Se define a sí mimso como mago e ilusionista del Siglo XXI, pero Jorge Blass (44 años) es algo más que estas etiquetas. Siendo un crío le pidió a su madre que le llevara a una tienda de magia en Madrid y después que le matriculara en una escuela especializada y, desde entonces, ha crecido a un ritmo estratosférico.
Es uno de los mejores magos del mundo. Ha ganado la Varita Mágica de Oro en Mónaco, el Siegfried and Roy en Las Vegas y hace unos días el Oscar de la Academia de las Artes Mágicas de Hollywood donde le premiaron en el apartado de mejor mago de escena.
"Me quedé alucinado ya que es muy raro que se lo den a alguien de fuera. Es un galardón especial porque llevan muchas décadas y tiene una junta directiva que no premia una actuación concreta a diferencia de otros. Lo hace a la trayectoria", asegura Jorge Blass a EL ESPAÑOL, unas horas antes de aparecer en Madrid ante el resto de medios de comunicación.
[El mago Jorge Blass, atropellado por un conductor ebrio en Vigo]
Lo más bonito del acto fue que se hizo en el teatro United Artits, "un lugar con mucha solera que creo Charles Chaplin y Mary Pickford que le pusieron el mismo nombre que a su productora porque en los años 20 quisieron luchar contra el monopolio las grandes cinematográficas de la época", afirma entusiasmado. Y añade: "Pickford estaba tan enamorada del gótico español que al entrar al teatro parece una catedral con 1.600 butacas".
El punto álgido de su carrera fue cuando le hizo un truco a la reina Letizia, ¿consiguió sorprenderla?
Letizia recibió a la Fundación Abracadabra y fuimos los magos solidarios. En un momento dado le pedí que pensara una palabra, le entregué una cajita cerrada y cuando le dije que la abriera vio que en un papel estaba escrito lo que había pensado. Era la palabra "responsabilidad". Ya ves, difícil de imaginar porque lo más normal era haber dicho perro, gato, coche (ríe). Alucinó tanto que me cogió la mano, me subió las mangas, no dejaba de exclamar: "¡No puede ser! Es imposible". Y ahí perdió el protocolo, se convirtió en una niña curiosa que quería saber (ríe). Con la magia te encuentras distintas personalidades porque unos se asombran, otros sonríen y otros se lo toman como reto, por lo que quieren saber. A la Reina se le veía esa curiosidad. Fue muy simpática.
¿Ha tenido ocasión de hacerle algo especial a la princesa de Asturias, Doña Leonor?
No, no he tenido ocasión de conocerla. Con las infantas Elena y Cristina hemos coincidido en eventos, pero ya está.
¿Alguna otra gran personalidad de nuestro país que se quedara ojiplática?
Pedro J. Ramírez. Coincidimos en La Toja en una fiesta privada donde hice magia para él. Fue muy curioso, ya que me escribió una frase que decía algo así como "voy a tener que hacer periodismo de investigación para descubrir tu magia".
¿Y en Estados Unidos?
He tenido la suerte de actuar para Jackie Chan, Owen Wilson, Scarlett Johanson y Neil Patrick Harris, que es tan amante de la magia que durante años fue presidente de The Magic Castle.
¿Qué recuerdos tiene de cuando el príncipe Rainiero III de Mónaco le entregó un premio?
Tenía 19 años y me dio la Varita de Oro en el teatro Princesa Gracia de Montecarlo, que es una maravilla. Pensé que en el concurso no tenía posibilidades porque había magos de todo el mundo y tras una semana actuaciones me dieron el premio gordo. Cené con él, con Alberto y con otros allegados. Me senté al lado del príncipe, me habló en un perfecto castellano, era muy cercano y sencillo. Fue como de cuento.
¿Resulta fácil crear vínculos de amistad con otro mago?
Un día me llamó por teléfono David Copperfield. Había coincidido con él alguna vez, pensé que no sabía nada de mí y cuando me llamó me quedé sorprendido. Me dijo a ver si podía comprar los derechos de un juego que había visto en las redes. Viajé a Las Vegas y firmamos un contrato por el que él podía usar ese truco en Estados Unidos mientras que yo lo haría para el resto del mundo.
¿Y de qué trata?
Teletransportación usando las redes sociales donde un espectador del show elige a un amigo de sus redes y el amigo elegido se materializa en el teatro. Nadie entiende nada (ríe). Esto le llamó mucho la atención a David Copperfield y desde hace seis o siete años tenemos buenísima relación, colaboramos en ideas, cuando va a hacer un nuevo juego me llama… Es un ídolo que de pronto se ha convertido en un buen amigo.
¿Cómo percibe el fenómeno del Mago Pop?
Bueno, es un mago que ha tenido y tiene éxito, pero prefiero no hablar mucho de él. No coincido en varias formas de hacer magia que tiene, así que no soy el mejor para comentar algo de él (ríe). No pasa nada. Los compañeros nos llevamos muy bien y nunca oirás a un mago hablar mal de otro. Como respeto la magia y el arte prefiero hablar de otros.
¿A quiénes admira?
En estos momentos está en Barcelona actuando en Barcelona Yunke, que es de los más ingeniosos y originales, jamás ha copiado un truco, no usa compinches y el público es real. También son fenomenales Sandro, Luis Piedrahita, Joaquín Matas e Isaac Jurado. Son súper magos.
¿Sigue haciendo actividades con la Fundación Abracadabra?
Sí. Desde hace más de 16 años hacemos talleres, visitamos a niños enfermos en hospitales… Es algo muy agradecido.
¿Puede mover ya el pulgar derecho a raíz del atropello sufrido en Galicia hace unos años?
Durante bastante tiempo no podía hacer trucos de alto nivel porque la mano derecha estaba dañada, pero parece que ya está todo bien. Y hace dos veranos me rompieron el fémur izquierdo mientras ensayaba el espectáculo Flipar, que llevaré al teatro Policroma a Barcelona a finales de año. Ambas situaciones fueron muy duras.