Antes de que el nombre de Jacqueline de la Vega (64 años) comenzara, allá por la década de los noventa, a sonar con fuerza en España -haciéndose un codiciado hueco en el mundo del modelaje y la televisión-, esta mexicana despuntó en su país natal con tan sólo 14 años. Siempre tuvo claro Jacqueline que lo suyo eran las pasarelas.

A esa tempranísima edad ya desfilaba en algunas de las pasarelas más importantes de Ciudad de México. Años más tarde, aterrizó en España y lo hizo para triunfar: se convirtió en una de las presentadoras más queridas en los años 90. Con esa gran elegancia que la caracteriza, y tamaña belleza racial, De la Vega enlazó un programa con otro. Todas las televisiones querían contar con ella.

El fenómeno Jacqueline ya había nacido. Fueron años de muchísima exposición y popularidad para ella. Uno de los primeros programas donde dejó su sello fue ¿Pero esto qué es?, de La 1 de TV, un magacín con humor y actuaciones musicales en el que trabajó junto a la estrella de los culebrones Carlos Mata y la actriz Elisa Matilla.

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La presentadora mexicana Jacqueline de la Vega en un evento en la capital de España, en 2017. Gtres

Más tarde, en 1992, estuvo al frente de su propio espacio, Para ti con Jacqueline de la Vegaun formato de entrevistas -que se emitía los domingos en la sobremesa-, por el que desfilaron rostros como Nieves Herrero (67), Enrique LoeweJavier Bardem (55). 

Desde entonces se hizo una imprescindible casi de cualquier programa. A finales de los años 90, y todavía de la mano de TVE, volvió a presentar varias galas especiales. Tras esto, José Luis Moreno (77) confía en ella para ponerla al frente de Noche de fiesta.

Más allá de su lado más profesional, en la vertiente personal, se puede decir que Jacqueline ha amado intensamenteUn buen día, durante una comida en el celebérrimo restaurante Archy conoció al empresario hostelero Cris Lozano -tío de Óscar Lozano (55)-, con quien estuvo casada desde 1992 hasta 2005.

Cuentan las crónicas que lo suyo fue amor a primera vista y todo un flechazo. En pleno apogeo de su romance, comenzó a florecer en la prensa del corazón la figura de Óscar Lozano, quien fue pareja de Carmen Morales (53) -con quien tuvo a su hijo Christian (28)-, y de Belén Esteban (50).

Jacqueline de la Vega, en uno de sus últimos actos públicos, el pasado mes de junio. Gtres

Jacqueline y Cris finiquitaron su historia, pero desde la cordialidad. Así hablaba ella en ¡HOLA! tras el quiebre del amor: "Cris es una persona excelente y muy honesta. Ha habido mucha complicidad en nuestra relación y, sobre todo, mucha comunicación".

Ese afecto continúa años más tarde. En 2018, el destino le tenía preparado un duro revés a De la Vega: la muerte de Cris, a causa de un infartoEl exmarido de la presentadora perdió la vida a los 70 años, mientras se encontraba en la isla indonesia de Bali, donde tenía una residencia y pasaba parte del año.

Fue aquel, amén de para la familia directa de Lozano, un período aciago para Jacqueline en el que admitió que se sentía "rota por dentro porque nuestra relación era algo espectacular. Este hombre fue mi confidente, amigo, socio y siempre ocupará un lugar muy especial en mi corazón".

De la Vega intentó ser madre en varias ocasiones. Era su gran sueño. Sufrió muchísimo, pues tuvo que hacer frente a varios abortos. Tras el dolor, vinieron la alegría y el gozo: se quedó embarazada. Lo consiguió gracias a la fecundación in vitro. Su pareja en aquel momento era el empresario vasco Josu Fernández.

Su historia se escribió desde 2006 a 2012. Fruto de la cual nació el único vástago de la presentadora mexicana, Iker (15). El amor, pese a todo, también se les acabó y en los últimos años tan sólo se ha conocido un hombre en la vida de la también modelo: el ejecutivo Luis Matoso.

En la actualidad, ironía del destino -allí murió Cris Lozano-, De la Vega está instalada en Bali. En realidad, vive a caballo entre Bali y Madrid. La mexicana es una empresaria de éxito: ha creado su línea de ropa, combinando dos de las cosas que más le gustan, la moda y el diseño. También ha construido un imperio de restauración formado por varios hoteles y restaurantes