro: trabajar y heredar el bufete de abogados de su progenitor. O crear su propio despacho.
"Son el orgullo de su padre. (...) Federico está encantado no sólo con los niños, sino con Enrique, con el que ha forjado una gran amistad", informa con quien se contacta. Antes de la unión sentimental de su hija aquel pandémico 2020, el padre de Ana es un gran admirador de Ponce desde hace años, y no se perdió sus faenas cuando el valenciano toreó en Almería.
Ana y las hijas de Ponce
El pasado 26 de julio, una revista del corazón informó sobre el encuentro -o reencuentro- estival de Ana Soria y la pequeña Bianca, una de las hijas de Enrique Ponce y Paloma Cuevas. Ambas disfrutaron de un plan veraniego en Almería. A la cita también se sumaron los padres y el hermano de la joven. En cambio, no estuvo Paloma (15), la primogénita de Ponce.
Se mostraron cómplices a bordo de un pequeño barco, en un paseo juntas en moto de agua y jugando con la mascota de la familia. En concreto, hay dos imágenes que llaman especialmente la atención, ya que se aprecia a la joven almeriense cuidando muy bien a la pequeña, como si estuviese ejerciendo de 'madre'.
Después de que Bianca se bañara en el mar, Soria se encargó de ayudarla con la ducha y desenredó su larga melena. Siempre bajo la atenta mirada de Enrique Ponce, quien no se separó de su hija ni un instante, a excepción del paseo en moto de agua que hizo la menor junto a la futura letrada.
Tal y como se hace constar a este medio, las hijas de Ponce han podido recolocar los sentimientos tras un difícil tiempo de adaptación. Con su hija menor, en concreto, el de Chiva mantiene una relación próxima, cercana y cómplice.