Muchos la conocen como Karina, pero detrás de ese personaje se esconde María Isabel Llaudes Santiago (77 años), una mujer que, sobre toda las cosas, es madre y abuela. La artista está viviendo en las últimas semanas su mejor momento en lo profesional, todo ello tras el estreno de Yo soy Karina, una obra de teatro en la que hace un repaso por su vida.
Serán cinco funciones únicas en el Teatro Bellas Artes de Madrid en las que la intérprete de El baúl de los recuerdos recorrerá la década de los cincuenta hasta llegar a los ochenta, con las luces y las sombras que han formado parte de su historia.
La primera función tuvo lugar este lunes, 15 de enero, en la que Karina estuvo rodeada de compañeros y de su exmarido Carlos Manuel Díaz, quien ha sido su mano derecha en los últimos tiempos y que también forma parte de la obra.
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¿Qué significa para usted el estreno de Yo soy Karina?
Es una ilusión realizada porque ya veníamos con esta idea desde hace dos años, de poner esto en pie, pero no sabíamos cómo hacerlo: intimista a piano, a lo grande con más músicos en directo... Al final nos decidimos por hacerlo más íntimo. Nace con la intención de contar mi verdad desde mi lado. He sido una mujer luchadora, una mujer con muchas ganas de seguir cantando, aunque ha habido veces que me han cortado el camino. No ha sido nada fácil, como mucha gente se cree. Me dicen que he ganado mucho dinero, pero también he tenido años flojos y duros, como el cáncer de tiroides que tuve.
¿Qué quiere transmitir con esta obra de teatro?
Siempre han idealizado al personaje y este personaje tiene fallos como todo el mundo. Que no piense la gente que va a ser todo hablar, va a ir intercalado con canciones que todo el mundo conoce, otras son más sorpresivas. Lo único que quiero dejar claro es que no me tienen que idealizar tanto, porque soy una persona como cualquier otra.
Sus inicios no fueron fáciles.
Para nada. Tengo la oportunidad de ponerme encima de un escenario y cantar mis canciones y reivindicar que el mundo de la mujer no es fácil. Desde que yo empecé hasta ahora que no ha cambiado mucho. Me ponía minifaldas de la manera más natural posible, tenía 18 años, ¿por qué no? Si todas las chicas de mi edad llevan minifaldas. Y recibía críticas.
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¿Cuál es el momento más especial de la obra?
Para mí es el Festival de Eurovisión. Luego hay un momento que cantó Yo te diré de la película Los últimos de Filipinas. Mi abuelo paterno, que eso lo sabe muy poca gente porque no he querido explotar esa historia al estar ya en el cielo, fue uno de los últimos de Filipinas que volvió con vida, sordo de un disparo, pero volvió a España. Siempre que cantó esa canción se la dedico a él y siempre me emociono.
¿Ha vetado algún capítulo de su vida?
No he vetado nada. Al ser una persona tan positiva, que siempre ve el vaso medio lleno en vez de medio vacío, he pasado muy por encima las sombras. He dejado una neblina y nada más. La negatividad no nos aporta nada a nadie, nos da algo de cotilleo, pero no aporta nada. Yo quiero luz y necesitamos mucha luz, sobre todo ahora. Desde que soy abuela y tengo a mis nietos sé que necesitan luz. Uno no puede estar rodeado de sombras y tristezas, eso me lo quedo yo para mí.
¿Cómo vive ese cariño que le dan los fans?
Tengo que agradecerles mucho. Es por el gran público que yo estoy aquí, no por la industria discográfica, por la que hubiese desaparecido como cantante hace muchos años. Con tener alguna persona que me diga Pa' lante, yo lo hago. No he tirado nunca la toalla, aunque se me ha pasado muchas veces por la cabeza, pero no lo he hecho.
¿Cómo quiere que le recuerden?
El día que me vaya solo quiero que me recuerden con una sonrisa. He tratado de hacer feliz a los demás e intentar ser feliz yo. Si yo soy feliz cantando mis canciones, la gente será feliz porque es como un boomerang. Es un trabajo diario, no es fácil, hay que intentarlo y esforzarse. Es más fácil tener mal humor que poner una sonrisa a los días que vienen torcidos.
Ha hablado en los últimos meses de la situación que atraviesa su nieta, de dos años, ¿cómo se encuentra?
Mi nieta está mejor. Está con su tratamiento y muy vigilada, pero tiene que estar hasta los cuatro años en vigilancia porque tiene sus problemillas. Pero gracias a Dios va para delante.