"Mi padre ha sido un hombre que siempre ha vivido para sacar una sonrisa a los demás", aseguró Paco, el hijo varón de Arévalo, este jueves, 4 de enero de 2024, a las puertas del tanatorio donde se han velado los restos mortales del artista. Unas palabras que describen a la perfección la vida azarosa y difícil que protagonizó Arévalo entre bromas, chistes y carcajadas.
Nunca se apeó Paco Arévalo del humor como modo de vida, pero también en forma de tabla de salvación ante una existencia marcada por la enfermedad y la muerte. Se diría, incluso, que ambos contratiempos -tan íntimamente ligados -han perseguido al cómico valenciano hasta el final de sus días. Su sonrisa no salvó ni curó todo lo que le hubiera gustado, pero sí alivió el dolor y la pena.
Además de otras pérdidas irreparables -se enfrentó a la muerte de dos hijos y a la de su mujer y razón de vivir, Elena-, Paco se volcó en el bienestar de su hija Nuria desde que ésta nació. La hija del humorista valenciano nació aquejada del Síndrome de Williams, un trastorno multisistémico del neurodesarrollo, poco frecuente y de origen genético.
Fue el primer golpe que la vida le asestó a Arévalo y él se volcó de lleno en su hija, procurándole la mayor calidad de vida y normalizando y visibilizando su trastorno. Pese al mismo, Nuria ha podido presumir de haber vivido en una existencia plácida y con gran autonomía e independencia. Este trastorno forjó un especial vínculo entre padre e hija.
Paco y Nuria visitaron platós de televisión y el cómico siempre sintió un hondo orgullo por su pequeña. Desde 2015 -año en que perdió la vida Elena, mujer de Paco y pilar fundamental de la familia-, Arévalo sólo vivió por y para su hija. Una relación que se estrechó especialmente, teniendo en cuenta que ambos vivían juntos. Nuria siempre fue la hija a la que más apegado estuvo Paco, por la que seguía adelante en tiempos complicados.
Por este extremo el año 2020 fue particularmente aciago y amargo para Paco Arévalo. A la pandemia de coronavirus y un confinamiento difícil para todos, en enero a su hija Nuria se le diagnosticó un cáncer.
"Mi hija Nuria, mi tesoro, acaba de llegar de su sesión de quimioterapia, como siempre sonriendo y me dice 'papá, manda un beso a toda España de mi parte. Diles que son unos valientes y los quiero mucho'. No puede ser más buena mi princesa. Os queremos. Nuria y Paco", posteó Paco en su red.
Qué duda cabe de que fue otro mandoble en forma de enfermedad del que el artista habló para EL ESPAÑOL. Arévalo ya manifestó entonces que en su casa se evitó en todo momento el drama.
"Mucha gente se ha solidarizado con lo de mi hija porque también han pasado por lo mismo que ella. Le molesta muchísimo porque es una enfermedad larga con mucha quimio y mucho lío. Pero, dentro de lo que cabe, tiene resignación. También miedo, pero es una campeona", detalló el amigo de Bertín Osborne (69) a este medio.
Y añadió: "Se le diagnosticó -el cáncer- en enero. Ha sido cogido a tiempo por un oncólogo extraordinario, pero mi hija tiene ese miedo y esa preocupación. Es lógico. (...) En el caso de mi hija, además de la quimio, ella tiene un problemilla, ella tiene Síndrome de Williams, por lo tanto hay que acompañarla. Ella es mi máxima preocupación: yo si la veo feliz a ella, soy feliz yo. Ella está muy bien de ánimo, pero los bajones son grandes, se pone triste, llora... y a mí se me rompe el alma cuando la veo así".
A esta circunstancia de la salud de su hija Nuria, se unen los propios achaques que padeció Paco en su último tramo de vida. Los principales, una hernia de disco y la ciática.
"Se me duerme la pierna derecha, pierdo el tacto a veces en los dedos y se me hunde la pierna... Tengo dolores de ciática con frecuencia y lo paso bastante mal, pero no me opero, no quiero operarme. Me operé hace 40 años y ya no quiero más, ahí estoy, aguantando como puedo", expuso Arévalo a este medio en 2020.
Hoy, la causa oficial de su fallecimiento, en palabras de su propio hijo, aún se desconocen. Eso sí, Paco hijo ha manifestado a la prensa lo que sigue: "Llevaba cuatro días que parecía que tenía gripe, y fue empeorando. (...) No comía, estaba mareado... Ayer entré varias veces a llevarle zumo y otras cosas y la última vez que entré ya no me contestó, nos había dejado. (...) Yo creo que sí que ha sido un infarto. Respiraba mal porque ya pasó el coronavirus".
Otro cáncer y dos muertes
Los baches de salud propios y de su hija Nuria no son los únicos contratiempos a los que ha tenido que hacer frente Paco Arévalo en vida. El primer rasgón llegó con las muertes de dos de sus hijos. Uno de ellos al mes de nacer y que, como confesó él mismo en una ocasión, murió en sus brazos.
Otro, de nombre Kike, falleció con 27 años a causa de un infarto de miocardio. "Era un fenómeno. Cuando murió, Gila me dijo que tuviese siempre a mano una foto de mi hijo y la besase antes de salir al escenario. Lo hago siempre", confesó Arévalo en alguna ocasión.
Tras estas desgracias, que marcan y parten en dos una vida, Paco tuvo que despedirse de su esposa en 2015. "Era mi mujer, mi madre, mi padre… era todo para mí", reconoció Paco, a los pocos meses de la partida, durante una entrevista, precisamente con su amigo Bertín en su extinto programa En la tuya o en la mía.
"Yo la llevaba a la quimio y estaba con ella. Lo hemos pasado muy mal. Al cabo de tres años le dan el alta y resulta que se le subió a la cabeza y no hubo nada que hacer", rememoró junto a Osborne. "El último año y pico, he llorado tanto. Cuando sabes que ya se va a ir. Se fue en silencio, sin darse cuenta y con la sonrisa (…) He estado todos los días durmiendo con ella cogiéndole la mano y dándole muchos besos, todos los besos que me hubiese gustado darle y más", añadió.