Pedro Marín (62 años) consiguió con su música convertirse en uno de los ídolos musicales más queridos de la década de finales de los setenta y principios de los ochenta. Su canción Aire le catapultó a la fama con tal solo 19 años, de la que se iría alejando con el paso del tiempo.
El joven artista, sin experiencia previa en el mundo de la música, se creó una legión de seguidores que le acompañaban en sus conciertos y que incluso intentaban colarse en los hoteles en los que se hospedaba para conocerle en persona. Muchas de ellas también empapelarían sus habitaciones con sus posters.
En aquella época para triunfar en el mundo de la música había que aparecer en las portadas de las revistas de moda y él se convirtió en un fijo de la Superpop, junto a otros ídolos del momento como Miguel Bosé (76).
40 años después de todas aquellas vivencias, Pedro Marín aseguró que lo que vivió "era insoportable". La revista estadounidense Billboard lo definió incluso como el primer artista español de vanguardia, al utilizar sintetizadores y cajas de ritmos en su música. En 1986, solo unos años después de sus inicios en la música, decidió retirarse habiendo vendido más de tres millones de discos en esa etapa, pero con un último trabajo con el que no consiguió el éxito esperado.
Estuvo casi dos décadas desaparecido, centrado en otra de sus pasiones que compaginaba con la música: el arte. Tal y como indica en su página web, el artista estudió diseño gráfico y de joyería entre 1990 y 1996. Durante estos años aprovechó para pintar y lanzar sus propias colecciones de arte.
Finalmente, regresaría a la pequeña pantalla en 2005, en el programa de Antena 3 Aventura en África, donde coincidiría con otros famosos como Víctor Janeiro (44) o María Jiménez. No tuvo mucha suerte en el reality al convertirse en el segundo expulsado la edición. Sin embargo, ese sería el comienzo de su regreso a la industria musical.
Desde ese momento, no paró de publicar nuevas canciones y regrabaciones de sus éxitos más conocidos con una nueva estética y una actitud más rockera y acorde al público ya más maduro que le seguía. Con Pulpo Negro, consiguió vender más de 50.000 copias en España. Seguiría publicando nueva música hasta 2017, cuando fue su último lanzamiento.
Además de la música, Pedro Marín probó suerte con otros negocios como un club de copas en Barcelona, una tienda de muebles orientales en Girona o un negocio de comunicación en Cabo Verde.
Su vida actual
Aunque Pedro Marín dejó de lado uno de sus sueños, no cesó en el intentó conseguir ser un reconocido pintor. Continuó con sus estudios de arte y ahora tiene una vida más anónima en Barcelona y que nada tiene que ver con aquella locura que vivió en los años ochenta.
Ahora está completamente enfocado en sus colecciones artísticas, con las que se define como un narrador de historias visuales. Según indica su página web, "experimenta con la tensión entre caos y control deshaciéndose de límites y utilizando materiales no convencionales".
En sus redes sociales acumula más de 8.000 seguidores con los que comparte todas sus obras artísticas y donde también sube imágenes suyas actuales. En cada una de estas publicaciones se puede observar como sus seguidores valoran muy positivamente el trabajo.
En su página web, abierta para todo el mundo, comparte cada una de las exposiciones en las que ha participado desde 1998, tanto individuales como en grupo. Además, también sube cada una de las creaciones y nuevas colecciones. Nada se sabe de su vida privada -se declaró bisexual en 1983- y tampoco lo refleja en su cuenta de Instagram, donde se llama Mainman.