La travesía de Julián Contreras (38 años) por el mundo de las plataformas de streaming no está siendo un camino de rosas. El hijo pequeño de Carmina Ordóñez ha atravesado por diferentes etapas estos últimos meses: mudanzas, fallos en su canal y la negativa a entrevistar a rostros populares.
Siempre con su mejor sonrisa y sus ganas de continuar con el proyecto, el streamer ha sabido recomponerse de la adversidad para recuperar la ilusión en esta nueva etapa de su vida. No hay que olvidar que, en estos momentos, estos perfiles en YouTube y Twitch son su sustento económico y lo que le permite hacer frente a los gastos del día a día.
Sin embargo, no todo está saliendo como él imaginaba. Lleva más de un año y medio implicado al máximo con los directos diarios, pero no consigue los objetivos deseados. Fue el pasado 10 de mayo cuando tomó una drástica decisión que no ha tenido el objetivo deseado.
Julián Contreras sigue un modelo de negocio muy común en estas plataformas: si se quiere acceder a ciertos contenidos es necesaria una suscripción. En su caso, todo el mundo puede visualizar sus directos, pero sólo pueden comentar o interactuar aquellos que hayan pagado previamente. Esta membresía cuesta desde 0,99 euros al mes hasta los 24,99 euros. Pero no está funcionado como se esperaba.
"Cada cierto tiempo me mandan un mail con cómo van las cosas. Las suscripciones no se están renovando, con todo mi dolor y mi agradecimiento. No tiene sentido porque la idea de eso era fidelizar, si no se está fidelizando, no tiene sentido", defendía el pasado mes de mayo. Fue en aquel momento cuando decidió hacer un cambio y buscar otro objetivo: donaciones para llenar el primer cerdito valorado en 150 euros.
Con esta nueva fórmula en su primer directo recaudó 25 euros de tres usuarios que donaron generosamente esta cantidad. Aunque parecía que este nuevo modo de recaudación iba a ser efectivo, un mes después la situación es completamente diferente. En este tiempo tan solo ha conseguido 60 euros por parte de sus seguidores, tal y como se muestra en banner que aparece en la parte inferior de la pantalla.
Además, en las últimas semanas ha instaurado un cambio muy significativo. A sus directos habituales, se ha sumado una nueva modalidad que sólo ocurre en su canal de Twitch. Aquí juega a diferentes videojuegos con sus seguidores, tiempo que también aprovecha para charlar con ellos tranquilamente.
"No sé limpiar, ni ordeñar, tampoco hacer kebab... Me busco la vida", es el título de su último directo que tiene más de hora y media de duración. En total a lo largo del día, Julián Contreras acumula más de tres horas de directo en los que interactúa con todos sus seguidores. Es cierto que en este periodo no suele hablar de su vida privada, tema que mantiene siempre que puede al margen. El objetivo principal de este cambio es llegar a un público diferente y darse a conocer en una nueva rama del mundo del streaming.