El próximo 27 de marzo de 2024 se cumplirán nueve meses desde el triste fallecimiento de la inolvidable Carmen Sevilla. Un deceso que, como es natural, sumió en un hondo dolor al único hijo de la artista, Augusto Algueró (59 años), quien se convirtió en su heredero universal.
Pronto comenzaron a arreciarle las críticas al vástago de Sevilla, cuando tomó la determinación de que el último adiós a su madre se llevaría a cabo en la más estricta intimidad. Pocas personas entendieron aquella medida que adoptó Augusto de blindar el final de su progenitora y que el público que tanto la quiso y siguió no pudiera despedirse de ella.
También hubo cierta polvareda por las cenizas de la eterna Carmen de España, pues, según se publicó, meses después de su muerte, su hijo seguía sin recogerlas del Tanatorio de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. EL ESPAÑOL, en ese momento, pudo conocer que Augusto estaba dolido y al límite, y desmintió de pleno, a nivel privado, estas acusaciones.
Explicó entonces una fuente consultada que cierto es que Algueró tardó "algunos meses" en recoger las cenizas de Sevilla, pero que lo hizo y las tenía ya en su posesión. Además de esto, Augusto hizo realidad el sueño que su madre le dejó dictado en vida: repartir sus restos mortales en tres lugares clave de la ciudad de Sevilla.
Ahora, cuando quedan pocos meses para que se celebre el primer aniversario de la muerte de Carmen Sevilla, el nombre de su vástago ha retornado a la primera línea mediática. Ha sido el medio Vanitatis quien ha informado que Algueró hijo se ha convertido en "accionista mayoritario" de la empresa que fundó su madre en 1978, Virdecar, y que gestiona todo su patrimonio inmobiliario.
Qué duda cabe de que se trata de un gran paso en la gestión de la herencia de su madre, compuesta, entre otros aspectos, de casas, joyas y obras de arte. Ahora bien, ¿cómo es en la actualidad la vida de Augusto Algueró? EL ESPAÑOL ha podido conocer algunos detalles a través de una fuente cercana a la familia.
Fueron semanas complicadas en las que se cuestionó hasta su papel como hijo y se dibujó un perfil de él que poco o nada se correspondía con la realidad. No obstante, Algueró no quiere enzarzarse en conflictos con los medios de comunicación.
Él tiene la conciencia muy tranquila y nunca daría el paso de salir públicamente y hablar de esta cuestión. Nunca lo ha hecho y no lo va a hacer ahora. Sabe cuál es su realidad. Se detalla a este medio que lleva una vida muy tranquila en su casa de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Se diría que, incluso, protagoniza una existencia búnker desde el punto de vista mediático.
Vive en el domicilio que fue familiar -antes de su divorcio de su exmujer, Marta Díaz- junto a sus dos hijos, ya mayores de edad. Tras la separación, corrobora este medio, Augusto consiguió la custodia exclusiva de sus hijos y, una vez alcanzada la mayoría de edad, éstos han seguido viviendo junto a su progenitor. Según los datos que maneja este periódico, Augusto sigue soltero y no ha rehecho su vida desde su divorcio con Marta Díaz.
Cabe puntualizar que el matrimonio que formaron Augusto Algueró y Marta Díaz comenzó en 2001. Fue a raíz de ese, a priori, emocionante momento, y clave en la vida de toda persona, cuando comenzaron las divergencias entre Carmen y su hijo, una relación que, si bien siempre fue cercana y cómplice, protagonizó algún que otro vaivén.
De hecho, madre e hijo dejaron de hablarse durante un tiempo. El amor que sentía el uno por el otro ganó a toda desavenencia. Cuando estalló el divorcio entre Marta y Augusto, hubo disputas por el domicilio que fue conyugal, en Pozuelo de Alarcón.
Augusto desalojó, en un inicio, el domicilio conyugal de Pozuelo de Alarcón. Sin embargo, dado que era allí donde tenía su estudio de trabajo -y con una situación bélica irreconciliable con la madre de sus hijos-, el compositor habló con el presidente de la comunidad para hacer una obra que le permitiera un acceso directo a la estancia de la vivienda y no tener que cruzarse con su exmujer.
Una petición que acarreaba la realización de obras. Marta se negó en redondo. Todo ello complicó sobremanera el trámite de divorcio, y ella acabó abandonando el domicilio. Augusto continuó ocupándose de los gastos de sus hijos.
No sólo el exmatrimonio ha protagonizado una década de incesantes pleitos en relación a la custodia de sus vástagos, sino que Carmen Sevilla y la que fue su nuera vivieron una relación marcada por las tensiones y tiranteces.
"No fue una relación fácil desde el principio. Ten en cuenta que Carmen siempre ha sobreprotegido a ese hijo y una madre siempre quiere lo mejor, la perfección, y ésta no existe. Hubo momentos complicados entre ellas. Carmen evitaba hablar de la nuera cuando se le preguntaba. Siempre desviaba el tema hacia sus nietos, por los que sentía devoción", explicaron a EL ESPAÑOL hace unos días.
Hoy, la vida de Marta Díaz es otra completamente diferente. Nada quiere saber de aquella etapa. "Desde que murió Carmen han sido varios compañeros los que la han llamado para conocer su versión de aquellos años, pero Marta nunca quiso y menos ahora. Hoy está feliz y no mira para atrás en ningún momento", se aseveró hace un tiempo a este medio.