Fayna Bethencourt y Carlos Navarro, 'El Yoyas', en una imagen de junio de 2021 mientras eran pareja.

Fayna Bethencourt y Carlos Navarro, 'El Yoyas', en una imagen de junio de 2021 mientras eran pareja. Gtres

Famosos TORMENTOSA HISTORIA

La violenta relación de Carlos Navarro, 'El Yoyas', con Fayna Bethencourt: palizas frente a sus hijos, insultos y chantajes

El que fuera concursante de 'GH' ingresó en prisión este pasado miércoles, 26 de junio, por delitos de malos tratos y lesiones contra su exmujer.

27 junio, 2024 02:20

Hay historias de amor que se consolidan en los lugares más inesperados. Aunque no ha sido el primer programa de telerrealidad en España, ya que según las crónicas de ABC ese honor lo ostenta ¿Quiere ser usted torero?, retransmitido en directo en 1948 antes de que surgiera TVE, lo cierto es que Gran Hermano 1 sí tiene el récord del primer reality masivo en nuestro país. Tras su estreno en abril del año 2000 y hasta su finalización 89 días después, el concurso obtuvo una media de 7,7 millones de espectadores y un 51,2% de cuota de pantalla.

En un pasado pretérito y ya pluscuamperfecto quedan aquellos gritos de Jorge Berrocal cuando decía "¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?" sobre su relación con María José Galera (54 años). En aquella edición también surgió el amor entre Israel y Silvia. Mientras que de la siguiente, Gran Hermano 2, es recordado el affaire de Ángel y Sabrina. Todos acapararon cientos de páginas en la prensa rosa, pero de los enamoramientos en la historia de este concurso, la violenta relación de Fayna Bethencourt (48 años) y Carlos Navarro, El Yoyas (46), es la que posee todos los ingredientes para considerarla un culebrón.

Este pasado miércoles, 26 de junio, fue detenido el polémico concursante y excolaborador televisivo prófugo de la justicia desde noviembre de 2022 cuando el juzgado de lo Penal número 5 de Gran Canaria emitió una orden de búsqueda y captura por los malos tratos perpetrados a Fayna y sus hijos. El inicio de su historia de amor catódica no auguraba un final feliz

Fayna Bethencourt y 'El Yoyas' en un programa de televisión.

Fayna Bethencourt y 'El Yoyas' en un programa de televisión. Televisión.

Durante las emisiones de Gran Hermano 2, la pareja protagonizó discusiones de alto voltaje, sobre todo, por parte de El Yoyas, quien finalmente fue expulsado por su violento comportamiento. A partir de ahí, el amor se volvió ciego. O como muy bien dijo Marian Keyes en Por los pelos, "el amor es ciego, no había duda al respecto. En su caso también era sordo, mudo, disléxico, tenía una cadera mal y los comienzos de la enfermedad de alzhéimer". A Fayna no había quien le quitara las vendas. A pesar de lo vivido en directo.

En cierta ocasión Carlos la empujó y le tiró de los pelos, pero intentó zafarse con un simple "te estoy pegando de cachondeo". Fayna le replicó: "¡Si casi me partes la oreja!". Nadie pasó por alto aquel encontronazo, excepto la concursante. Lo daba todo por El Yoyas y él, con sus ademanes de mal gusto, alardeaba que ella era su posesión más preciada. Mal comienzo. La familia y amigos de la exconcursante intentaban persuadirla.

"Le voy a pegar dos yoyas que le van a temblar las orejas", le dijo cabreado Carlos a Ángel Tous en el concurso. Yoyas, yoyas, yoyas… Casi siempre intentaba sacar la mano a pasear, de ahí su apodo. Fayna no era consciente de los primeros síntomas. Así lo relató ella a Risto Mejide (49) en Viajando con Chester: "El rebelde sin causa no había conocido el amor verdadero hasta que me conoció a mí" o "Ni Carlos es violento, ni yo consiento los malos tratos". Primeros indicios de que algo no funcionaba, pero ella se blindó por amor.

Al salir de la casa de Guadalix se instalaron en un hotel a las afueras de Madrid. Ahí empezó su convivencia ajenos a las cámaras. Su popularidad era tan alta que a veces la Policía tenía que intervenir para separarles de las hordas de fans que se arremolinaban en las calles con tal de hacerse fotos o pedirles autógrafos. Estando en aquel alojamiento, Carlos le hizo de comer por primera y única vez. "Pero no te acostumbres, ¡eh!", le dijo al girarse. Fayna no se dio cuenta de lo que significaba aquella primera señal. Se limitó a sonreír.

Hubo otros gestos románticos que la cegaron por completo, como el día en que le preguntó cuál era su fruta preferida y él cruzó la autopista con una caja de fresas por lo que ella pensó lo afortunada que era. Parecía no importar otros comportamientos agresivos que tuvo el exconcursante en otros programas de Telecinco que se convirtieron en cómplices de sus actos, como cuando le contrataron como colaborador en Crónicas Marcianas (2001-2004) y Salvados (2008-2011) junto a Jordi Évole (49) en la sección Apatroyuyando.

En el programa de Javier Sardá (66), Carlos mostró lo iracundo que podía llegar a ser cuando maltrató verbalmente a Loles León (73), que salió llorando, o cuando le pegó tales yoyas a Antonio David (48) antes de salir al plató. Fayna no decía nada. Priorizaba las pocas palabras bonitas o los detalles que tenía. Pero aquellos momentos se empezaron a teñir de celos, prohibiciones e insultos. Ambos se adaptaron a estos comportamientos.

Fayna y sus dos hijos, fruto de su relación con 'El Yoyas', en una imagen de redes sociales.

