No hay nadie igual que Antonio Resines (69 años). Misterioso, serio, educado, cercano, burlón, irónico. Políticamente incorrecto. Ya desde la primera conversación lo demuestra. Que envíe un sticker de sí mismo con los pulgares hacia arriba es tranquilizador.
Una vez EL ESPAÑOL llega a su hogar para proceder con la entrevista más personal del célebre actor, el majestuoso ascensor de época es un atisbo de lo que se halla tras las grandes puertas de su refugio. Un Resines trajeado y con barba aparece. Tras él, un gigantesco salón, increíbles vistas del Parque del Buen Retiro, muebles clásicos y diversos cuadros que inundan la casa.
Pero hay algo que sobresale del resto: todo rincón de la vivienda cuenta con objetos de Las aventuras de Tintín, uno de los cómics europeos más influyentes de la historia. Un armario entero con pinturas de los personajes, figuritas e incluso unas galletas. Toda una colección tintinesca que atesora como una joya. "Voy a enmarcar las galletas, como las rompáis, os mato", avisa Resines. "No se nota para nada que es usted fan, ¿eh?", se apunta desde este periódico. "¿Qué os hace pensar eso?", bromea. Una afición que le persigue desde pequeño.
A pesar de su rostro serio, mucha gente asegura que es de lo más amable y cercano. ¿No le cansa arrastrar la muletilla de ser un buenazo?
Eso es porque estoy trabajando, y sobre todo porque no soy un borde. Pero tienes razón. Soy una persona encantadora.
Esa actitud le habrá hecho pasar algún mal trago.
A veces te encuentras con algún borde, pero bueno, como yo ya tengo una edad, pues me da igual.
La mascarilla que Resines guarda en el bolsillo de la chaqueta hace rememorar lo que vivió hace dos años, cuando estuvo al borde de la muerte. Contagiarse de coronavirus le obligó a permanecer ingresado en el Hospital Gregorio Marañón durante 48 días, 23 de ellos en coma, por una neumonía bilateral grave. El próximo 10 de febrero se cumplen dos años del día que recibió el alta hospitalaria y de su resurreción. Las secuelas -atrofia del 80 por ciento y necesitar un andador- le acompañaron durante varios meses más.
¿Cómo se encuentra mental y físicamente?
Mentalmente mal, pero eso no me preocupa. Físicamente mucho mejor. Me costó recuperarme hasta el verano de 2022, sobre todo andar bien, que no podía. Yo creo que si tengo algún problema es por la edad, no por la Covid. Durante un tiempo, sí que tuve la zona del muslo dormida, me contaron que era un pinzamiento de un nervio por la postura que tenía cuando estaba en coma, por estar sin moverme. Las he pasado putas, pero cuando te recuperas ves lo que es la felicidad. Es horrible cuando te duele algo en tu vida normal, pero cuando eso se pasa es una maravilla y te das cuenta de lo que sí importa.
¿Qué recuerda de su ingreso hospitalario?
Lo recuerdo todo. Pero había cosas que yo me imaginaba, que no eran verdad. Yo decía que eran alucinaciones, pero eran delirios producidos por la medicación, que te están curando pero a la vez te provocan todo eso. Yo vivía en una realidad paralela. Sabía que estaba en un hospital, pero no sabía qué estaba pasando. Estaba convencido de que me habían puesto un microchip y que me querían matar. Se me iba un poco la olla y eso te acojona. Me pasaba mucho que, cuando quería decir algo, sabía qué era pero no cómo decirlo. Me explico, si decía: "Quiero que me traigas ese objeto", pues si no lo veía, no sabía decirte qué objeto era. Y también decía auténticas burradas y no tenía filtro. Pero bueno, como lo decía con cierta gracia, no pasaba nada.
Al ser famoso se le permite cierto tipo de cosas.
Esa es la ventaja. También te dan mesa en restaurantes.
¿Qué más puede contar de lo que pasó hace dos años?
Siempre había una situación de peligro de muerte. Los médicos me dijeron que tuve entre un 95 y un 98 por ciento de haberla palmado. Pero al final no ha sido así. Entonces me libré gracias a la sanidad pública, pero coger la Covid no tiene ni puta gracia así que, por si a alguien se le ocurre no vacunarse, que se vacune.
¿Tiene miedo de coger algún catarro, gripe o enfermedad?
Curiosamente no. Yo ya voy por la quinta vacuna. En octubre de 2022 volví a dar positivo en Covid. Me fastidió, pero no tuvo nada que ver.
¿Afronta la vida de otra forma?
De la misma manera. Lo que sí sé es que la situación en la que estuve no es de mi gusto. No se lo deseo a nadie, eso te lo aseguro, ni al más hijo de puta que haya por ahí suelto, que hay algunos.
Ahora, ya recuperado, el popular intérprete de Los Serrano se encuentra promocionando la nueva serie Serrines, madera de actor, una comedia que juega con la realidad y la ficción y que ya está disponible en Prime Vídeo.
¿Qué se puede ver en la serie?
Vas a ver que nos reímos de nosotros mismos y de nuestro entorno, de los actores y de todo lo que rodea el mundo, de la actuación y de los medios. También nos reímos de vosotros, los periodistas, no os preocupéis. Se trataba de conseguir una comedia que fuese divertida y hacer una parodia de nosotros. Mi personaje es muy burro, yo lo soy un poco, pero no tanto.
¿Cómo fue el reencuentro con el elenco de Los Serrano por el 20 aniversario?
Magnífico. A Jorge Jurado, que hacía de Curro, no le veía desde hacía muchísimos años. A Víctor Elías y Fran Perea sí les tenía más vistos porque coincidíamos en historias. Lo mismo que con Belén Rueda, Verónica y a Natalia Sánchez. Fue muy bonito.
