Julián Contreras (38 años) tiene una gran preocupación en este momento vital de su existencia. Además de su inestable vida laboral -EL ESPAÑOL ha informado que está en búsqueda activa de trabajo-, y los cambios derivados de su flamante residencia en Cuenca, el hijo menor de la eterna Carmina Ordóñez centra su atención en el cuidado de su padre, Julián Contreras.
Julián hijo está volcado de lleno en la maltrecha salud de su padre, guía y referente. Contreras Ordóñez ha reconocido en más de una ocasión, vía papel couché, que el hombre más importante de su vida, su progenitor, está aquejado de una dolencia degenerativa.
En concreto, padece un glaucoma, o lo que es lo mismo una anomalía en los ojos que puede causar pérdida de visión y ceguera al dañarse el nervio óptico. "Mi padre se está quedando ciego. Lo más lesionado que tiene es la visión periférica. Si tú le pones una mesa debajo de las rodillas, sabes que se va a golpear", reconoció Julián Contreras hijo en 2018, en La Razón.
Según confirman a EL ESPAÑOL, la enfermedad llegó a la vida del que fue marido de Carmen Ordóñez hace alrededor de nueve años. Asegura una fuente de total solvencia a este medio que el glaucoma le afectó al padre de Julián en ambos ojos.
Hace tiempo, le implantaron dos válvulas, pero el deterioro de su vista está siendo progresivo. Esta circunstancia, se añade, ha delimitado mucho la vida del padre de Contreras Ordóñez, aunque la vive con resignación y está "más que acostumbrado".
De ahí que la dedicación del vástago sea diaria y constante. Con respecto al tratamiento que está siguiendo el padre del empresario y escritor, ningún dato se conoce, si bien es cierto que, desde el punto de vista médico, se recomienda "instilarse gotas en colirio para bajar la presión ocular. La mayoría de gotas han de usarse dos o tres veces al día durante toda la vida".
Han sido contadas las ocasiones en que Julián hijo ha abordado la enfermedad de su padre. "Un día viendo la televisión me dijo que no veía, entonces me lo llevé a toda prisa a Urgencias y luego le pasó en el otro ojo", aseguró, hace años, en un medio de comunicación.
Tal y como contó Contreras hijo, su padre fue intervenido, hace años, del glaucoma en el hospital Ramón y Cajal de Madrid. Desde entonces, su deterioro en la visión ha ido en aumento y sin remisión.
"No puede ir solo por ahí, ni conducir. Tenemos que vivir juntos, ya no sólo por los problemas económicos, sino porque tiene muchas dificultades", admitió su hijo para el medio citado anteriormente.
Julián y la verdad de Cuenca
Desde que el pasado 14 de febrero EL ESPAÑOL se hiciera eco de la nueva vida de Julián Contreras en Castilla-La Mancha, muchos han sido los medios de comunicación que han replicado su nueva etapa vital. En las últimas horas, el propio Julián ha jugado a la ambigüedad a este respecto, e incluso ha deslizado que su traslado a Cuenca era incierto.
No obstante, este medio ha reforzado su información descubriendo que el enclave donde ha sido visto Julián por última vez -y allí podría haber instalado su residencia-, es Tarancón. En concreto, en la avenida Miguel de Cervantes. Se corrobora que Julián "ha pasado por aquí varias veces".
Los motivos por los que el hermano de Cayetano Rivera (47) niega, e incluso oculta, que vive en Cuenca serían varios. Por un lado, hay quien sostiene que no querría que localizasen su nueva casa para evitar que "se devalúe una posible exclusiva". También podría estar esquivando, de este modo, que lleguen a su nueva residencia distintas notificaciones.
La versión que Contreras Ordóñez está facilitando a su entorno más próximo es que "si lo han visto allí es porque le encanta Cuenca y lo visitó como turista", extremo que, de acuerdo a los testimonios, carecería de toda verdad.