Locomía está de regreso, aunque la realidad es que nunca ha dejado de estar presente. Con el paso de los años, la formación musical se ha ido renovando, cambiando de rostros y aprendiendo a mantener su esencia que tanto le caracteriza. Parece que el estreno de la película Disco, Ibiza, Locomía ha vuelto a poner en el primer plano a los integrantes del grupo.
Siempre se ha dicho que en torno a Locomía existía una especie de maldición. En sus tres décadas de existencia han pasado hasta 15 artistas y en los últimos cinco años han muerto tres de sus integrantes por distintas causas.
Santos Blanco fallecía el 15 de junio de 2018 por "causas naturales", una primera pérdida que conmocionó a todas las personas que alguna vez han agitado los abanicos al ritmo de Locomía. Con la misma edad, tan sólo un mes después, el 16 de julio, se fue Frank Romero. Una bacteria fue la causante del terrible suceso tal y como adelantó EL ESPAÑOL en exclusiva. En noviembre de 2023, murió Francesc Picas.
Ahora, uno de sus fundadores, Xavier Font (61 años), se enfrenta a un cáncer de próstata; y su hermano, Luis Font (55), vive de lo que gana cantando y tocando en el metro de Madrid. Pero no es el único problema al que se tienen que enfrentar los cantantes. Desde años, protagonizan una guerra que parece no tener solución. Juntos consiguieron crear uno de los grupos más populares, pero la fama y el éxito les separaron para siempre.
"Mi propio hermano hizo que me expulsaran de Locomía y caí en un pozo sin fondo que me causó una depresión y una adicción muy fuerte", confesó Luis Font en una reciente entrevista a Pronto. A pesar de ser hermanos de sangre, actualmente no mantienen ningún tipo de relación.
"La relación con mi hermano es inexistente. Por salud mental decidí apartarme de él porque durante 30 años he intentado estar al lado de una persona que es complicada y compleja", ha asegurado el artista en Juntos. No esconden las diferencias, pero cada uno lleva una vida completamente diferente.
Dicen que la enfermedad une a las personas, pero no es el caso de los hermanos Font. Fue precisamente en la premiere de la película cuando Xavier anunció que padecía cáncer de próstata. Lo hacía con un único objetivo: visibilizar la lucha contra la enfermedad. "Estoy feliz, me voy a quitar una parte de mi órgano que no funciona y se acabó y voy a seguir. Uno se levanta de las dificultades", aseguraba en aquel momento.
Sin embargo, el fundador también está viviendo un gran momento personal y en el que va a centrar toda su atención en los próximos meses. Junto a su pareja Harold Cara (27), con el que se lleva 34 años y al que conoció por una aplicación de citas hace tres, se convertirá en padre a finales de año por gestación subrogada.
Una situación que difiere completamente con la complicada situación personal y profesional que está viviendo Luis. Tal y como él mismo se ha encargado de explicar, su único sustento económico es lo que gana diariamente en el metro de Madrid cantando entre vagón y vagón.
La ayuda de sus amigos ha sido fundamental estos últimos años: le apoyan económicamente y también le dan un refugio, después de un tiempo teniendo que vivir en calle. En una reciente entrevista aseguró que lo máximo que ganaba al día eran 20 euros. Sabe que su futuro no está entre estaciones de metro, pero hasta encontrar un trabajo es lo único que tiene. Como no podía ser de otra manera, el abanico forma parte de sus actuaciones improvisadas.
"Locomía ha sido mi mayor sueño y mi mayor pesadilla", ha defendido, pero sabe de dónde viene y cuáles son sus raíces. El éxito que vivió siendo un adolescente ha quedado opacado por la guerra abierta que tiene contra su hermano mayor. "Él se cree a día de hoy el ombligo del mundo, pero lo que ha hecho es romper una familia maravillosa. Es un manipulador, un terrorista emocional y familiar. La cara es el espejo del alma, y él la tiene que tener muy sucia", defendió en una entrevista para este periódico.
Esta guerra y sus vidas tan diferentes vuelven a sacar a relucir la posibilidad de la existencia de una maldición, de la que no quieren oír hablar, en torno al grupo. A pesar de la popularidad de la que una vez gozaron, sus integrantes han vivido un camino lleno de piedras y obstáculos. "Están pasando un cúmulo de cosas con las que hay que lidiar, molesta que se hable de maldición", confesó Jordi Tarré a este diario. De hecho, se han intentado alejar por todos los medios de este calificativo.