EL ESPAÑOL informaba el pasado lunes, día 13 de noviembre, que el escritor y comunicador Máximo Huerta (52 años) se vio obligado a cancelar a última hora varios compromisos laborales que tenía agendados. El motivo, de peso, no era otro que la maltrecha salud de su madre, Clara Hernández.
"Tiene la salud muy delicada", aseguró Máximo en conversación con este periódico, y añadió: "Lo urgente es lo importante. (...) He cancelado varios eventos". Todo quedó en un segundo plano para el literato: lo prioritario era acompañar, estar, preocuparse.
Tras varios días en los que Huerta ha evitado hacer ningún tipo de declaración, ahora, por fin, respira tranquilo. Su madre ha experimentado una pequeña pero segura mejoría, y ya descansa de nuevo en su casa de Buñol, en Valencia.
"Está mejor. Muchas gracias por el interés", aclara Máximo, vía WhatsApp, en conversación con este medio. Minutos después, anuncia la tranquilizadora noticia en su red social Instagram.
"Hola a todos. Es un gusto hablaros desde aquí, desde Instagram. Voy paseando a Leo, hoy son buenas noticias. He estado pendiente de mi madre en estos días por un asunto que ya por fin parece que se ha paralizado. Este paseo me sabe a gloria", ha colgado Máximo, en forma de vídeo, en sus stories de Instagram.
Acto seguido, y como una suerte de grito de guerra, el que un día fue uno de los presentadores más reconocidos y queridos del panorama nacional español, remacha su intervención con un poderoso "somos fuertes". "Gracias a todos por todos los mensajes que habéis puesto", apostilla.
Ante la mejoría experimentada por su madre, Máximo ha retomado sus labores en el proyecto más especial de su vida: La librería de Doña Leo, negocio que ha abierto en Buñol y que le está brindando sus mayores satisfacciones. También anda Huerta ilusionado y un tanto nervioso ante el lanzamiento de su nueva novela, París despertaba tarde.
La vida de Máximo hace tiempo que gira en torno a una constante: el bienestar de su madre. Desde 2020, Clara Hernández ha sufrido varios reveses de salud, tras ser diagnosticada de un tumor y, posteriormente, sufrir una dura caída por las escaleras que se complicó con el tiempo.
"Está muy mal, como muchas personas en este país. Por las mañanas soy su hermano, por las tardes soy su hijo", confesó, el pasado mes de enero, Máximo Huerta a Pablo Motos (58) en El Hormiguero, al hablar sobre los problemas que padece: tumores, cáncer y demencia.
El pasado mes de diciembre, el escritor también se hizo eco en las redes sociales de esta última enfermedad, que le impide a su progenitora recordar, pensar o tomar decisiones. En su perfil de Twitter, Máximo confesó: "Los días que mi madre no me reconoce es como si no tuviera patria".
Huerta es hijo único y se ha volcado en su madre para darle mayor alegría el tiempo que el destino lo permita. "Me fui a vivir a Buñol para cuidarla y sobre todo para no tener una pena de futuro. Quiero morirme tranquilo y que ella haga el viaje feliz", comentó Máximo, que ahora, como cuidador, también sufre las consecuencias de las enfermedades de su madre.