Sofía Palazuelo (31 años), duquesa de Huéscar y esposa de Fernando Fitz-James Stuart (33), ha vivido, en los últimos días, un tenso reencuentro familiar con su padre, Fernando Palazuelo, ante el juez. Fue el pasado lunes, 20 de noviembre, cuando el progenitor de la duquesa se vio las caras con dos de sus hijos, Sofía y Jaime, en la Audiencia Nacional.
Lo cierto es que la relación paternofilial es prácticamente nula desde hace años, sobre todo desde que la madre de Palazuelo, la empresaria Sofía Barroso, se enfrentó, en 2019, legalmente en contra del padre de sus vástagos por presunta comisión de un delito continuado de apropiación indebida. Fue en verano de 2019 cuando Palazuelo vio cómo sus padres se declaraban la 'guerra' en los tribunales.
Esta batalla comenzó con la investigación de la querella que la madre de Sofía, la empresaria de arte Sofía Barroso, interpuso contra Fernando Palazuelo Basaldúa, su exmarido, por, supuestamente, despojarle 50 millones de euros del patrimonio familiar.
Ahora, después de la instrucción de más de dos años en un juzgado de Palma, la familia se ha dado cita ante la Audiencia, y Palazuelo y su hermano han testificado a favor de su madre. Con cara seria, y en compañía de su hermano Jaime, Sofía Palazuelo ha hecho acto de presencia en los juzgados. Su llegada ha tenido lugar por separado de la de su padre, Fernando.
Cuando la contienda estalló, Jaime y Fernando Palazuelo Barroso, hermanos de Sofía, declararon en contra de su padre y aseguraron que estuvieron unos años trabajando en Perú con su progenitor, que se afincó en ese país en 2008, hasta que se percataron de lo que éste le había hecho a su madre.
Los dos hermanos, además, corroboraron en su testimonio que su padre se aprovechó de la confianza de su exmujer y de su posición como administradora única de Arte Express S.A., la matriz del grupo societario constituido por la familia entre los años 90 y la primera década de los 2000.
Esta compañía se dedicó durante años a rehabilitar edificios antiguos y ponerlos en el mercado inmobiliario, con especial cuidado en el arte. Tras instalarse en Palma, el matrimonio impulsó varios negocios entre los que destaca el proyecto de las Torres de Temple.
Al parecer, el arquitecto tramó un plan junto a su novia peruana de entonces, la arquitecta Luciana Soldi, y la abogada de las empresas, María Belén Corzo, para supuestamente desviar los fondos de las sociedades españolas a las peruanas. Como consecuencia, dejó esta empresa con serias deudas y sin pagar los impuestos correspondientes en España.
La consecuencia directa de este movimiento fue la insolvencia de la parte española de la empresa, que entró en concurso de acreedores. Momento en que el arquitecto y sus socias decidieron desvincular la empresa española de las peruanas, mientras el dinero se ponía a nombre de sociedades radicadas en paraísos fiscales. Todo ello, presuntamente, a espaldas de Sofía Barroso.
Los hijos, contra el padre
Los dos hermanos, además, corroboraron esa presunta despatrimonialización de Arte Express, donde su madre poseía el 51 por ciento de las acciones y su padre el 49 por ciento. Los jóvenes confirmaron los hechos y atestiguaron que tardaron tiempo en descubrirlo.
Sofía Barroso y el arquitecto Fernando Palazuelo tuvieron cuatro hijos: Sofía, casada con el duque de Huéscar; Fernando, Jaime y un cuarto varón. En 2005, Sofía Barroso se mudó a Madrid con sus cuatro hijos, y su entonces marido se quedó en Palma a la vez que expandía el negocio hacia Perú.
Con los años, el arquitecto español consiguió convertirse en todo un icono en el país sudamericano. Fernando se granjeó un nombre gracias a su trabajo reformado mansiones históricas del casco antiguo de Lima, unas fincas que luego alquila a precios muy superiores al gobierno de ese país como sedes oficiales.
Cuando sus hijos Fernando y Jaime terminaron sus estudios en 2012 decidieron marcharse a Lima para trabajar con su padre en el negocio de rehabilitación. Tres años después, se percataron de que su progenitor no les estaba contando la verdad: descubrieron que desde España se inyectaba dinero a las inversiones en Perú, con fondos que provenían en parte de la herencia familiar de su madre, y que estas sociedades peruanas ya no pertenecían al entramado español.
Al percatarse de lo que sucedía, los hijos pidieron explicaciones a Fernando Palazuelo, quien habría intentando comprar su voluntad con importantes mejoras salariales y otras ventajas en su sueldo. Sin embargo, ninguno de los dos cedió y decidieron informar a su madre de lo que estaba sucediendo. Momento en que el padre los despidió.
Esta situación provocó una fractura, aparentemente irreversible, en la familia Palazuelo Barroso. Tanto es así que en mayo de 2021 Fernando Palazuelo fue el gran ausente en el bautizo de Rosario, la hija de los duques de Huéscar. Se celebró en la iglesia de San Román, en Sevilla. Hasta allí se desplazó casi toda la familia al completo, tanto de Fernando Fitz-James Stuart como de Sofía.
Entre sus miembros, dos personas muy importantes para los duques: las abuelas de Rosario, Matilde Solís y Sofía Barroso. Ni rastro de Fernando Palazuelo.