La vida de Rafael Amargo (48 años) cambió el pasado viernes, 3 de noviembre. Ese día la Audiencia de Madrid ordenó su ingreso en prisión provisional al existir, según ellos, "riesgo de fuga y haber quebrantado de manera reiterada la obligación de firmar cada 15 días" en el órgano judicial.
Desde ese entonces, el artista permanece en prisión preventiva en la cárcel de Soto del Real (Madrid). Ahí estará, si nada cambia, hasta la celebración del juicio que se celebrará el 8 de abril de 2024, tal y como adelantó EL ESPAÑOL, cuando tenga que rendir cuentas con la justicia al ser acusado de vender droga en su casa. Por este delito, la Fiscalía le solicita una pena de nueve años de cárcel.
Este miércoles, 8 de noviembre, se han cumplido cinco días desde que Rafael Amargo llegase a prisión como medida cautelar para evitar su fuga. EL ESPAÑOL ha podido saber que el coreógrafo "está adaptándose" y que ya ha pasado del módulo de ingresos al régimen ordinario, donde "hace vida normal y está tranquilo".
Rafael Amargo se personó en la Audiencia de Madrid el jueves 2 de noviembre para cumplir con su acuerdo de firmar cada 15 días en el órgano judicial, tal y como estaba estipulado para poder seguir en libertad. Sin embargo, fue detenido dadas sus habituales faltas. Un día más tarde, el juez dictó que debía ingresar de manera provisional y sin fianza en prisión.
Hasta ese momento, Amargo justificaba esas faltas o retrasos por la presión que decía sentir por parte de los medios de comunicación cada vez que acudía a firmar. Fue entonces cuando solicitó cambiar la sede de firma de los juzgados de Plaza de Castilla a la Audiencia Provincial. Una petición que fue aceptada, pero que no cambió su situación, ya que tampoco acudía a firmar argumentando que tenía "fobia social".
Finalmente, el jueves fue detenido y el viernes enviado a prisión provisional. Durante los primeros días, Rafael Amargo permaneció en el módulo de ingreso, donde se le realizaron los habituales reconocimientos médicos y psicológicos para comprobar su estado de salud. Este lunes 7 de noviembre, Amargo pasó al régimen ordinario donde "hace vida totalmente normal". Además, según ha podido saber EL ESPAÑOL el bailaor "sale al patio, está con gente y comparte celda con otro interno".
Cada centro penitenciario tiene sus propios horarios, aunque todos tienen que adaptarlos para que cada preso tiene al menos ocho horas de descanso y dos horas de asuntos personales. La jornada comenzaría a partir de las 7 horas de la mañana, cuando se hace el recuento de presos. Tras esta primera comprobación, los encarcelados podrían salir de sus celdas para tomar el desayuno y comenzar con las actividades diarias.
Unas cuatro horas después del inicio de las actividades, sobre las 13 horas de la tarde, los reos vuelven al comedor para la comida. Aunque depende de cada prisión, esta suele ser entre 30 minutos y una hora, momento tras el que regresan a su celda durante dos horas. A media tarde, sobre las 17 horas, se retoman las actividades por un periodo más breve de tiempo. A partir de las 19 horas se sirve la cena y a las 20 horas cada preso debe estar de regreso en su celda hasta el día siguiente.
Las visitas de los familiares tienen lugar durante el fin de semana y Rafael Amargo, según ha informado su abogado, ya puede recibir esas visitas si así lo pide, aunque por el momento no quiere que nadie vaya a visitarle, ni siquiera sus padres.
Paralelamente a este aciago momento, este periódico pudo conocer hace unos días que el padre del artista, Florentino García, se vio obligado a ingresar en el hospital, aquejado de una delicada salud y al encontrarse "bastante mal tras la detención de su hijo". Pero tal y como confirmó EL ESPAÑOL este martes, el progenitor del flamenco ya ha recibido el alta hospitalaria y se encuentra en Madrid junto a su esposa para estar más cerca de su hijo.
Todos los frentes que Rafael Amargo tiene abiertos han afectado directamente en la salud de sus padres, tal y como reconoció el propio bailaor. Desde la última detención del bailaor en marzo, sus vidas se han resentido notablemente.