En las últimas horas, Sara Carbonero (40 años) ha recibido una dura noticia, un revés inesperado que ha tenido que encajar muy lejos, a casi 8.300 kilómetros de distancia de España. La periodista, que se encuentra de viaje en Panamá como embajadora de Buena Voluntad de UNICEF, ha sido informada del fallecimiento de un ser querido, de una persona muy especial en su vida.
Ha sido poco después de iniciar su viaje de cooperación cuando la presentadora de televisión ha sido informada de la peor de las noticias. Si bien Carbonero no ha querido desvelar la identidad de esa persona tan fundamental para ella, EL ESPAÑOL ha podido conocer que no se trata de ningún familiar. No obstante, el dolor es inmenso.
La exmujer de Iker Casillas (43) ha utilizado sus redes sociales para rendirle un emotivo homenaje "a la mujer más valiente y buena". Sara le ha brindado un desgarrador adiós que ha querido compartir con sus seguidores 3,5 millones de seguidores de Instagram. La que un día fue rostro estrella de Mediaset España ha comenzado su difícil post citando una frase de Jack Kerouac.
"La única gente que me interesa está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo. La gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, que arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡¡Ahh!!", ha posteado la manchega, parafraseando al novelista estadounidense.
"Escribo esta frase porque te encantaba", ha añadido dirigiéndose a esta persona que ha perdido la vida. Agrega Carbonero que jamás olvidará a esa mujer, natural de su pueblo natal, Corral de Almaguer: "Nunca, nunca te vamos a olvidar. Va a ser muy difícil vivir sin ti. ¡Qué puto dolor! Qué injusto...".
Ha querido la comunicadora despedirse así de "la mujer más valiente y más buena, la que desafió todos los pronósticos, la amante de la vida. (...) Te querremos y recordaremos cada día, en la plaza de Corral, en la mirada de tu virgen de la Muela. En las estrellas que desde hoy brillan con más fuerza que nunca mientras suena No Surrender".
Puntualizar que la canción de Bruce Springsteen y E Street Band es la escogida por Sara para acompañar este complicadísimo texto que ha publicado. El fallecimiento de esta persona tan genuina y especial para Carbonero acontece en un intenso verano para la periodista deportiva. Tras disfrutar de unos días de vacaciones en la costa de Almería junto a amigas como Isabel Jiménez, Raquel Perera o Vanesa Martín, Sara Carbonero ponía rumbo este pasado lunes, 5 de agosto, a Panamá.
El objetivo de este viaje es visitar, como Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF, el camino migratorio más peligroso del mundo, Darién, y visibilizar así la durísima realidad a la que se enfrentan anualmente miles de familias que atraviesan la selva en condiciones lamentables en busca de un futuro y mejores condiciones.
"Miles de familias cruzan la selva en situaciones lamentables en busca de un futuro y mejores oportunidades. Según los últimos estudios, 36.000 de esos migrantes son niños y, la mitad de ellos, menores de 5 años", ha escrito Sara, en las últimas horas, en sus stories de Instagram, donde está compartiendo todos los detalles de este viaje que, de seguro, cambiará aún más su vida y escala de valores.
La preocupación de Sara
En estos días, además de sus compromisos profesionales, Sara Carbonero está atendiendo la que es su mayor preocupación: el bache que está atravesando su madre, Goyi Arévalo, y del que informó EL ESPAÑOL hace un tiempo. Un período, qué duda cabe, agridulce para ella, que se refleja en alguna de sus publicaciones en redes sociales.
"De todos los viajes que podemos hacer, el más intenso, profundo y necesario siempre será hacia nosotros mismos. Hacia esos sitios donde convergen pasado, presente y futuro", comenzó uno de sus posts más profundos.
Y añadió: "Donde se enredan y entrelazan en esa trenza imaginaria que atrapa el dolor. Ese dolor que, en ocasiones, sumado a todo el ruido que enfrentamos cada día no nos deja ver lo esencial. (...) Gracias, vida, porque aunque estos años no me estás dando mucha tregua y me estás retando fuerte, el aprendizaje no sería el mismo sin tanta piedra en el camino ni mi nivel de conciencia tampoco. Aceptar, abrazar, transitar, no esquivar".