"Rosario Bermudo (72 años) ha sufrido mucho y se ha dejado mucho tiempo y salud. Quiere hechos, no tantas palabras leguleyas. Verle el fin a esto", explica a EL ESPAÑOL una fuente próxima a la hija biológica y reconocida de Leoncio González de Gregorio y Martí, marido de la duquesa de Medina Sidonia, bautizada mediáticamente como la duquesa roja.
Han sido muchos años de batalla y desgaste. En 2023, Bermudo, por fin, fue reconocida por el Tribunal Supremo como hija de González de Gregorio y Martí, pero aún quedaba un escollo por sortear: recibir su parte de herencia. Otra guerra entre Rosario y sus aristocráticos hermanos -Javier, Leoncio, Pilar y Gabriel- a la que se le imprimió una gran concordia el pasado 27 de mayo, en Soria, con la celebración de un juicio.
Parecía que nunca iba a llegar, pero tuvo lugar una cita con la justicia que cambió notablemente los hechos. Ese día 27, Rosario Bermudo vivió un día único. Al menos, en el juicio se produjeron dos acontecimientos a destacar: el feliz reencuentro de Rosario con uno de sus hermanos, Gabriel, y unas palabras de la jueza que dieron un esprint a la contienda: que las partes alcanzaran un acuerdo económico.
Detalló a este medio Fernando Osuna, letrado de Bermudo, que la jueza puntualizó que, en caso de no conseguir ese entente, se enfrentarían todas las partes a "consecuencias muy negativas" y se volverían a ver las caras el 9 de octubre en Soria. Tras esto, EL ESPAÑOL pudo conocer que los abogados de las partes iban a tener una reunión por videollamada en los primeros días de julio.
Ahora, este periódico está en disposición de ampliar esta información. Este encuentro se producirá el próximo lunes 8 de julio y, en primer lugar, tendrá lugar entre los letrados de los hermanos González de Gregorio, sin la presencia de Fernando Osuna, el representante de Bermudo. Conviene puntualizar que a Javier, Leoncio, Pilar y Gabriel los defienden juristas diferentes, no un único letrado.
Esta reunión se celebrará en Madrid y de forma presencial, pese a que en un principio Osuna aseguró a este medio que se celebraría por videollamada. El objeto de esta suerte de comité de letrados tiene que ver con alcanzar un acuerdo económico: procurar, según Fernando, acordar la cifra que Rosario Bermudo percibirá como hija biológica de Leoncio González de Gregorio y Martí.
Un primer paso al frente que irá acompañado de otras reuniones que formalicen el acuerdo final entre las partes. Todo hace indicar, pues, que las partes no volverán a darse encuentro en Soria. En otro orden de cosas, aquellas consecuencias negativas de las que habló la jueza tienen que ver con lo crematístico. Fernando deslizó, hace unos días, que ambas partes se juegan mucho a ese respecto.
La primera, su cliente: "Si perdemos, Rosario se queda sin un euro". Alcanzar ese acuerdo evitaría, además, el pago de las costas, las cuales, según Osuna, estarían fijadas en torno al "ocho o nueve por ciento" en relación con el dinero que se reclama de la herencia. El letrado estima que la herencia podría oscilar entre 1.250.000 euros y 2.300.000 euros, dependiendo de los criterios aplicados.
Fueron propios y extraños quienes se sorprendieron, el día 27 de mayo, con la presencia de Gabriel González de Gregorio en Soria y, además, con ese abrazo en que se fundió con Rosario. Osuna arguye que Gabriel siempre ha sido una persona "muy comunicativa" y se ha mostrado muy dispuesto a ayudar -a Rosario-.
El letrado, además, desliza que la relación entre los hermanos González de Gregorio no estaría pasando por su mejor momento y se vería marcada por los "pleitos" entre ellos.
El día del juicio, Gabriel se mostró muy conciliador. "Aparte de estas pendencias, es una alegría ver a mi hermana y a mis sobrinos. Espero que podamos olvidar las rencillas del pasado y construir un futuro juntos", expresó. Minutos más tarde, tras la celebración del juicio, González de Gregorio agregó: "A ver si llegamos a algún acuerdo antes de que nos coman los gusanos".
A la puerta de los juzgados, Rosario deslizó el delicado momento que vive: "Este año ha sido muy duro. Mi marido se ha quedado inválido y no puede salir a la calle. Mi hijo también va a ser operado. Necesito que todo esto termine para poder descansar".
Rosario Bermudo vive, a día de hoy, con "800 o 900 euros" de pensión. Es una familia que nunca ha nadado en abundancia y así seguirá. Bermudo defiende que nunca la movió el dinero. No es una mujer ambiciosa, y si logra percibir el dinero que le corresponde como hija su día a día transcurrirá sin alteraciones.
"No soy nada avariciosa. Antes vivía en una casa muy humilde y gracias al Ministerio de la Vivienda me dieron este piso en que vivimos. Si no, seguiríamos viviendo en esa casa que no teníamos ni agua. Ahora, con este piso, es cuando mejor estoy viviendo", aseveró, tiempo atrás, a EL ESPAÑOL.
Largo pleito
El 5 de diciembre de 2018, el titular del Juzgado número 77 de Madrid reconocía a Bermudo, que ahora tiene 72 años, como heredera legítima tras aportar al proceso una prueba de ADN con el 99,99 por ciento de coincidencia, el máximo que se puede obtener.
El final de este pleito se produjo después de un proceso de seis años y de que el 23 de marzo de 2017 se exhumaran en el cementerio de Quintana Redonda -Soria- los restos de Leoncio González para poder contrastar el ADN con el de la demandante.
Esta prueba resultó clave para confirmar que Rosario Bermúdez es hija de González, lo que le da derecho a reclamar parte de su herencia. Leoncio González de Gregorio, esposo de la duquesa de Medina Sidonia, fue miembro de una de las familias aristocráticas más importantes de España con un linaje que se remonta al siglo XV.