Máximo Huerta (53 años) ha vivido un fin de semana de lo más intenso y emocionante firmando ejemplares de su última novela, París despertaba tarde, en la Feria del Libro de Madrid. Por fin, el empresario y literato podía reencontrarse con su adorado público después de que, el pasado 30 de mayo, tuviera que cancelar sus compromisos promocionales a causa de una diverticulitis aguda de colon.
Un revés de salud que lo mantuvo, incluso, ingresado de urgencia, como él mismo desveló, y que le obligó a causar baja en la mencionada feria. Este pasado sábado, 8 de junio, Máximo se ha desquitado y, feliz y exhausto, ha recibido oleadas de cariño y amor de sus incondicionales lectores.
Tras su escapada a la capital de España, este lunes, 10 de junio, Huerta ha regresado a Buñol, a la vera de su madre. Y allí, bien temprano, el comunicador ha retomado una rutina que, semanas atrás, había dejado apartada: postear una pequeña reflexión en su red social Facebook. En esta ocasión, el que fue presentador de televisión escribe sobre los días grises y encapotados, como el que reina este lunes en gran parte del país.
Huerta defiende el gris, y los días de recogimiento y de nubarrones emocionales. "El día gris me convence. Me tiene ganado el cielo cuando se pone opaco, cuando el azul es más ceniza y el sol se cuela apenas por las nubes. ¿De verdad?, me dijo la taxista ayer. Absolutamente cierto. Me gustan los días en los que el sol se esconde y desaparece hasta nuevo aviso", comienza su post.
Y añade: "Y me alegra cuando aparece, sí. Pero que aparezca como sorpresa, no como costumbre. La sensación de calma es poderosa y me contagia. Pienso mejor, mi mar interior se pausa, tengo ganas de escribir, de pasear, de hablar con amigos, de sentarme a leer. Todo eso sucede cuando el cielo está como hoy, gris".
En este punto de su relato y descargo personal, Máximo puntualiza: "Entiendo -aquí todo hay que explicarlo porque si no da lugar a malentendidos (por eso dejé de escribir este diario)- que cuando uno vive en zonas grises y de constantes días de lluvias, se harten, se depriman, se tiren de los pelos. Vale. Bien. Pero yo sólo venía aquí a decir que en días como hoy me siento capaz de volar".
Justo al final de su profunda reflexión, Huerta opina de la canícula, del período que llegue: el verano. El tiempo de descanso, asueto y diversión, a priori: "Postdata: odio el verano. El verano es para ricos que tienen barco y aire acondicionado en todos los lugares. El verano te asfixia si no tienes piscina, mar o algún plan fresquito. Así de simple. Y lo pienso desde 1971. Buenos días".
Su adiós temporal
Fue a mediados del mes de mayo cuando Máximo Huerta anunció que cesaba sus publicaciones de Dietario con perro a los pies, una especie de columna que publicaba en su perfil de Facebook.
"Paré de escribir mi rutinaria columna del Dietario con perro a los pies porque detesto que algo se haga viral. Lo viral me suena a virus. A contagio. A pandemia. A mal. El tema del último post era muy delicado, muy sensible. Demasiado íntimo como para que fuera prostituyéndose por los diarios, con titulares llamativos o en los casilleros de opiniones que hablan de oídas", sostuvo.
Finalmente, y por fortuna para quienes lo siguen y admiran su prosa, Máximo Huerta ha regresado, y parece que para quedarse. "Gracias a todos los que ayer sábado me hicisteis feliz. (...) Ha sido un día muy bonito en la Feria del Libro de Madrid. Me acuesto agotado y satisfecho. Gracias por vuestras palabras. Os haré caso", ha escrito este domingo, 9 de junio.