El nombre de Genoveva Casanova (47 años) permanecía adormecido en las hemerotecas del corazón hasta que el pasado 8 de noviembre, día de su cumpleaños, una revista llevó hasta su portada las fotos que jamás pensó que verían la luz. La exesposa de Cayetano Martínez de Irujo (60) fue cazada paseando, cenando y a continuación pernoctando en su casa del barrio de Los Jerónimos, en Madrid, con el príncipe heredero Federico de Dinamarca (55).
Desde ese momento -en realidad, desde el día anterior, pues la información de que existían esas imágenes se filtró antes- la vida de Genoveva se puso del revés y todavía hoy es la mujer más buscada de España. Fue la revista ¡HOLA! la que este miércoles, día 15, ha dado buena cuenta de su paradero. En cuanto Lecturas publicó su reportaje junto al futuro rey de los daneses, la actriz mexicana cogió su coche privado y condujo hasta San Sebastián para huir del mundanal ruido.
Allí, Genoveva se refugia en el palacio de Arbaizenea, propiedad de su exmarido, Cayetano Martínez de Irujo, y escenario de un sinfín de eventos familiares, como la puesta de largo de sus dos hijos, los mellizos Luis (22) y Amina (22), que cumplieron 18 años en el verano de 2019, pero cuya celebración tuvo lugar dos meses más tarde.
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El palacio de Arbaizenea -Arbaisenea, en euskera- es una de las propiedades más desconocidas de los Alba. Tras los celebérrimos palacios de Liria, en Madrid, y Dueñas, en Sevilla, se encuentra éste en Donosti. Desde esta mansión, que ocupa cerca de 500 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas en las que hay una bodega y un establo, puede divisarse la bahía de la Concha.
Arbaizenea no está abierta al público, únicamente se utiliza como residencia privada y como espacio para organizar magnos eventos o grandes producciones, como la penúltima película de Woody Allen (87), Rifkin's Festival. Los 20.000 metros cuadrados de jardín también sirven de mágico enclave para bodas, donde muchas parejas deciden jurarse amor eterno intramuros de esta histórica finca del siglo XIX.
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Arbaizenea, efectivamente, fue edificada en 1881 por orden del duque de Sotomayor, Carlos Martínez de Irujo y del Alcázar, abuelo del primer marido de Cayetana Fitz-James Stuart y padre de sus seis hijos. A finales del XIX, San Sebastián fue elegida por la aristocracia patria para gozar de sus veranos allí.
Cuando la recordada duquesa de Alba falleció el 20 de noviembre de 2014, sus seis hijos no se encontraron con ninguna sorpresa a la hora de abrir su impresionante testamento. Para intentar complacer a todos sus vástagos por igual, Cayetana Fitz-James Stuart hizo el reparto de sus propiedades en vida y en manos de su ojito derecho, Cayetano, recayó este palacio en el que ahora pasa sus días de desconexión la que fuera su mujer, Genoveva, en sus horas más críticas.
Lo que Cayetano Martínez de Irujo no vio venir es que su porción de la herencia no dejaba de ser un caramelo envenenado: el mantenimiento del palacio supone muchos miles de euros al mes y la forma de conseguir ese dinero era explotándolo. Tan sólo cuatro meses después de que Arbaizenea fuera suyo, el duque de Arjona decidió abrirlo para celebrar bodas, bautizos, comuniones y otros eventos para la jet set nacional e internacional.
En esta temporada en la que ya no se celebran bodas porque la Navidad está a la vuelta de la esquina, permanece cerrada aunque hay parte del servicio que vive allí todo el año. Ahora, esos miembros del equipo de asistencia de Cayetano cuidan y proporcionan a Genoveva de todo lo que necesita. Especialmente, tranquilidad e intimidad en estos instantes de presión mediática.