Fayna y sus dos hijos, fruto de su relación con 'El Yoyas', en una imagen de redes sociales. Instagram

El rol del abusador y la sumisa estaban bien definidos. La de Las Palmas confesó a Risto cuál había sido la primera vez que el catalán le agredió físicamente: "Cruzamos una calle, no recuerdo qué pasó o qué dije y me cogió la mano y me la apretó tan, tan fuerte, que se me saltaron las lágrimas". Carlos expandía luz de gas alrededor de su pareja para confundirla, seducirla y someterla. Cualquier crítica que ella hacía tenía su castigo. Pero la justificación de no soy una mujer maltratada estaba permanentemente en los labios de Fayna.

Cuando se mudaron a la comarca del Garraf, cerca de Sitges, en un piso cercano a la playa, Fayna empezó a vivir episodios de terror. "Ten cuidado con lo que haces porque el Garraf es muy grande", le decía él. Lo mismo le gritaba cuando a los pies de Montserrat: "Ten cuidado, que Montserrat es muy grande". De su boca no salieron las palabras te voy a matar, pero a buen entendedor…

Sin embargo, en aquellos momentos Fayna no entendía nada. Interpretaba sólo sus buenas acciones. "Supongo que es difícil ser un monstruo las 24 horas del día. Me agarré a los momentos maravillosos que, en realidad, eran un espejismo", ha asegurado ella en algún momento. 

A las heridas psicológicas siguieron las físicas. Empujones, patadas e incluso llegaba a apretarle la rodilla a la altura de la articulación con dos dedos hasta que gritaba de dolor o propinarle un cabezazo en la espalda ante sus hijos. A pesar de los episodios de terror vividos, siempre había un rayo de luz. Cuando se colaban por ahí, todo era miel sobre hojuelas. De esa parte bonita nacieron sus hijos.

He ahí la paradoja del amor. Quieres con locura y no eres consciente de la tortura. "Al salir de la casa viví mucho un espejismo", alegaba Fayna. Tras dejarle después de 16 años de relación, ella empezó a verbalizar que él le hacía sentirse culpable por lo que decía o hacía. "Eres tú la que está tocando los cojones", berreaba él. En más de una ocasión Fayna se quedaba paralizada y destruida durante días.

Hace dos años, cuando confesó de forma altruista en YouTube lo que había vivido, destacó que "de pronto todo es maravilloso. Se convierte otra vez en un ser de luz. Te dice 'perdona, perdona', pero luego remata con 'a ver, tienes la culpa tú, que eres quien me provoca, pero si te comportas no pasa nada'. Y todo volvía a ser estupendo".

Por ese tipo de situaciones Fayna se quedó enganchada. Incluso después de abandonarle pensó que iba a cambiar. Ilusa. Durante algo más de una década la joven se había acostumbrado a ciertos comportamientos, había dejado de expresarse y de hablar con sus seres queridos "porque pensaba que si lo hacía mi torturador iba a dejar de serlo", admitía en YouTube.

Con el nacimiento de sus dos hijos Fayna pensó que la calma reinaría en el ambiente, que la situación se normalizaría. Nada más lejos de la realidad. La violencia fue en aumento. Y lo peor de todo no eran los golpes "si no el miedo que pasas mientras te está agrediendo y piensas que no va a parar".

Los golpes y embestidas también se efectuaban ante la perpleja mirada de sus hijos. El miedo empapelaba el apartamento. Miedo a decir, pensar, expresar o hacer. En más de una ocasión, Carlos le decía a su pareja que "dentro de mí hay un monstruo nena y la única que puede hacer que pare eres tú", admitía en YouTube.

Poco a poco Fayna empezó a distanciarse a nivel mental, y unos años más tarde decidió abandonar el hogar con sus dos hijos porque se dio cuenta del peligro que corrían los más pequeños. Ellos fueron quienes le dieron el valor. Tuvo la fuerza para volver caminando a su isla con sus dos "personitas", como ella llama a sus retoños, "y fue un alivio porque me amenazó muchas veces de volver a la isla con las piernas por delante".

En los últimos seis años Fayna había potenciado la felicidad junto a Misael. "Para mis hijos él es su padre", aseveró en una portada de Lecturas. Sin embargo, el pasado mes de abril ella comunicó a través de su Instagram que habían decidido emprender caminos por separado. Hasta ese momento, Carlos seguía desaparecido, aunque la Policía le había localizado en una de las propiedades de sus padres a las afueras de Barcelona, pero no podían entrar al carecer de la orden judicial.

Sobre él seguía pesando la condena de cinco años y ocho meses por cuatro delitos de lesiones, un delito leve de amenazas, otro delito leve de vejaciones y otro por amenazas a la expareja de Fayna. A esa pena por maltrato habitual en el ámbito familiar se añadía otros cuatro años de prohibición de armas, alejamiento e incomunicación con su exmujer y sus hijos y la privación de la patria potestad.

Detenido Carlos Navarro 'El Yoyas' en L'Anoia (Barcelona) AGENCIAS

Cuando este miércoles a las seis de la mañana la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra entraron en la masía de l’Anoia donde se escondía Carlos Navarro con la complicidad de su padre, su hermana y su cuñado que le han estado abasteciendo de víveres durante todo este tiempo, lo primero que el exconcursante soltó a las autoridades fue "si hubierais llamado a la puerta, os habría abierto". Inmediatamente le llevaron a prisión.

Fayna, por su parte, se ha limitado a agradecer en sus redes sociales: "Gracias a toda la gente que me escribe para darme su cariño. Valoro de corazón cada mensaje de alegría por mí y los míos. Les abrazo muy fuerte a todos y especialmente a los que siempre han estado apoyándome durante todo este tiempo en esta lucha. Infinitas gracias", firmaba Bethencourt en un post en su perfil oficial de Instagram.