¿Víctor Elías le ha invitado a su boda con Ana Guerra?
(Risas). Me ha invitado, sí, y eso que yo no le invité a la mía. Otra cosa es que pueda ir, pero esa es mi intención.
Resines se casó en 2020 después de varias décadas junto a su razón de amor, Ana Pérez-Lorente (59). Se conocieron hace treinta años y a día de hoy siguen más unidos que nunca.
¿Por qué celebró la boda tanto tiempo después de estar juntos?
Mmm... (Piensa). Porque era el momento adecuado. Tampoco vivíamos juntos desde hacía mucho. Digamos que ha habido altibajos en la relación, entonces nos fuimos a vivir juntos tarde, un par de años antes de contraer matrimonio. Y luego tardamos un año también en celebrar la boda, la fiesta. Es que hemos cogido unos tiempos un poco convulsos por la pandemia.
¿Cree que el amor de ahora es distinto al de antaño?
Creo que la base es la misma. Lo que sí te puedo decir casi seguro, es que se folla más ahora que hace 40 años.
Su mujer es muy amiga de la Casa Real de España. ¿Le ha felicitado el cumpleaños a Leonor, a la infanta Elena o a Juan Carlos I?
No.
¿Ha hablado con ellos tras su alta hospitalaria?
Sí.
¿Qué opina de Felipe VI como rey y de Leonor como heredera?
A ella no la conozco, pero me parece bien que él la haya nombrado heredera a título de reina, es razonable dentro del sistema parlamentario en el que estamos. Yo nunca he sido monárquico, pero me parece que la monarquía parlamentaria es lo mejor ahora mismo. Es mejor que plantearse otra cosa.
En La Resistencia aseguró que tenía entre 10 y 15 millones de euros. ¿Cómo van esas cifras ahora?
Después lo desmentí, era una broma. ¿Tú crees que si tuviera ese dinero en metálico estaría haciendo entrevistas? No. Yo no conozco a nadie en este país que sea actor y que tenga ni la mitad de la mitad de eso en metálico.
¿Le importa lo que la gente piense de usted?
Nada en absoluto. Lo que sí te puedo decir, y estoy muy orgulloso, es que lo de mi enfermedad tuvo una repercusión en todo el mundo. Yo sé que en general caigo bien. Tenía más de 1.500 mensajes en mi móvil, más los que mandaban a mi mujer y a mi hijo. La reacción fue maravillosa. Es decir, que sí me da la impresión de que probablemente sea por mi trayectoria como actor y porque no les debo parecer una mala persona. Fue muy emocionante.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Leer, ir a ver el fútbol, quedar con mis amigos... Mi mujer tiene un perro al que le estoy cogiendo cariño.
¿Su mujer? ¿No se supone que lo de ella también es suyo?
No. Existe lo que se llama separación de bienes. El perro se llama Mortimer -como la serie Blake y Mortimer, historia heredera del legado de Tintín-.
El cineasta también es padre, fruto de su anterior matrimonio con Marisol de Mateo. Se llama Ricardo Fernández -primer apellido de Antonio- y nació en la primavera de 1983. Es ayudante de dirección, ha trabajado varias veces con su padre y es cofundador de Rik & Me junto a su mujer, María, una empresa que se dedica a la venta de mochilas antirrobo con USB, con panel solar y pantalla led.
¿Cree que su profesión y fama hizo que su único vástago siguiera unos pasos parecidos a los suyos?
Al principio sí. Porque cuando acabó de estudiar -hizo Comunicación Audiovisual-, empezó a trabajar y le gustó. Este oficio tiene algo que te engancha. De hecho, hay algo que a mí me gusta mucho. Como su apellido es Fernández, el primero que tengo, y no Resines, y como no nos parecemos mucho, que eso me tiene preocupado, nunca ha hecho alarde de ser mi hijo. Él ya lleva más de 20 años dedicándose a ello.
¿Se puede ser amigo de un hijo?
Imagino que sí. Bueno, algo muy parecido. Antes era una barrera infranqueable, pero ya no hay distancia entre padres e hijos. Ricardo y yo nos llevamos bien. Está la figura de la autoridad y hay una cierta diferencia, que no distancia. Hay respeto y nos reímos de las mismas tonterías y nos lo pasamos genial.
¿Ha pensado en la jubilación?
Yo ya estoy jubilado. En determinado tipo de profesiones se puede seguir trabajando cobrando la pensión entera, que lo digo por si alguien se mosquea, porque tenemos un trabajo que se puede continuar con cierta edad y en el que no nos pagan todos los meses, ni igual. Entonces creo que es razonable que la gente que ya hemos pagado por nuestra jubilación tengamos derecho a jubilarnos, y si circunstancialmente nos sale un trabajo por cuenta ajena, hacerlo.
¿Y en dejar de actuar?
Sí, claro, pero hay que vivir decentemente y tiene que entrar más por el agujero de entrada que por el de salida. Si no tienes ingresos, aunque tengas un cierto capital, te lo gastas o te lo puedes llegar a gastar. Y es que a mí no me cuesta seguir actuando. Me gusta y me lo paso bien.
En agosto alcanza una década más de vida. ¿Ha pensado realizar una celebración especial?
Drogas y sexo. Que no, es broma (risas). Será la misma que todos los años, con la misma gente y alguna que otra incorporación más. Lo bueno de cumplir en agosto es que procuro estar de vacaciones y, al sitio al que nos hayamos ido, hacer una comida y tomar alguna copa. No muchas.
Unas diez más o menos.
Eso. Algo tranquilo. Y después de hacer la fiesta te puedes ir a casa a dormir la siesta. Y luego seguir. Somos gente comedida.
¿Se arrepiente de algo en su vida?
De hacer esta entrevista.