Adiós a parte de una de las etapas más boyantes cuando Cataluña estaba gobernada por Jordi Pujol (94 años), el presidente de la Generalitat que más tiempo ha estado en el poder entre el periodo de 1980 a 2023. Tras los delitos de corrupción, los Pujol vuelven a ser noticia porque este lunes 8 de julio ha fallecido la matriarca, Marta Ferrusola, a los 89 años.
Como Jordi y Marta eran católicos acérrimos, la divina providencia les juntó siendo adolescentes mientras eran miembros de la cofradía Virtèlia que estaba amparada por el Monasterio de Montserrat. Él tenía 20 años y ella 15. En el colegio homónimo estudiarían Federico Mayor Zaragoza (90), Pasqual (83)y Ernest Maragall (81) y Miquel Roca (84). Mientras estuvieron vinculados en esa parroquia, Marta se dedicaba a esparcir el bien realizando tareas sociales, enseñando el catecismo y ayudando en la construcción de parroquias en los barrios periféricos de Barcelona.
Durante el cortejo se dijo que Marta no tenía pensado contraer matrimonio y mucho menos si ese hombre era bajito, médico y que se llamara Jordi. Finalmente el elegido reunía las tres características. Jordi estaba tan colado por aquella joven cita de la pequeña burguesía que con la excusa de ir a recoger a su hermana María a la cofradía aprovechaba para quedar con Marta para llevarla a casa.
La pareja se casó el 4 de junio de 1956 en el Monasterio de Montserrat en una ceremonia oficiada por el abad Aureli M. Escarré. Amantes de los viajes y la naturaleza los recién casados pasaron la luna de miel por diferentes países como Suiza, Alemania, Austria e Italia.
Desde el principio hicieron un frente común para imponer su ideología nacionalista e independentista al precio que fuera. En vida, Marta tenía un carácter endemoniado que invitaba a la gente a hacerle prácticamente una reverencia, como ocurrió en uno de los desfiles moda de la pasarela Gaudí con un célebre cronista del corazón. Cuando en 1960 Pujol fue detenido y torturado por incitar a cantar la Senyera durante una visita de Franco, a partir de aquel momento supo que su marido era algo más que su, era un héroe para la nación catalana.
Fruto de un matrimonio del que recientemente celebraron el 68 aniversario nacieron siete hijos, Jordi (66), Marta (65), Josep (61), Pere (59), Oriol (58), Mireia (55) y Oleguer (52). El clan fue el pilar fundamental en el que sostendría Jordi Pujol después de que confundara Banca Catalana en 1959 junto a su cuñado y su padre, Florenci. Este volvería a ser noticia bastantes décadas después por los supuestos millones descubiertos a nombre de Jordi en cuentas ocultas en el Principado de Andorra que el expresidente justificó como una herencia. Amparado por el banco, a partir de la década de los ochenta comenzaron los diferentes chanchullos político-económicos que hicieron millonarios a los Pujol.
Lejos de permanecer en la sombra y, por supuesto, negándose en todo momento a caminar dos pasos por detrás cuando su esposo fue elegido mandamás de Cataluña, Marta influyó en las decisiones del ya extinto Convergència Democràtica de Catalunya CDC), creado por Pujol en 1974. Incluso participaba en reuniones de alto nivel con reyes y Emperadores, como Juan Carlos I (86) y Aki Hito (90) de Japón. Además, en 1990, Ferrusola se convirtió en empresaria tras cofundar la empresa de jardinería y sistemas de riego Hidroplant.
Amparándose en el poder omnímodo de su esposo, Marta abusó continuamente para que le adjudicaran contratos sustanciosos -bastantes fueron fraudulentos- para arreglar parques, jardines e incluso plantar el césped del Nou Camp del que los socios y jugadores se llegaron a quejar por la mala calidad ya que continuamente se inundaba el campo. Asimismo, la mayoría de las palmeras que decoran los aledaños marítimos de la Ciudad Condal también las plantó su empresa que tuvo que lidiar con muchísimas quejas porque la mayoría de las palmeras terminaban pudriéndose.
Mientras Pujol hacía sus tejemanejes políticos para controlar a Cataluña de una manera casi feudalista y se entrevistaba en secreto con sus importantes contactos como con el Emérito -se dice que Pujol le amenazó con tirar de la manta si no facilitaba el camino hacia la independencia- Marta hacía de las suyas con sus comentarios públicos nada ortoxos a la par que homofóbicos y xenófobos como cuando comentó en 1984 en TV3 -canal autonómico catalán y desde hace años uno de los brazos ejecutores del independentismo-que la homosexualidad "es un defecto, una tara, un vicio o todo a la vez", y casi dos dédos décadas después no le dolió en prendas manifestar que las personas de origen musulmán y los castellanoparlantes eran poco menos que amenazas para la sociedad catalana y que "mis hijos no podían jugar en el parque cuando eran pequeños. Me decían, 'madre, todos son castellanos". Muchos se preguntan si eso fue lo que aprendió con el catecismo.
Ennla intimidad, Marta siempre se encargó de la intendencia para que todo estuviera perfecto para que a su esposo y su numerosa prole no les faltara de nada. Desde que se casaron, Ferrusola ya fue consciente de que para Jordi primero era Cataluña y luego su familia.
La primera dama catalana o la madre superiora, como se hacía llamar en la trama de corrupción, siempre quiso tener la última palabra. Era más implacable que su esposo. Por ello no le importó despreciar a Pasqual Maragall cuando ocupó su cargo como Presidente en 2003 ya que lo consideró una injusticia.
En los últimos años, los que habían reverenciado a los Pujol terminaron por darles la espalda a raíz de sus escándalos financieros. Ferrusola tuvo tanto morro que en 2015 en el Parlamento Catalán confesó que "no tenemos ni cinco", en alusión al poco patrimonio de la familia y con respecto a las cuentas en Andorra matizó que allí "solo he ido a esquiar. Aquejada de Alzheimer desde 2018 y recluida entre sus residencias en una zona noble de Barcelona y la casa de veraneo en Queralbs (Gerona), la 'exprimera' dama falleció por una neumonía.